"Capitulo 6=Dos de ti"

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Jungkook ya no temía, en realidad casi no sentía ningún sentimiento o emoción. Desde que puso un pie en la fúnebre pero elegante mansión de Jimin supo que no lograría salir hasta que el propio peli negro así lo quisiera.

No hay escapatoria alguna en ese lugar, toda puerta tiene cerrojo, hay un gran muro de concreto rodeando toda la residencia y cada esquina de el lugar está más que asegurada... no escaparía de ahí.

En ese momento un fuerte sentimiento golpeó su pecho, nostalgia y tristeza... el rostro de su madre y hermana apareció en su mente y un gran dolor se instaló en su corazón.

¿No las volvería a ver?, ¿Quien cuidaría de ellas?...

No pudo evitarlo pero se soltó a llorar siendo vigilado por Jimin en todo momento, el cual estaba en un constante debate mental...

El no había sido capaz de matar a ese joven y puro ser, su mente se negó por completo a quitarle la vida... algo en él le rogaba por ver más de la luz viva de aquellos ojos azabaches y odiaba ese estupido sentimiento.

Lo hacía sentir tan simple, tan delgado y frágil como una simple pluma blanca, hacía mucho tiempo que nada lo lograba doblegar de esa manera y se odiaba tanto por eso y también aborrecía a ese chico que lo estaba consumiendo tal como el fuego consume el cigarrillo.

—¿Ahora lloras? Hace un momento tu rostro era neutral...

—¿No me dejará verlas?—Pregunto el menor subiendo su lacrimógena mirada.

—Claro que no... te mantendré aquí hasta que pueda matarte o hasta que mueras de hambre o sed, una de las tres... necesito sacarte de el mapa de alguna forma—Dijo el peli negro con una tétrica simpleza.

Jungkook se estremeció y asintió débilmente, lo sabía... estaba ahí para morir. No se quejaba, probablemente era lo mejor para acabar con todo el sufrimiento que había acumulado tras los años.

El gran peso de cuidar y proteger a su madre y hermana, el dolor de los golpes de Hoseok, las humillaciones que sufría por ser un "marica"... recordaba aquellas burdas palabras que le decían los hombres borrachos saliendo de aquellos bares de mala muerte o las múltiples golpizas que estos le daban por ser "afeminado".

Todo se acabaría al fin.

—Bien...—Dijo con su mirada gacha.

—Vamos...—Dijo Jimin tomándole de la muñeca con fuerza y sin delicadeza alguna haciendo que el contrario se quejase levemente.

Jungkook le siguió entre tropezones, caminaban entre un oscuro pasillo que llevaba a una puerta de mayormente metal y algo de madera.

Esta fue abierta por Jimin y unas grandes escaleras se presentaron, parecían ser infinitas ya que no había luz al final...era como un destino cruel y oscuro.

Bajaron las escaleras y Jungkook comenzó a temer ya que no veía absolutamente nada y uno de sus más vergonzosos temores siempre fue la completa oscuridad.

Escucho como otro cerrojo cedía y el rechinado de una puerta hizo que su piel se erizara.

—No quiero ruidos, hay un baño en la esquina de el cuarto, si logras encontrarlo puedes ir, pero no quiero ni un sonido... necesito pensar —Advirtió Jimin antes de lanzarle sin cuidado alguno dentro de aquella celda la cual estaba a profunda oscuridad sin ni siquiera una pequeña luz.

—¿M-Me dejarás aquí? —Preguntó el menor acariciando su brazo débilmente, ya que este se había lastimado al caer de lleno en el suelo—La oscuridad me aterra...

—Y a mi me importa una mierda...

Jimin cerró la puerta con cerrojo y se retiró de ahí, se alegraba por al menos no sentir arrepentimiento de dejarle en ese frío lugar ... aunque tampoco estaba demasiado contento consigo mismo, se tomaría todas las horas restantes de madrugada para arreglar sus pensamientos.

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