Capítulo 9. Príncipe Darek

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La llegada al planeta Akrog fue como un deja vu para Bulma. Todo aquello le recordaba a cuando llegó al planeta Kavit, sólo que ahora Vegeta no tenía intención de hablar con ella.

Salió de la nave y, como aquella misión, Nappa era el encargado de entablar conversación de primera mano. Mientras ella se acercaba estudiaba al hombre con quien estaba hablando. Se trataba de alguien muy semejante a su raza. Su piel era de igual color, sus ojos de un magenta brillante, el cabello de color platino lo tenía rapado por ambos lados dejando únicamente unas trenzas por la parte central que acababan en una larga y alta coleta. Su barbilla estaba cubierta por una cuidada perilla de igual color que su pelo. Sus orejas, aunque pequeñas, terminaban siendo puntiagudas con un pendiente colgando en la derecha.

Sus ojos azules se posaron en el tatuaje que tenía en la frente de un extraño símbolo tribal celeste de forma circular.

Cuando llegó al lado del saiyajin calvo este se ofreció a saludarla, siguiendo así con su deja vu.

–Alteza, le quiero presentar a Bulma. Ella es una humana que trabaja como científica para Lord Freezer–el hombre observó con una cándida sonrisa a la joven. Ella se fijó en ese momento en la cicatriz en su mejilla izquierda.

–Os quiero pedir a todos que me tuteéis–la sonrisa del Príncipe molestó a Vegeta. Transmitía una paz que le perturbaba–. Me podéis llamar Darek.–

–Preferimos ser profesionales–dijo Bulma un poco incómoda. Después de lo ocurrido con Kavit no se podía fiar de nadie que tuviera relación con las misiones encomendadas por Zarbon.

–Y yo prefiero que vuestra profesionalidad esté dirigida más a la misión que a mi título–Darek observó como la humana sonreía con dulzura–. Si tenéis algo de equipaje les podéis pedir a los sirvientes que os lo lleven a vuestras habitaciones. En estos momentos me urge que hablemos de por qué estáis aquí.–

Bulma y Nappa intercambiaron miradas para luego, el calvo, desviar al Príncipe Vegeta que soltó un suspiro pesado.

–No hemos traído nada pues no pensamos estar aquí mucho tiempo–dijo Nappa a lo que Darek asintió.

–En ese caso os pido que me sigáis–el Príncipe se dio la vuelta y los invitados no tardaron en seguirlo detrás.

El Palacio del planeta Akrog era muy diferente al de Kavit. Había luz por todos lados. Los pasillos blancos y las columnas de mármol daban una gran sensación de paz y serenidad. Para Bulma aquel lugar era fascinante, para Nappa y Raditz curioso y para Vegeta otro infierno más.

Darek observó por el rabillo del ojo a los invitados. Observó al Príncipe Vegeta andar atrás del todo con los brazos cruzados y observando todo con ojo crítico. Delante de él Raditz y Nappa parecían que intentaban adivinar el precio de cada cosa que veían mientras que Bulma, solitaria a la cabeza, sonreía encandilada por la belleza del lugar.

–La base de Freezer no debe ser tan interesante–Bulma miró a Darek despertando de su sueño. Él sonreía contemplando la inocente mueca de la adolescente humana–. Eres la hija de Briefs ¿verdad?–

El corazón de Bulma dio un vuelco al escucharle mientras que los saiyajins observaron atentos ante la pregunta del Príncipe.

–Disculpa. He debido sonar insensible–Bulma apartó la mirada incómoda–. Supe lo de tu familia y lo de tu planeta. Tu padre era un buen amigo del mío.–

Nuevamente desvió la mirada al hombre. Esta vez no fue la sorpresa lo que la alteró, sino el hecho de que alguien conocía al hombre que más añoraba en el mundo.

–Era un buen hombre–después de decir eso se aclaró la garganta–. Escuché que heredaste la inteligencia de él y debe ser cierto sino Freezer no estaría interesado en ti.–

Almas perdidas [BulmaxVegeta] ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora