III-Seguir

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III-Capítulo Tres: Seguir

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III-Capítulo Tres: Seguir

Nos hemos regresado a casa, a mi pequeño no le van a funcionar ningún tipo de quimioterapia,  ni radioterapia. Solo necesita una médula ósea, que le donen, hemos estado realizando pruebas, para ver quién o quiénes son compatibles, Justin se ofreció con toda su familia, incluso con mi bebé ya que son mellizos, mi hermano también se ofreció a las pruebas, solo nos queda esperar los resultados espero que podamos resolver todo rápido y mi hijo no sufra, no soporto verlo así. 

Liam duerme todo el día, come muy poco, incluso en pequeñas cantidades, no le gustan los biberones, el pecho solo lo toma de a poco, los remedios se los debo dar con agua o algo que quiera tomar o comer, su hermanita esta triste porque quiere jugar con él y los dos no pueden hacer las mismas cosas. Desde ese día en el hospital, no pueden hacer las mismas cosas. Hoy iremos de paseo con Justin que se ofreció a llevarnos a un lugar que quiere que conozcamos.

-Mi amor debemos de bañarte, viene el tío Justin.—Susurro, entrando en la habitación de mis hijos, él está en su cama dormido, llora un poco, porque solamente quiere dormir.

-No, quero. Solo quero domi—Dice Liam enojado. 

-Tranquilo mi amor, ya vas a descansar—Digo, dando un beso en su cabeza. 

Tocan el timbre, cuando por fin Liam se ha metido a la bañera con la condición de un muñeco para jugar.

-¡Hola princesa! ¿Cómo están?-Saluda Justin dándome un abrazo, me arrojo a sus brazos y me acerco a su rostro, hago un ruido sonoro besando sus mejillas.

-¡Hola Justin! Amanecimos mejor hoy, estamos en la hora del baño.—Explico brevemente, mientras vamos a ver a los niños jugando en el baño con agua. 

-Ño, me eses adua—Expresa Liam, gritando. 

-¡Guerra!- Exclama con emoción, mi niña Lía, tirándole agua a su hermanito, provocando que llore.

-Mi amor, no llores. Ella solo quiere jugar.- Mascullo entre dientes, tratando de calmar a mi hijo y a mi pequeña, intentando poner orden en la sala de baño. 

-Eda, no me quere. —Susurra Liam, llorando. No me gusta ver a mis hijos llorar, después de saber lo que tiene Liam, es un poco difícil lidiar con él.

Al Liam decir eso, Lía dio paso a llorar, vaya par de bebés llorones tengo en un mar de lágrimas.

-¡Hola niños! ¿Cómo están mis bebés favoritos?—Expresa Justin entrando al baño, y los niños ya quieren salir de la bañera. 

Los niños le han agarrado, mucha confianza y amor, los relaja y los calma con solo una acción. Han llegado a llamarle: "Papá", eso me inquieta por el hecho de que no es el verdadero padre.

-¡Papi!—Exclaman emocionados los niños. Dando a entender que quieren salirse de la bañera rápidamente. 

-¡Ey! Hay que sacar el champú y el jabón, luego podemos irnos a jugar al parque, comer helado. ¿Les parece? —Propone Justin, sonriendo.

Termino de bañar a mis pequeños, luego Justin me ayuda a vestirlos y a alimentarlos, mientras que mimamos a los niños. Luego juegan animadamente con Justin, los tres ríen y no paran con sus risas que retumban en toda la casa, me alegran el alma.

-¿No crees que se nos hará tarde?— Pregunto. Pues ha empezado a bajar el sol, ya no hay calor, gracias al cielo. 

-¡Tienes razón!—Acota, acariciando mi frente con suavidad. 

Nos arreglamos en el auto; vamos por la carretera, escuchando canciones de dormir para bebés que puso Justin para que los niños se sintieran más relajados,y siempre lo logra. Cuando caen dormidos, ahora escucho mi amado disco de: Shawn Mendes, tengo el disco comprado, escucho sus canciones y estoy olvidándome de los problemas. Luego de una hora de carretera, llegamos a el destino que Justin quiere que conozca.

-Princesa, hemos llegado—Anuncia. Mi vista se pasea hasta encontrarme con una cabaña de estilo los años 90'. 

Al entrar por una puerta vieja, nos encontramos con algunos muebles de esta época, cuadros, una cocina, y algunas bibliotecas que tienen libros de romance, ciencia ficción, política. 

Luego de observar el lugar, específicamente la planta baja, subimos las escaleras y me encuentro con cuatro habitaciones y dos baños, entro a una de las habitaciones, es nueva con acabados de lujo, y las demás son para bebés que están en una etapa del primer año, aunque todavía no entiendo porque Justin nos trajo a este lugar, por más que quiero razonar, no le encuentro la lógica. 

-Princesa, ¿Qué te parece el lugar?— Me pregunta, deposita toda su atención en mí, esperando una respuesta inmediata. 

-¡Es bonito!—Me limito a decir, soltando una carcajada. 

-Te parece bonito... pero ¿Qué pasaría si te digo que quiero que pases unas vacaciones aquí?— Cuestiona. He ahí la respuesta a mis dudas. 

-No lo se, no puedo tomarme vacaciones, necesito trabajar, además tengo que estar cerca del hospital por alguna emergencia, los niños necesitan la escuela. —Aclaro seriamente. 

-¡Quiero que pasen las vacaciones, aquí conmigo! -Expresa animado, pero a mi no me parece buena idea. Sin embargo para no esfumar sus ilusiones, le respondo: -¡Está bien! Lo pensaré. -

Seguidamente volvimos al auto, emprendimos el viaje de vuelta a nuestra ciudad,  paramos en el parque cercano a casa, los niños jugaron, la tarde se fue entre montar a Lía y Liam en todos los juegos que habían, seguidamente tomamos unas malteadas en una cafetería prestigiosa, tras los niños terminar exhaustos, porque no fue para menos todo el día que tuvieron, volvemos a mi dulce hogar, Justin me ayuda a trasladar a mis niños a su respectiva habitación, ponerles la pijama, acostarlos, arroparlos con una fina cobija y depositar un beso en su frente. 

Una vez mis bebés en sus camas dormidos, acompaño a mi amigo a la puerta para despedirle y agradecerle por hacerme sonreír. 

¡Nos vemos, Justin! -Me despido. -¡Gracias por toda la ayuda que me han prestado tú y la gran familia que tienes, son unos héroes.! -Agradezco. Sonrío, le abrazo, él me corresponde y eso me satisface. 

-Mía no te preocupes que mientras los demás se aparten de ti, yo estaré dándote luz verde en todo momento, Lía y Liam son como mi familia, aunque no sean mis hijos y no lleven mi apellido. Mía eres hermosa, y no se si te haz dado cuenta de otra cosa, pero yo te la voy a decir: Mía, quiero que vengan a vivir conmigo, allí estaremos cerca del mejor hospital del estado, quiero que lo pienses... No me respondas ahora, pero piensa...--Deja sus palabras en el aire. Asiento. Sin más, se marcha en medio de la noche estrellada. 

Entro a casa, los nervios en mi cuerpo están a flor de piel, no se como manejarlos, apenas llevamos poco tiempo conociéndonos, me hace una propuesta inesperada, cuando menos pienso, es dificultoso para mi, en estos momentos pensar la respuesta, es por ello, mejor prefiero ver a mis niños dormir plácidos en sus camas, la única calma es verlos tranquilos y felices. 

 

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