VIII- Capítulo Ocho. - Encuentro
Narra Alexander
¿Y ahora qué? ¿Qué hago? ¿Cómo la busco? ¿Cómo la hago mía?
Estaba sentado en mi computadora, tecleando un trabajo de la empresa, estaba exhausto, no había descansado en todo el día, después de la operación de Liam, no he vuelto a verlos, ni a ella, ni a los niños; todos los días, me pregunto cómo hacer para acercarme a ellos, quiero hacerlo, tengo una esperanza de que ellos pueden ser mi familia.
Decido cerrar la computadora, trabajaré en casa. Ahora que estoy cansado, no creo seguir teniendo cabeza para trabajar; cierro mi oficina, me dirijo en mi ascensor a la planta baja, camino en el estacionamiento hasta llegar a mi auto, lo observo reluciente como siempre; decido escribirle un mensaje a Nana-
<<Hoy llego tarde>> Para: Nana
<<Hijo ¿A dónde vas?>>-Escribió ella rápidamente.
<<Estoy cansado del trabajo. No te preocupes, soy adulto.>> –Teclee en mi celular y envié.
Me dirigí al bar donde pasó toda la maravilla de los mellizos. No habían muchos autos, no ahora que era miércoles, además al bar no vienen muchas personas, no es muy transitado, sin embargo desde esa noche, no he dejado de venir, desde ese capítulo es mi lugar favorito.
Me encuentro con unas rubias coqueteándome, me las alejo, no tengo intenciones de sexo, no ahora, que ella es mi centro de atención, mis pensamientos no paran de rondar en todo lo que me ha ocurrido, ella, los bebés, mis hijos, nuestros hijos; de pronto, no sé si es porque me he tomado casi media botella de Vodka, veo una sombra, es ella, su cabellera larga, sus ojos, se está acercando a mí, aleja a las chicas que hasta hace un rato estaban como zorras a mi lado, me mira y acaricia mi mentón.
-¿Qué haces aquí?-Susurra con dulzura, no suena enojada.
-Estoy desahogándome. –Dije, tomando su cara entre mis manos.
-Así no puedes-Manifestó ella. Mientras yo tomaba la botella, para beber otro poco, ella la aparto enojada. –No, Alexander. No hagas esto, se con toda sinceridad, que tenemos que hablar. –Añadió, resoplando cansada.
-Necesito estar contigo, Mía. Quiero que estés a mi lado, no he parado de olvidarte, no dejo de pensar en ustedes. Quiero que vivan conmigo, será muy apresurado, pero los necesito. –Hablé con sinceridad, acercando su cara a la mía, estábamos a solo centímetros, me estaba cohibiendo la necesidad de besarla, de acortar la mínima distancia de nuestros cuerpos.
-Quiero que te acerques a los niños, son tus hijos. Pero, a mí. No estoy segura, estoy empezando a sentir cariño por ti, pero no te emociones-Expresó, mi risa salió a flote, fue imposible poder guardarla para un momento tan especial.
-Iremos despacio.-Acoté, susurrando entre sus labios, para luego besarlos con delicadeza.
-¡Nos vamos!-Ordenó, entre besos pequeños. Tomo mis antebrazos, pagó la cuenta con un billete, me jaló por todo el bar, solo disfrute de su contacto piel con piel, se sentía caliente.
¿Dónde está tu auto?-Interrogó autoritaria con una risita. Señalé en el estacionamiento, le estreché las llaves del auto, me sentó en el auto de acompañante adelante, ella dio la vuelta, se sentó en mi asiento, encendió el auto; antes de poner el auto en marcha, me arrojé a ella, nos fundí en un beso pasional, en nuestro beso tomé su cara en mis manos, la sostuve del cuello, ella se sentó entre mis piernas, mi erección se hizo notar, estaba caliente, muy bien preparado, ella acarició mi cuello, fue bajando por mi pecho ejercitado, descubrió algunos botones de mi camisa, ella llevaba un vestido rojo descotado, dejaba su cuerpo a la imaginación, comencé a bajar lentamente el cierre de éste, dejando pequeños besos, ella empezaba a sentirse excitada, poco a poco, nuestras prendas fueron arrojadas por todo el auto, tuvimos una noche de locura, éxtasis, sentimientos encontrados, ella me hacía sentir bien.
Narra Mía.
Estaba en el bar, necesitaba descansar un poco de mi faceta como madre, mis hijos me hacían felices, pero las chicas me ofrecieron salir y olvidar un poco los problemas; además Justin, no me ha hablado desde la última vez que nos vimos en el hospital, se enojó y no ha querido responder ni mensajes, ni llamadas, ni el correo, ni ha abierto su puerta las veces que he ido a visitarlo.
Me encontraba sola, en el bar que me traía gratos recuerdos, el lugar en donde se forjó mi lazo con Alexander, sinceramente no logro alejarme de esa noche, quiero volverlo a ver, esa fue una de las razones por las que decidí salir.
Mis ojos se pasearon por todo el bar, buscándolo, aunque sabía que él no estaba allí; me sorprendí, con que él si estaba allí, caminé lentamente hasta donde estaba.
Decidí que sería mejor llevarlo a su casa, en ese momento mi mente, no pensó en direcciones, solamente en la ilusión de pasar tiempo con él; caminamos juntos, antes de arrancar el auto, él se abalanzo hacia mí, nos comenzamos a besar, luego hicimos el amor, fue reconfortante, me trajo muchos recuerdos, fue especial.
Desperté por un fuerte rayo de luz, al abrir los ojos me di cuenta, que era el sol, el cual me alumbraba: mire a mí lado, encontrándome con Alexander dormido, se veía como un bebé, era igual a Liam dormido, parecía un angelito, lo removí en su asiento, él abrió los ojos, se encontraba perdido.
-¡Buenos días!- Mascullé entre dientes, apenada, cubriendo mi cuerpo con la poca ropa que encontré.
-¿Qué hacemos aquí?-Se preguntó, al cabo de un rato, notándose que no respondí su pregunta, dijo.-Ya recordé todo, no digas nada. No digas tampoco que fue un error, porque ambos sabemos que esto realmente fue sobrenatural.-Tan solo acortó la distancia entre nuestros labios, callándome.
-¡Cielos, necesito regresar a mi casa. Mis amigas pensarán, que tuve sexo con un desconocido! –Exclamé exaltada, pensando que lo dije en voz baja, él me escuchó, soltó una risita, apenada me voltee a vestirme; cuando estuve de nuevo cubierta con unas capas de ropa, cambiamos de asiento, él manejó hasta un restaurant, bajamos del auto, separados. Entramos, desayunamos juntos en silencio. Salí enojada, porque no me permitió pagar nada.
Volvimos al auto, él solamente colocó la radio, eso fue lo único que se escuchó en el auto, hasta que me trajo a mi casa.
-¡Nos vemos, cuídate.! –Expresé antes de salir del auto, además deposité un beso en su pómulo derecho.
-Ten buen día. Dales un beso a los pequeños-Agregó él, sonriente.
Salí del auto, totalmente confundida. Estaba enamorándome, o eso creía. No le di más vueltas, tan solo entré a casa, me recosté en el mueble, al cabo de unos minutos, vinieron las chicas de mi habitación con mis pequeños.
¡Mía!—Exclamaron todas en tono alegre. –Tienes mucho que contarnos. ¿Qué ocurrió?-Dijo Exy, con una sonrisita pervertida.
-Nada, solamente me encontré con él –Intenté soltar seria, pero mi sonrisa de enamorada, delató a esas palabras.
-¿Con Alexander? –Preguntó Tracy, sonriendo.
-¿Con Justin?-Interrogó Exy, con su rostro totalmente serio.
-Con Alexander, estuvimos muy cerca, bueno tuvimos... -Dije, sin terminar mi oración.
-¿Tuvieron sexo? Oh my Good.-Se exaltó Tracy, totalmente sorprendida y roja. Yo asentí con pena.
-Tienes que contarnos, con detalles.-Cuchicheó Exy, ella era bastante escandalosa.
Conté un poco de lo que sentí, tratando tampoco de ser muy explícita. Me di un baño, sintiendo sus manos, sus labios recorrer mi cuerpo.
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Buscando a A
RomanceMía, la chica más linda de la universidad, la más ansiada por los chicos en una cama, estudiosa y dedicada, ejercita su cuerpo muy bien y sabe cómo cuidarse. Pero incluso las chicas más lindas, tienen un secreto. Mía, tiene un futuro por delante, pe...