🐺 Capítulo 7|Atacada.

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CAPÍTULO 7= Atacada.

Taína:

É

l bosque en esta manada es diferente, me gusta aunque es muy frío y mi piel se congela pero por suerte ya le ví la razón al porqué de que mi loba es tan peludita.

Hoy creí que sería un día normal como mis días en casa, pero hasta ahora no es así.

Me acabo de despertar, el alfa Jack se a ido a una reunión y por primera vez en la vida me he salteado un desayuno.

Estoy a punto de recorrer la manada, practiqué cambiar de forma en la habitación de invitados y no lo logré así que tengo la esperanza de que al adentrarme en el bosque y hacer contacto con la naturaleza mi loba recolecte las fuerzas necesarias para permitirme habitar el segundo cuerpo con el que fui destina a ocupar y así comenzar la búsqueda tan esperada.

Me alejé de la casa del alfa aferrando el abrigo a mi pecho, es la primera vez que estoy a tan bajas temperaturas y me encanta. El bosque es totalmente blanco aquí, los árboles tienen forma diferente a los de casa, allá son anchos y muy altos, y aquí son finos y llenos de ramas y están cubiertos de espesa nieve.

No me perdí ningún detalle, ni los nidos de aves, ni los huecos de las ardillas en los árboles y
en cuanto llegué a una ubicación en donde que me sentí cómoda traté de cambiar de forma, me pareció una tarea fácil estando rodeada de naturaleza, pero descubrí que la tarea más sencilla para todos, era de lo más difícil para mí.

Primero aunque no quise que fuera de esta forma cambié las orejas, luego me salió una cola imposible de ocultar y mis manos se convirtieron en garras. Eso no fue nada, lo peor vino cuando me salió pelo en la cara y en las piernas.

Eran cardos enormes.

Fue una salvación cuando cerré los ojos, me relajé y al abrirlos era una loba completa, sino estoy segura de que me venderían a algún circo como la mujer peluda.

Caminé un paso y caí como un bebé, hice fuerza con las patas, me levanté y una vez más mi cabeza chocó contra la tierra húmeda del bosque.

Lo seguí intentando
¿Debía rendirme? No.

Me levanté y caí, me levanté y caí, una, dos...diez veces y hasta que pude sostener mi peso no paré.

Sonreí por dentro y practiqué dejar de tambalearme, aparentaba ser una loba borracha.

Avancé un paso y luego otro, me sentí fuerte, al menos psicológicamente ya que no necesité a papá como la primera vez, ni a nadie que empujara mi trasero para hacerme caminar.

-Corre- me alentó Coffie y comencé de apoco a corretear, luego al sentirme lista corrí y me adentré por fin en la búsqueda.

Me detuve bajo un clero de luz donde supuse que aquí al igual que en casa bajo la mismísima luz de la luna los lobos se transforman y capté nuevos olores, muchos de ellos agradables como el olor de los pinos, la fría brisa que transportaba el aroma de las comidas que las personas estaban haciendo en sus casa y también capté olores feos uno en específico el cual olía como si una manada entera hubiera alzado la pata y meando los árboles.

-Aléjate- la voz de Coffie me hizo asustar, sonaba asustada y agitada, tal vez nos forcé mucho al correr por tanto tiempo.

De repente cuando empecé a retroceder un enorme lobo salió de detrás de los árboles gruñéndome.

-¿Coffie?- la llamé, el miedo se oía en mi voz, necesitaba su ayuda urgentemente.

El lobo se acercó y yo torpemente retrocedí y caí chocándome con mis propias patas.

Wolf-Love 2: Mi mate es mi guardiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora