Capítulo 17. Guerra

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Bulma miraba a su alrededor. Se encontraba en el templo del planeta Akrog, aquel que le hicieron al Dios Beerus. Tras el mensaje que hizo Vegeta los habitantes habían abandonado aquel lugar, así como dejaron de venerar al ser, destruyendo cualquier imagen o estatua de él. Ahora aquel sitio sagrado serviría para ocultar a tantos habitantes como cupieran en ella. La joven sintió unos dedos entrelazarse con los de ella. Miró su mano y la que ahora la agarraba, alzó la mirada y observó a la mujer a su lado, encontrándose con Nella, la cual tenía un gesto apagado. En su rostro se apreciaba el cansancio y la tristeza, dejando en aquel cuerpo a un ser errante sin alma para mantenerse. No habían tenido oportunidad de hablar tras lo acontecido con Nappa, en parte era porque la humana no estaba preparada para ello y sabía que su amiga tampoco era capaz de mencionarle sin romper a llorar.

Siempre que la veía venía a su mente el mismo recuerdo. La mujer besando a Nappa antes de que las puertas se cerrasen ante ellos, pidiéndole que volviera a su lado. Cada vez que cerraba los ojos y recordaba a ambos amantes separándose podía leer la palabra culpabilidad. Sentía que todo lo que estaba ocurriendo había nacido de su imprudencia. Había perdido a un hombre que para ella era lo más cercano a una figura paternal, y ahora temía de perder a todos los que estaban a su alrededor, a todos los que ella amaba.

–Momentos para recordar–Bulma miró al Príncipe Darek que estaba delante de las dos mujeres, sentado entre algunos niños asustados que se habían acercado a él buscando algún tipo de protección. La adolescente analizó el rostro del hombre, él que parecía siempre sereno ahora lo encontraba sumido en la incertidumbre–. A mi mente vienen aquellas discusiones que tenía con mi padre. Él quería que fuera un guerrero y yo lo único que deseaba era ganar batallas a través de la palabra. –

–¿Te arrepientes? –Darek sonrió tristemente mirando a la joven. Negó sin pensarlo.

–Esto es una guerra, Bulma–contestó el Príncipe mirando los rostros de sus habitantes asustados–. Una población débil oculta para no salir herida mientras los poderosos luchan por la victoria. Nosotros, los que aquí nos escondemos, luchamos por nuestros derechos con el puño alzado, pero nunca para golpear.–

–Freezer no entiende de eso–Bulma miró a Nella, apretó su mano con fuerza haciendo que ella respondiera con una sonrisa fingida.

–Nappa era un gran guerrero–las dos mujeres miraron al Príncipe que la contemplaba con el mismo gesto de incertidumbre–. Él ha arriesgado su vida para salvar más. Yo lo haría por vosotras y mi pueblo pero...–

Bulma contempló a la población que había allí escondida junto con ellos. Allí se ocultaban familias, pero abundaban más personas mayores y niños. Los que no cabían iban a otros templos ocultos o, desgraciadamente, debían quedarse en sus hogares. En aquel planeta sólo fueron a pelear los que pertenecían al ejercito de Akrog y todo aquel soldado de Palacio o algún ciudadano capacitado para la lucha y que quisiera pelear. El Príncipe Darek no obligaba a sus habitantes a ir a la guerra, pero no podía ocultar su mirada apagada y culpable que la adolescente descifró.

–Tu pueblo te necesita aquí, Darek–el Príncipe miró a la humana que la contemplaba–. Eres un hombre que sabe utilizar las palabras correctas para llamar a la calma. Vales mucho más estando aquí que allí arriba. No podemos perderte a ti también. –

Darek asintió y sonrió. Miró a la joven que a pesar de estar tan asustada como cualquiera allí, todavía tenía fuerzas para apoyar y reforzar a los demás.

–Ganaremos–Darek habló a su pueblo, así como a las dos mujeres que aún estaban agarradas de la mano–. Tenemos grandes guerreros peleando por nuestro planeta. Hoy es el día que del fin de Freezer y del comienzo de una nueva era, de paz y tranquilidad. Akrog será el mejor lugar en el que vivir. –

Almas perdidas [BulmaxVegeta] ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora