Cap. 31

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Antonia
Hoy íbamos a juntarnos en casa de Nath, había pasado a dejar a Joaquín al foro pues le tocaba grabar nuevamente, habíamos tenido una pijamada la noche anterior, al despedirme, continué con mi camino a casa de Nath.
Podrían ver raro esto, pero Nath nos dio a Gi y a mi una copia de la llave de su casa, así que al llegar use esta y entre enseguida yendo hacia el gran patio donde todos se encontraban.

Martín: ¿me explicas por que no dejaste que nosotros pasáramos por ti hoy? -cuestionó al verme llegar mientras colocaba sus manos en su cintura-
Antonia: Ew Martín, contrólate un poco... anoche tuve una pijamada con Joaquín, y hoy lo lleve a su grabación, y podía venir para acá después de aquello -me encogí de hombros mientras me sentaba a un lado de mi novio dejando un beso en su mejilla-
Gisselle: ay, amo a ese niño, es tan adorable -hizo un puchero-
Nath: ¡ay si!, se pone todo rojito -miró a Gisselle asintiendo con su cabeza-
Antonia: es un amor -las mire asintiendo tal cual Gi lo había hecho-

La comida estaba lista, pero los refrescos se habían quedado adentro, por lo cual alguien debía pararse e ir por ellos, ese alguien debía ser yo, pues estaba lamentablemente más cerca de la puerta hacia la casa.
Al estar dentro el timbre sonó, no sabía si habían encargado algo, pues solían pedir los postres, pues todos eran malo en ellos. Abrí la puerta con la desagradable visita de Leila, rodé los ojos mirándola.

Antonia: ¿cuando se supone que te vas? -me di la vuelta comenzando a caminar de nuevo hacia dentro. Una mano en mi muñeca me detuvo-
Leila: es bastante adorable el cómo te sientes atacada por mi, sabes que pronto dejarás de ser la única chica en sus vidas, ¿acaso eso te molesta? -preguntó riendo-
Antonia: jamás van a quererte como lo hacen conmigo, sigue soñando -sonreí arrogantemente-
Leila: no parece, me consideran su amiga, y deberías acostumbrarte a verme por aquí, Isaza y yo pronto seremos novios oficiales... pero tú y yo sabemos a cuál es el que en realidad quiero -sonrió cínicamente acercándose a mi- deberías cuidar mejor a Villamil
Antonia: mira, señora operaciones, tú jamás serás como yo, jamás podrás tener todo lo que yo tengo, y me da pena por ti, ellos no van a quererte como a mi, y si tengo que repetírtelo todos los días, lo haré hasta cansarme, por que me tienes malditamente cansada, y te advierto, que si tú te atreves o si quiera a pensar en lastimar a Isaza, no me va a importar el mandarte nuevamente al quirófano por un nuevo arreglo a tu horrible nariz -susurre solo para que ella pudiera escucharme. Me miro queriendo matarme- Villamil jamás, escúchame bien, jamás va a amarte.

Me di vuelta caminando de nuevo hacia afuera, y sonreí dejando el refresco en la gran mesa, por fin había soltado todo lo que necesitaba, suspiré mientras me sentaba nuevamente. Leila apareció a los segundos, todos la saludaron, se sentó a un lado de Isaza quien se veía tan feliz a su lado, me rehusaba a verlo sufrir, el era literalmente mi hermano, si tenía que golpear a la teñida lo haría sin dudar.
Comimos todos tranquilamente, pero no podía dejar de pensar en las palabras de esa loca "deberías cuidar mejor a Villamil"
¿Qué tenía que hacer? ¿Decirle a mi novio y llevarlo conmigo a casa? ¿O simplemente confiar en él y en qué no haría nada malo para nosotros?
Esto estaba consumiéndome, quería gritar y levantarme a golpear a esa estupida quien sonreía como todo un ángel mientras abrazaba y besaba a mi amigo, tenía tantas ganas de golpearla, mi celular sonó haciendo que todos mirasen hacia mi, era un número que no tenía registrado, me levanté de ahí contestando enseguida.

Antonia: Hola? -pregunté confundida-
Xxxx: Antonia?, hey soy Joel -reconocí su voz al instante-
Antonia: ¡hola! ¿Como conseguiste mi número?
Joel: ¿olvidas que conozco a Ale?
Antonia: es cierto!
Joel: quería saber cómo estabas... bueno queríamos saber -dijo algo nervioso- te extrañamos mucho
Antonia: yo también los extraño... estoy bien, ¿ustedes donde están?
Joel: Los Ángeles, estamos descansando un poco, luego iremos a México unos días, por eso te llamaba, tal vez podríamos vernos, todos, obviamente.
Antonia: Claro, me encantaría verlos, me avisas cuando estén aquí?
Joel: por supuesto que si. Bien he dejo. Buenas noches, Ocean.
Antonia: buenas noches -sonreí al colgar-

Salí nuevamente a donde todos se encontraban, seguían platicando, y riéndose con doña cirugía.
Por un momento había olvidado su presencia y en cómo mis amigos le prestaban tanta atención.
Seguí comiendo deseando que las noches pasaran y fuera la hora en la que Santi pasaría por mi.

Para Que Nadie Se Entere. -Juan Pablo Villamil.- LDA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora