Llegamos al lugar donde había bastante gente, le dije a Sandra que iría a por algo de beber y que me esperase ahí.
Me pedí una Coca Cola, no quería empezar la noche alcoholizándome.
Me fui de la barra y busqué a Sandra, pero nada, no la encontraba, decidí llamarla pero no me lo cogió.
Bueno, ya la encontraré.
Fui a la pista a bailar un rato y se me acercó un chico.
-Hola preciosidad, ¿qué haces tan solita? -puso sus manos en mi cadera y me pegó a él.
-No te conozco, fuera. -le dije quitando sus manos de mis caderas
-Vamos guapa, quiero pasar un buen rato contigo. -dijo pegando sus manos más fuerte en mi cadera
-Que no joder. -volví a intentar quitar sus sucias manos de mi cuerpo pero fue en vano, ya que su fuerza era mayor a la mía.
-Bien, tú lo has querido. -me cogió fuerte de los brazos y me llevó fuera de allí mientras yo lloraba pensando en lo peor que me podía ocurrir.
-¡EH! TÚ, DÉJALA EN PAZ. -gritó una voz masculina que no lograba reconocer debido al ruido que había.
-¿Y si no qué? -preguntó aquel tío desafiante.
No lo podía ver bien ya que las lágrimas me nublaban la vista pero sabía que se estaban dando puñetazos.
-Ven, te voy a sacar de aquí. -la misma voz de antes me cogió de las manos y me sacó fuera de la discoteca
Al salir de la discoteca lo reconocí perfectamente, era él, mi vecino, mi Dani.
-¿Da...dani? -pregunté tartamudeando.
-El mismo. -contestó con una sonrisa y quitándome las lágrimas de la cara delicadamente.
-Gracias... de verdad, sin ti no sé qué me habría pasado. -dije dándole un abrazo.
-No hay que darlas, ese gilipollas no volverá a molestarte. -me quitó un mechón de pelo de la cara y me lo puso detrás de la oreja. -Bueno, ¿te apetece seguir estando aquí? -preguntó mirando a su alrededor.
-No mucho la verdad...
Solo llevaba media hora en esta fiesta pero tras lo ocurrido, solo me apetecía marcharme. Además, mi mejor amiga no me estará echando mucho de menos ya que antes de venir me había comentado que quedaría con un universitario que, según ella, estaba más bueno que el pan. Pero, aún así, le mandaré un mensaje comentándole que me encontraba mal y me he tenido que ir.
-¿Quieres quedarte a mi casa a dormir? No creo que a tu madre le importe. -preguntó Dani
¿HOLA? ¿ESTO ES UN SUEÑO? PORQUE SI ES UN SUEÑO NO ME QUIERO DESPERTAR NUNCA.
-Claro, me encantaría. -dije dedicándole una sonrisa.
-Genial. -me devolvió la sonrisa mientras sacaba las llaves de su coche.
El camino hasta casa se hizo corto, no paraba de pensar en lo ocurrido antes, como me había salvado de aquel imbécil y que ahora estemos de camino a dormir en su casa. Cuando llegamos, Dani me dijo que sus padres no estaban en casa y que él dormiría en la habitación de ellos para que yo pudiera dormir en la suya.
Él me prestó una camiseta suya y me la puse, me quedaba ancha y olía a él, y eso, me encantaba.
-Si necesitas algo más, estaré en la habitación de mis padres. -me dijo con amabilidad.
-No te preocupes, suficiente has hecho por mí esta noche.
Él sonrió e hizo un gesto como restándole importancia y se despidió dándome las buenas noches desde la puerta de la habitación. Me acosté en su cama pensando en que ojalá estuviésemos durmiendo juntos esta noche y sin darme cuenta, me dormí imaginándome distintos escenarios junto a él.
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