19. El culpable

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El viaje en el taxi fue demasiado silencioso. Nunca había pensado que Lena y yo podíamos haber pasado tanto tiempo sin hablarnos ni mirarnos la una a la otra. Supongo que ella estaría intentando asimilar todo lo que había pasado, por lo que yo me entretenía repasando los últimos momentos en mi mente.

Recuerdo la expresión de la cara de Lena al ser liberada. Sorpresa, alegría, confusión, pero también ira. Todas esas emociones pasaron por su cara en cuanto le explicaron que era libre. Lena era muy buena ocultando sus emociones, lo cual me decía que realmente no se esperaba ser liberada tan pronto y no estaba preparada para ocultarlas.

Pero ¿por qué la ira? Lena sabía que lo ocurrido no era culpa suya, que tenía que ser obra de otra persona. Seguramente alguien intentando culparla por su delito y le saldría bien porque todo el mundo se lo creería gracias a su apellido. Antes no estaba enfadada, y era extraño que se enfadara ahora por eso. Entonces el motivo tenía que ser otro.

Me giré a mirarla. Su cara no mostraba ninguna emoción mientras miraba por la ventana del taxi callada. "Tal vez debería quedarme aquí." "¡¿Qué?! ¿Por qué dices eso? Tú no mereces estar aquí, Lena. Tú no eres la responsable de las enfermedades de esos niños." "No, no lo soy..." "Entonces, no mereces estar aquí y yo te sacaré." "Kara... no hice eso, pero pude haber hecho otras cosas... peores...". La conversación se repetía en mi cabeza, la culpa que sentía mientras pronunciaba aquellas palabras. ¿Realmente quería seguir en la cárcel? ¿Qué clase de cosas podría haber hecho para que se enfadara de haberla sacado de la cárcel? Si no quería salir de la cárcel, ¿quiere decir que ahora que esta fuera volverá a hacer lo mismo?

No podía pensar en nada mala que haya hecho Lena. La investigué y no encontré nada. En sus antecedentes no hay nada. Estaba totalmente limpia a pesar de la familia en la que ha crecido. Era imposible, no pudo hacer nada malo, ella no era así.

En silencio llegamos a casa de Lena. La acompañé hasta la entrada de su casa, mirando como entraba en esta. Me giré, el taxi se había ido, prefería ir caminando hasta mi caso, o en tal caso volando. Eché un último vistazo a la casa y vi a Lena en la puerta. Su cara era inexpresiva, pero en sus ojos pude ver el miedo.

Me acerqué a ella poco a poco entrando otra vez en su propiedad. Lena seguía callada, pero ya no mostraba ningún rasgo de ira en sus expresiones. Un avance.


- ¿Lena? ¿Estás bien?

- ¿Puedes hacerme un favor?

- Claro, lo que tú quieras. - dije cariñosamente.

- Quédate. - mis ojos se abrieron completamente. - Por favor. - susurro.

- Vale.


Las dos nos dirigimos hacia el interior de la casa. Lena me dirigió por la casa, a pesar de que ya la conocía a la perfección. Todo estaba completamente igual, los cuadros, la estantería, la cama...


- ¿Quieres que te preste algo de ropa o...? - me preguntó.

- No, tranquila, estaré bien.


Avanzamos hacia la habitación. Recordaba la habitación de Lena, pero no recordaba ninguna habitación de invitados. Supongo que tendría que dormir en el sofá de su despacho.

Lena me cogió por la muñeca de mi mano izquierda y me introdujo en su habitación. Me quedé quieta observando como se sacaba sus tacones y comenzaba a deshacer su cama. Supongo que no se va a cambiar. Sin pensárselo mucho, Lena se metió en su cama y me llamó con su mirada. Yo repetí sus pasos, sacándome los zapatos y las gafas e introduciendo en su cama.

Las dos nos quedamos boca arriba en una habitación oscura y silenciosa. No sabía exactamente qué hacer. Había dormido con muchas personas antes: mi hermana, mi madre, mis amigas..., pero nunca me había sentido tan extraña cómo ahora.

Smart Investigations [Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora