"Capitulo 25=La verdad de una sociedad enferma"

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Miércoles 13 de Mayo

Jimin sostenía sus manos con delicadeza mostrándole así cómo batir y mezclar la masa para pasteles de manera correcta y uniforme. Jungkook casi quería ronronear ante las caricias de Jimin, mientras juntos movían el cucharón de madera para incorporar todos los ingredientes en la dulce mezcla.

—No seas tan empalagoso Jimin...—Jungkook río al sentir los besos de Jimin sobre su nuca.

Jimin renegó en voz baja y tan solo se apegó más a el castaño mostrándole cuán mimoso y cariñoso puede ser.

—¡Basta! Así jamás terminaremos este pastel—Reprendió Jungkook a lo que Jimin contesto con un simple puchero de reproche.

Adoraba pasar tiempo de mimos y cariños excesivos con su chico, ambos llevaban muchos días así, ideándose cualquier actividad para no aburrirse aunque en realidad siempre dejaban todo de lado llegando bastante de costumbre a largas sesiones de besos y cariños que terminaban robándose horas y horas de sus días.

—Bien... termínalo tu, ya sabes cómo hacerlo—Sugirió antes de robar un beso en aquellos encantadores labios de fresa.

—Si... ¿qué tal si vas preparando el horno?—Jungkook sonrío, sintiendo ese delicioso hormigueo en sus labios que siempre conservaba como resultado de los magníficos besos de Jimin.

—Lo tengo cubierto—Jimin asintió dejando una última caricia en la cintura de el menor y se dispuso en seleccionar las piezas más convenientes de carbón y los trozos más secos de leña.

Colocó todos los materiales en el horno y no tardó más que un par de minutos en lograr encender aquella fogata que les servía a la perfección como método de cocción.

Jimin se levantó algo rápido de el suelo y admiró las llamas florecientes que comenzaban a carcomer la leña de manera hambrienta y desesperada, como si la estuvieran asfixiando paulatinamente y tomándose todo el tiempo de el mundo en ello.

—¿Jimin...?—Jungkook llamó pero su voz se escuchaba como un remoto eco—¿Estas bien?

"¡MAMA!"

Jimin escuchó a un niño en su mente, una voz tan Inocente y pura, carente de cualquier pecado ó desliz.

"¡¿A donde la llevan?!"

Ese niño era el... su mente le golpeó de repente con aquellas memorias que antes juraba que las había sepultado en los lugares más recónditos de su ser para no ser expuestas jamás, sin embargo, he ahí Jimin en un profundo y sufrible trance que lo comenzaba a envolver con aquellos dolorosos recuerdos. Y en un abrir y cerrar de ojos se vio adentrado en una clase de filme diseñado para ser su más perfecta tortura.

—¡Hijo!—Su madre gritaba histérica mientras aquellos escoltas de el alcalde la arrastraban en completa contraria de su voluntad—¡Yo no soy una bruja! ¡N-no hice daño a nadie!

El desdichado niño corría detrás de su madre hasta que unos brazos detuvieron su huida, gritó todo lo que pudo, forcejeó con toda la fuerza que un niño puede usar é intento todo lo que estaba a su alcance para que lo liberaran pero fue imposible y tan solo se obligó a dejarse hacer.

—Pobre bastardo y peor aún hijo de una bruja—Espetó aquel hombre mientras cargaba a el infante, siguiendo de lejos a los escoltas que acarreaban a la pobre Lily a lo que sería su trágica muerte.

—¡Jimin!—Escuchó el niño a lo lejos y captó los desesperados ojos de su madre, tan bellos y profundos, tan llenos de amor y cariño, pero también mucho miedo, miedo de perder a su hijo—¡No dejes que te hagan daño!

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