XI-Ser Flor

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XI-Capítulo Once. -Ser Flor

Dicen que las flores se marchitan, quizás la razón sea que no son bien cuidadas, no son regadas, ni se les proporciona el amor diario, obviando otras posibles causas de su desvanecimiento, centrados en que no son bien cuidadas, por el descuido humano, es donde se encuentra que quizás, el trato que le damos a la naturaleza, es el que nos damos a nosotros mismos, el hecho de no regar una planta, también significa que en la vida cotidiana, día tras día, llevamos tanto apuro, o quizás por flojera, no cuidamos las plantas, los seres vivos, o a nosotros mismos, estamos pendientes del trabajo, de la computadora, obviamos la belleza natural que nos rodea, no nos miramos al espejo, a decirnos o tan solo a notar lo hermoso que irradiamos.

La empresa aunque es la estabilidad familiar, es un lazo gigante de Alexander, la mayoría del tiempo vive metido de lleno en el trabajo, comparte con sus hijos, no puedo negar que es un buen padre, el mejor para mis hijos, los cuida, los ama, les da abrigo en todo momento. Tras empacar dos maletas llenas, tomo una de mis fotografías que guardo en un cajón, fue una sesión fotográfica, la realizamos hace un par de meses, fue un momento significativo para mí, tenemos colgada una en la sala en la que todos quedamos paralizados y sonrientes. Ingreso la imagen en mi bolso, la llevaré de recuerdos, estando segura que al mirarla, los recordaré a cada uno, sus rostros, su personalidad, a la vez tan iguales pero tan distintos: Mi pequeña princesa, mi niña que ha iluminado las partes de mi vida, aquellas que quedaron oscuras cuando ocurrió la enfermedad de su hermanito. Mi niño, mi príncipe, mi ángel particular, el segundo amor de mi vida, el milagro hecho persona, sus ojos que tanto me recuerdan a él... el protagonista de mi locura, el único enigma que deseo descubrir y la razón por la que me desvivo.

Camino lentamente, cada día ha sido distinto. La cama de la suite es de tamaño King, me trae vagos recuerdos de la que existía en la habitación que compartí con Alexander.

Sonrió al leer el mensaje que he recibido, lo leo varias veces para captar el sentido cariñoso de éste. Sonrió para mis adentros, absorta en mis pensamientos, no dejo atrás sonreír como enamorada. - Buenas noches mi reina. Espero estés bien. No dudes que te amamos mucho. Los pequeños han preguntado cientos de veces por ti. Solo han pasado unas horas de tu ida, ya te empezamos a extrañar. Cuídate. Da el tiempo necesario para ti. P. D: He encontrado una carta y un regalo, lo he abierto..

En tan sólo unos minutos, envió un nuevo mensaje: -Cielo. Sé feliz. Te amo demasiado. No quiero que dudes del inmenso amor que siento por ti. Espero verte pronto. Desde ya te extrañamos. P. D: Prometo leerla.

Carta para el Amor de mi Vida.

Si supieras cuanto quisiera acercarme a ti, sabrías la manera desesperada con la que te deseo, tus labios son fuego, tus ojos el cielo que me hace suspirar, tu nariz la forma más bonita que he podido encontrar, me encanta tu ceño, tus brazos en mi cintura cuando demuestras que soy tuya. Cariño, mi vida si tuvieses sentido del gran amor hacia ti, no tuviese que irme. Te amo. Adoro la manera en como frunces el ceño, la manera encorvada de tus labios, tu manera tan cariñosa, única y especial de ser con nosotros. - Carta escrita doce horas antes de abandonar casa.

Estoy en un hotel, tuve que salir de la casa una noche antes, el taxi viajó conmigo junto a las maletas, el camino fue agotador, no niego que estaba cansada, aunque estuve toda la noche en la vía, precisamente para poder estar por la mañana tomando el vuelo que me llevaría a cumplir mi sueño, la meta que deseé lograr de adolescente, aquella que no tuve oportunidad de realizarla.

