Kumiko y Nitta son novios oficialmente, y ella pudo graduarse de la secundaria junto a Urabe, Kishida, Nishio y Nakayama; Nitta, al ser un año menor que ellos, está en tercero aun. En preparatoria tendrán nuevas aventuras, como la llegada de una chi...
Kumiko llegó a su casa luego de una jornada larga y agotadora.
─Qué raro que no fuiste a ningún lado un rato o no viniste con tus amigos─ le dijo Tomoko, sorprendida, ya estaba acostumbrada a recibir a los amigos de su hija, incluso un día entre semana.
─Y bueno, no siempre estamos con la energía de convivir con nuestros amigos, por más que queramos─ respondió, sentándose en el sillón. Dio un bostezo─. Perdón, hoy me dormí un poco tarde por hablar con Shun.
─¿Y de qué hablaron?─ preguntó con picardía.
─Nada de lo que estás pensando, mamá. Te conozco─ la miró con aburrimiento─. Hablábamos de que él me va a enseñar a cocinar un día de estos.
─Qué lindo gesto. Lo cierto es que él cocina muy rico. Estoy muy orgullosa de que él sea mi yerno─ sonrió.
─Pues sí, es muy lindo, tierno, es estudioso, muy buena persona y cocine muy bien.
─¿No te ha mordido el cuello aún?
─No, mamá, no estamos listos para eso. Por ahora solamente nos besamos como la pareja normal que somos.
─Pues no son una pareja tan común y corriente, puesto que él es un vampiro.
─Jaja, ay, mami.
─Bueno, ahora almorzamos y te vas a dormir un ratito para recuperar las energías, ¿okey? Estoy haciendo sashimi de salmón para comer.
─Está bien─ bostezó de nuevo.
Estaban almorzando en familia, cuando Emiko se acordó de algo que sucedió en su escuela:
─Kumi, tengo buenas noticias.
─¡Dime!
─Bah, son noticias normales, pero estoy casi segura de que a ti te encantará.
─¡Pero dime qué es!
─Escribí un cuento para mi tarea de gramática, el que te mostré ayer, y a la maestra le encantó.
─Me imagino, siendo una niña de diez años, escribiste un cuento maravilloso.
─No entiendo cómo les mandan a escribir un cuento a los primeros días de clase─ dijo Daichi.
─Y bueno, papá, la tarea se tiene que hacer─ contestó la pelirrosa mayor, encogiéndose de hombros.
─Tu hija está en lo cierto─ le dijo Tomoko.
─Escribiste el cuento, ¿y qué más?
─Dijo que es digno de hacer una obra de teatro en base a ese cuento.
─¡¿Enserio?!
Emiko asintió con la cabeza.
─E inmediatamente pensé en ti, ya que te encanta el teatro, entonces...
─¿Quieres que la haga yo?
─Si no tienes problemas, sino veo de hacerlo con...
─¡Pero claro que lo voy a hacer yo! ¡Sería una oportunidad de actuar en frente de los niños que tanto amo! ¡Hagámoslo!
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