𝗠𝗜 𝗡𝗢𝗩𝗜𝗢 𝗘𝗦 𝗨𝗡 𝗩𝗔𝗠𝗣𝗜𝗥𝗢 𝟮 ❱ 𝗖𝗧

XVIII. 𝐓𝐑𝐀𝐆𝐄𝐃𝐈𝐀

Kokoro: Hola Kumi, mi papá salió un rato. Quiero que vengas a mi casa a hablar de algo importante. Tenemos hasta las seis de la tarde para hablar. Por favor, es serio.

La pelirrosa sintió extrañez al leer ese mensaje. Apenas terminaba la jornada escolar, y la rubia le manda un mensaje diciendo que fuera a su casa, cosa que JAMÁS hizo.

─Es raro─ le escribe a Kokoro.

Kumiko: Sí, claro que voy, pero qué me quieres decir exactamente?

Kokoro: La idea es que vengas y lo podamos hablar de frente

Kokoro: Por favor

Kumiko: Por como lo dices, suena demasiado importante

Kokoro: Lo es

Kokoro: Es sobre Ai

Kokoro: Me escribió un mensaje

Kumiko: QUÉ?!

Kokoro: Ven rápido

Kumiko: VOY CORRIENDO

─¿Vas a tu casa, Kumi?─ le pregunta Urabe.

─No, voy a la casa de Kokoro.

─¿La casa de Kokoro? ¿Pero no era que ella no invitaba a nadie por su padre?

─Me escribió recién y me dice que su padre va a estar fuera de casa hasta las seis de la tarde.

─Ah, bien, ¿pero por qué te pidió que vayas a su casa así, repentinamente?

─Dice que es un asunto muy importante, sobre Ai...

─Oh, ¿enserio?

─Sí.

─Vale, entiendo, pero hay algo que no me cierra.

─¿Qué cosa?

─Ella perfectamente pudo haberte dicho de reunirte en algún lugar de la ciudad para hablar, no sé, la biblioteca, Starbucks, el parque... ¿por qué te habrá chico de ir a su casa, justo hoy?

─Ni idea, pero no quiero seguir haciéndole preguntas, parecía desesperada. Tengo que ir ya. Nos vemos mañana─ intenta irse, pero Urabe la detiene.

─¡Espera!

─¿Qué pasa, Urabe?

─¿Puedes pasarme la ubicación de la casa de Kokoro?

─¿Para qué? ¿Vas a ir?

─No, es que un día quiero ir a su casa y poder sacarla de ahí, ya sabes, el tema de su padre...

─Awww, qué humilde. Bueno, ya te la paso─ le envía la foto de la casa y la ubicación─. Bueno, ahora sí. Me tengo que ir. Nos vemos mañana─ se va corriendo a la "casa de la rubia".

─Urabe, ¿qué dices de todo esto?─ le pregunta Kishida.

─Es demasiado sospechoso. Aún si no estuviera su padre, Kokoro jamás invitaría a alguien a su casa.