~1 DE ABRIL~-Buenos días. -Y como todos los días de éstas últimas semanas, la recepcionista de la primera planta pasó de responderme haciéndome rodar los ojos. -Si aún sigues enfadada por lo del primer día, el problema lo tienes tú y no yo.
Dicho esto, le sonreí falsamente para dirigirme al ascensor que ya casi se llenaba por todas las personas que estaban entrando.
El trabajo iba como viento en popa, Felicity me había ayudado mucho a familiarizarme con el entorno y eso era algo por lo que siempre le estaría agradecida. ¡Incluso nuestra jefa de planta me había felicitado por el buen rendimiento que hacía!
-Buenos días.
-¡Hola, Sabrina! Ya me estaba pareciendo raro que no aparecieras... -Alcé las cejas. ¿Tenía controlado hasta la hora a la que llegaba?
-Haré como que no he oído ésto último, Felicity.
-¿Por qué? Solo digo que siempre llegas a las ocho en punto y hoy lo hiciste a las y cinco. -Sí, definitivamente me controlaba la hora. -Anda, aunque dicho así suena un poco raro... Pero tú sabes que no soy una stalker, ¡¿verdad?!
-Seguiré omitiendo esta parte de la conversación.
-¡Será lo mejor! -Dijo sonriendome inocentemente para sentarse en su sitio. -Por cierto, hoy vendrá con nosotras a almorzar Johana.
-¿Y quién es esa?
-La asistente del jefazo. -Fruncí el ceño. ¿Se refería a Eve?
-¿Hablas de Eve?
-No, aunque Johana si que es la secretaria de Raymond y Eve del otro jefazo.
-¿Cómo que otro? -Pregunté mientras que Felicity volvía a asomar la cabeza por encima del tabique.
-¿Me estás hablando en serio?
-¡Claro que sí! Hasta donde tengo entendido, el jefe es Raymond...
-Uno de los jefes.
-¡¿Y como diablos llevo trabajando hace dos semanas aquí pensando que solo había un gran jefe?! -Felicity se encogió de hombros.
-¿Por qué crees que la empresa se llama C&C?
-¿Y yo que sé?
-¡Pues por los apellidos Castle y Carson!
-¿Y? -Volví a preguntar sin saber a dónde quería llegar.
-Que si una C pertenece a Raymond, ¿a quién crees que pertenece la otra?
-Ahora tiene todo más sentido... -Murmuré pensativa mientras que ella rodaba los ojos. -¿Qué? No todos tenemos tanta inteligencia como tú.
-Claro que no porque no existen dos personas iguales. No físicamente, claro, porque los gemelos si que son...
-Ya, Felicity. -La interrumpí mientras que ella se encogía de hombros. Si no la cortabas en el momento preciso, podía pegarse horas y horas hablando sin parar.
-Pues eso, Johana nos acompañará.
•••
-Encantada de conocerte, Sabrina. Felicity no para de hablar de ti. -Alcé las cejas. Pues déjame decir que es la primera vez que habla de ti...
-Espero que para bien...
-¡Si, por supuesto! -Me animé a sonreírle mientras que la susodicha venía a sentarse a nuestra mesa después de haber ido al baño.
-Bueno, espero que no os moleste, ¡pero ya me encargué de pedir lo de siempre en la barra!
-Mejor, así no tendré que esperar tanto.
-¡Lo sé!
-Y bueno, Sabrina. ¿Qué te parece la empresa?
-Quitando que me enteré hoy de que había otro jefe, muy bien, la verdad. -Respondí mientras que Felicity reía por lo bajo.
-Sí, Sabrina no conocía al señor Carson.
-¿En serio? ¡Con lo guapo que es! -Respondió la chica asombrada. ¿Qué más da que sea guapo? Sabiendo que Raymond era joven, estoy segura que ese Carson tendría edad como para ser mi abuelo.
-Sí, es una lastima que sea así de serio y estricto con todos...
-¿Lastima? Que sea serio solo demuestra que hace bien su trabajo. -Dije antes de que la camarera apareciera con nuestro pedido habitual. Me había afincado desde que lo había probado al sándwich vegetal de pollo.
-Oh, en eso doy fé yo, créeme. Dawson solo vive por y para su trabajo. -Me encogí de hombros antes de comenzar a comer mientras que las demás me imitaban.
Ahora sentía curiosidad por conocer a ese tal Carson. ¿Seria tan serio como decía Felicity o solo exageraba? Porque conociéndola...
El resto del almuerzo lo pasamos hablando de cosas banales y de algunos cotilleos amorosos que Johana había escuchado a lo largo del día. Espero no ser yo uno de ellos algún día...
De regreso a la empresa, tanto Johana cómo Felicity habían saludado a la recepcionista de la entrada, pero cuando su mirada cayó en mi, su rostro volvió a ponerse de piedra.
-Vaya, chica. No hace falta que me saludes con tanto entusiasmo... -Murmuré por lo bajo caminando directamente hacia el ascensor sin esperar a mis compañeras.
-¡Oye! ¿Qué fue eso con Daisy?
-¿Daisy? -Pregunté sin evitar reírme. -Y su novio que es, ¿el pato Donald?
-No está bien reírse de los demás, Sabrina. -Rodé los ojos ante el regaño de Felicity mientras que Johana me miraba esperando una respuesta. Si algo había aprendido hoy sobre ella, es que era la reina del chisme.
-A mi no me pasa nada, es ella la que no me traga desde el principio.
-¿Por qué?
-No lo sé... -Murmuré sin querer tocar mucho el tema. Entre menos supiera sobre mi altercado del primer día que pisé esta empresa, mejor.
-Bueno, como todavía tenemos tiempo, ¿qué os parece acompañarme a mi planta? ¡Me gustaría enseñaros la invitación para la gala benéfica que estamos preparando!
-¡Si, vamos! -Siguiendo a las dos chicas, subimos hacia su planta en el ascensor para dirigirnos a su escritorio, que si bien recordaba, estaba enfrente de Eve y ni me había fijado las otras veces que había subido al despacho de Raymond.
Eve nos saludó con la mano antes de que Johana buscara aquella invitación y nos la enseñara.
-¡Pero que bonita! Me encanta como queda el negro con el dorado.
-Sí, está bo... -Pero mi frase quedó suspendida en el aire cuando alcé la cabeza al escuchar voces cerca y ver a las personas que se encontraban hablando tranquilamente a unos metros de nosotras. -¿Johana?
-¿Si?
-Dime que ese hombre que está hablando con Raymond no es el otro jefe.
-¿Quién? -Preguntó antes de que ambas, Felicity y ella, miraran hacia donde yo lo hacía. -¡Si, ese es Dawson!
-Lo mato.
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Lazos De Sangre
General FictionLa vida de Sabrina Hamilton era tan normal como la de cualquier otra persona. A sus veinticinco años, aún se encontraba buscando trabajo en cualquier empresa, le daba igual el puesto que fuera mientras que cobrara un sueldo para poder mantener el pe...