IV-Respuesta

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IV- Capítulo Cuatro: Respuesta

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IV- Capítulo Cuatro: Respuesta

Muchas veces, me formulé lo que me dijo Justin. Pero no. No estaba preparada para mudarme con alguien, con un desconocido, menos con él, me daba confianza, pero ahora no era el mejor momento. Estaba confundida, quería estar con mis hijos, también de lleno con toda la enfermedad de Liam, necesitaba mi atención, al igual que Lía. Todas las horas, me lo formulaba, me lo reformaba, mi respuesta era: ¿Y después que? ¿Como quedamos? No es sano para mi, porque quedaría sin ningún lugar como vivienda.

Lo llamé, para que viniera a mi casa. Necesitábamos hablar. Dí un baño a mis pequeños, los dejé limpios y olorosos a jabón con miel, cuando los alimentaba con su sopa, sonó el timbre, seguro era él.

- Yummy. Delicious. - Exclamé con alegría. Todo por mis hijos. Jamás pensé a esa edad, nunca me imaginé estando en estas situaciones: cambiando un pañal, incluso eso implica aguantar el olor espantoso, pero todo por ellos. 

Ser madre a temprana edad, me ha cambiado el mundo, querer ir a fiestas es asunto del pasado, trabajar, estudiar y atenderlos es mi presente, incluso dedicarme tiempo a mi es el presente, antes era una chica bien cuidada, ser madre no implica no quererme a mi misma, siempre he dicho que para querer a los demás debes amarte a ti misma. 

-¡Hola Mía!- Expresó sonriente, Justin. Lo invité a entrar, se sentó en uno de los muebles, esperó a que terminara de alimentar a mis pequeños, cuando los dormí, me incorporé a su lado, para poder hablar.

-Ahora estoy lista-Dije cansada, no había parado en todo el día. 

-¿Qué has decidido?-Preguntó Justin. Frunció su ceño, me miraba expectante por la respuesta.

-No, no quiero irme contigo. No me quiero mudar, estoy muy cómoda en mi casa. Bastante he vivido aquí-Respondí seriamente, él asintió.

-¡Esta bien, Mía.! Entiendo, no hay ningún problema. –Susurró él. Nos abrazamos. -Me tengo que ir, debes descansar- Me dio un último abrazo, besó mi mejilla y caminó lentamente hacia la entrada.

-Disculpa si he cambiado tu manera de ver la vida en el futuro. Solamente que aquí me siento muy a gusto. - Mascullé apenada. Siempre he querido ser sincera, no ser una persona que miente o que no le da la cara a los problemas. Pero él se marchó, no me paró. 

Necesitaba descansar, por lo cual, me recosté en el mueble, tal como estaba: sucia, llena de vómito de bebé, con los leggins sudados, esto significaba ser madre, en esos momentos no tenía fuerzas de nada, estaba exhausta. Desperté por los lloriqueos de mi hija, ella era escandalosa cuando estaba enojada.

-¿Qué ocurre bebé?- Dije cansada todavía. Ella no quería parar de llorar, la tomé en mis brazos, le cante una nana y la lleve a mi habitación para que se sintiera segura, decidí tomarme un tiempo en la bañera relajante, por suerte existe el hidromasaje, eso hacía renovarme. Tras un baño cálido, tomo ropa interior al azar de mi cómoda, me enfundo en un pijama cómodo, después de estar limpia, me dedique a cocinar, comí de la lasaña que cociné en el almuerzo, mientras me dedicaba unos minutos a relajar mi vista del celular, miraba un programa de televisión sobre moda, sin embargo, no pude dejar de notar, un mensaje, su mensaje.

El celular anunciaba que recibí un mensaje de Justin:

-Gracias, por ser mi amiga.-Respondí con una carita feliz.

Los días que he pasado con Justin, han sido divertidos, tiene buen sentido del humor, me ayuda con los pequeños, es sincero. Los niños, lo quieren bastante, él ha sido su figura paternal, por este tiempo. Me encanta ver como dos pequeños, se han encariñado tan fácil con un joven, es hermoso el amor y cariño que demuestran a él.

Todos los días, medito para recordar quien es "A", como es él, solo recuerdo esa última carta, de resto no me acuerdo muy bien como era. Las chicas, han insistido en que lo busque, he preguntado, pero no he insistido del todo, bastante. No quiero, que despues me quiera quitar a los niños, pues hay muchos casos, cuando un padre encuentra a sus hijos, luchan por querer tenerlos en su tutoría, si me los quitaran, mi vida se fuese al caño, terminaría perdida en el mundo.

Quise salir con mis pequeños, un rato a relajarnos, ellos necesitaban patio, en la casa donde vivíamos, no había ni un poco de patio, tampoco tierra para correr, pero si teníamos un parque cerca.

Mi pequeño Liam, salió corriendo tras su hermana, que se escapó a correr al arenero, su lugar preferido en el parque, observé una figura, que se me hizo familiar, era un hombre, estaba vestido con un traje formal, lucía guapo. Choqué con él, lo miré directamente a los ojos, eran hermosos, por un instante recordé al padre de mis hijos, se parecía a él.

-¡Disculpe, señorita!-Susurró el chico, caminando lentamente, alejándose de mí.

-Lo lamento, fue mi culpa-Dije con nerviosismo. Corrí tras mis hijos.

Regresamos a casa, cuando estuve sola, en mi cama, en silencio, recordé los ojos de ese chico, sus hermosos ojos, que me capturaron. Los recuerdos me hicieron hervir la sangre, mi corazón comenzó a latir desincronizado, no sabía el porqué; sin duda, mis hijos tenían una parte de él, estaba en ellos mitad de esa persona, sus ojos tan distintos a lo normal, su nariz tan perfectamente moldeada, sus pestañas largas como de cuento, tantos detalles en su cuerpo, su piel, su interior. 

 

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