Las atenciones del hotel desde que llegué han sido excelentísimas, no han dudado en hacerme algunas comidas especiales, me han cuidado bien, al principio me instalaron en una suite, tenían un buen plan para mí, me ofrecieron una de las que les dan a los famosos, en vista de que era una alumna con buen promedio, el plan ofrecía servicio a la habitación, permiso al gym, invitación al salón de fiestas, piscina privada, en sí no podía disfrutar todos esos servicios, pero era estar bien cuidada.

Dicen que la mayoría de los hombres, le temen al matrimonio, compromisos, casarse, comprometerse, como lo quieran nombrar, sabía que entre esos, estaba la mitad de la personalidad de Alexander, estaba entrometida en esa mayoría. No era que no quería comprometerse, sino que era tímido y no se le daban las cursilerías; algunas ocasiones, se volvía demasiado cursi, solo algunas veces, pocas para ser más específicos.

Recibí un mensaje en Whatsapp, lo abrí, quedando totalmente boquiabierta, mi corazón se aceleró con exaltación, casi sentía que podría salir de mi cuerpo:

"Buenos días, preciosa. Todos te extrañamos. Te amo, ten un buen día. Amo cada parte de tu piel, besar tu abdomen al anochecer, al amanecer verte sonreír entre mi nariz, acariciar tu pelo en las mañanas, es por eso que te amo cuando te vi en ese bar" - No era por el mensaje, aunque si hubiese sido ese caso, de igual manera se me aceleraría el corazón, me daría un orgasmo narrado por una experta en sexología, era porque se trataba de un audio de voz, narrado por él mismo. Minutos más tarde, recibí una foto de mis hijos, sonrientes con chocolate en sus manos, vestidos y peinados por su padre, la prueba era que mi hija, estaba con tres lazos de distintos colores combinados, lo que afirmaba mis sospechas de que Alexander peinó a los pequeños.

Respondí a su audio y a sus imágenes, con un breve mensaje:

"También los amo, los extraño. Tengan buen día." Evité sonreír, pero mi cara de embobada enamorada, me delató todo el día. Al llegar a la universidad, al primer día de clases, como una becada, me sentía nerviosa; luego recordé cuando me enteré que estaba embarazada, entonces todos mis miedos se disiparon, claro que no tenía nada que ver, me refiero a la prueba de embarazo, esa situación en la que tu estómago, no para de dar vueltas, sientes una mezcla de emociones: ilusión, alegría, miedos.

El día en la universidad, se basó en varias actividades, inscripciones en varias oficinas; un helado al final del día junto con algunos nuevos compañeros, llegar al apartamento totalmente cansada, un buen baño caliente que me hizo quedarme dormida en medio de libros, al levantarme del mueble, me di cuenta que mi teléfono no paraba de vibrar, al ver el nombre sonreí, no era él, era una llamada de las chicas.

- ¡Hola! -Gritaron todas al mismo tiempo. - ¿Qué tal?- Preguntó Exy.

- Corazones míos. Las extraño, aquí no he encontrado amigos. Soy un ser inocente en una universidad llena de perversión- Respondo con sueño en medio de un bostezo.

- No creo mucho lo de que eres una inocente. Después de tener mellizos, nada es inocente. - Manifiesta Vanessa riendo.

- Es cierto. Solo ellos son los inocentes. Los extraño tanto, a todos. -Expreso quedándome en el aire, mirando al infinito.

- Hoy los hemos visitado. Tal como nos indicaste. Siguen vivos, están siendo peinados muy graciosos, de que pasen pena, no tienes preocupaciones, sus tías han ido en su salvación. – Explican las chicas en el altavoz, todas riendo. Incluso contagiándome de sus risas, por teléfono me río.

-Está bien, les ruego que no dejen que su padre los peine mal. Las amo, debo colgar. Tengo que estudiar. – Anuncio bostezando, pensando seriamente la idea de estudiar.

- Nos vemos, pronto. Te amamos. -Dice Exy, dando un beso tronado que recibo con cariño. 

 

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