Cap. 24

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Antonia
Antonia: ¡suéltame, idiota! -jalaba mi brazo fuertemente para lograr que Juan Pablo me soltara-
Villamil: ¿es que de verdad no te das cuenta de las cosas? -contestó bastante molesto soltando el brazo cuando ya nos encontrábamos fuera del bar-
Antonia: ¿que es lo que quieres? -contraataque en el mismo tono-
Villamil: ¿crees que es bueno y respetuoso de tu parte el besar a un desconocido por puro despecho? -se acercó a mi haciendo que retroceda unos pasos-
Antonia: ¡tú estabas coqueteando con esa rubia!, ¿eso es lo qué pasa?, ¿te molesta que yo sea rubia teñida?, pues déjame decirte que esa zorra también lo era -lo empuje para alejarlo de mi-
Villamil: ¡yo no estaba coqueteando con ella!, se acercó a pedirme una foto y se quedó hablando conmigo sobre Isaza, Antonia. No todas las personas somos como tú, que besan a un chico extraño cuando no piensan coherentemente
Antonia: ¿como yo? ¿Como yo dices?... ¿acaso se te olvida que TÚ fuiste el que terminó conmigo por una maldita llamada telefónica? ¿Que me engañaste meses con una persona la cual tú me habías dicho que no debía preocuparme?, y por cierto, ¡debiste ver como te miraba, te estaba acariciando el brazo! -alce más la voz- fuiste un increíble idiota y sin embargo te perdoné
Villamil: Esto es diferente, y qué lástima que no puedas verlo -se dio la vuelta dejándome ahí parada-

Lo admito me encontraba bastante pasada de copas y no razonaba absolutamente nada de lo que salía de mi boca, pero podía mantenerme de pie, gracias dios.
Entre al bar nuevamente furiosa tenía que tomar mis cosas para irme a casa, tomaría un taxi y esperaría por Mau y Santi que se encontraban aún en la fiesta, divide a mis hermanos, las chicas e Isaza con aquella rubia que había provocado todo, la miré bastante mal, lo cual ella notó pues podría jurar que se hizo chiquita en la silla donde se encontraba.

Simon: hey ¿qué pasó?, ¿todo bien? -me preguntó bastante preocupado-
Martín: ¿te irás? -tomó mi mano impidiendo que pudiera salir de ahí-
Antonia: estoy bien, y si, iré a casa, necesito dormir -me encogí de hombros tomando mi bolsa donde se encontraba mi celular-
Nath: no chingues Antonia no puedes irte así y mucho menos a esta hora -rodé los ojos sacando mi teléfono del bolso checando la hora, eran apenas la 1:30-
Antonia: estaré bien, mi departamento queda cerca -intente alejarme de ahí-
Isaza: ¿donde está Villa? -preguntó mirándome-
Antonia: No lo sé y no me interesa -me encojo de hombros- debe estar por algún lugar tragándose a alguna rubia, por que déjenme informarles que al parece le gustan -solté una risa sarcástica-

Todas mis malas vibras estaban siendo dirigidas hacia esa chica, pobre de ella, pero eso se gana por intentar coquetear con mi novio.
En ese momento mi celular sonó indicando una llamada.
Era Santiago, bendito seas Santiago Achaga.
Conteste de inmediato la llamada alejándome un poco de ahí.

Santiago: nena dónde estás? Ya estás en casa?
Antonia: estoy en el bar que te dije, apunto de ir a casa.
Santiago: Oh quédate ahí, Mau y yo estamos yendo a casa, pasaremos por ti, en cinco estamos allá
Antonia: Claro, salgo de una vez -colgué la llamada guardando el celular-

Cuando me gire nuevamente para volver a avisar que me iría, mis amigos se encontraban riendo de algo que esa estupida rubia teñida había dicho, suspiré controlando mis impulsos de ir ahí y arrancarle las extensiones y me di vuelta nuevamente para salir de ahí a esperar a mis bebés.
Cinco minutos después ellos estaban aquí, subí al auto, ellos me conocían mejor que nadie y habían notado mi mal humor.

Mauricio: ¿que ha pasado? -preguntó mirándome por el retrovisor una vez que había comenzado a conducir-
Antonia: Besé a un chico por que Villamil coqueteaba con una rubia -susurre-

Sabía que había hecho mal, y sabía que ellos me reprenderían demasiado.

Santiago: ¿Qué hiciste, boluda? -volteó rápidamente a verme-
Antonia: esa estupida le coqueteaba y él no hizo nada, me dijo que hablaban de Isaza, pero yo sé que a ella le gustó mi novio
Mauricio: ¿Tú los viste besarse o algo así?
Antonia: No, pero ella lo estaba tocando mucho.
Santiago: Pero el té dijo que hablaban de Isaza, te explico todo.
Antonia: lo sé, pero ahora esa estupida pelos de elote se está robando a mis amigos, ¡se estaban riendo con ella! ¿Qué les daba risa?, ¿su nariz falsa o los pupilentes azules? -bufé- mis ojos son azules y naturales, ¡son más bonitos!
Mauricio: obviamente lo son Tony, pero no debiste hacer eso y lo sabes, debes hablar con él y disculparte, y en todo caso, el también debe hacerlo.

Llegamos a casa, les deseé una buena noche y subí a mi habitación, tenía que dormir para poder analizar mis ideas y canalizar mi ira, y también para dejar de ser tan inmadura.

Para Que Nadie Se Entere. -Juan Pablo Villamil.- LDA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora