Terry se detuvo a unos pasos de la puerta principal, necesitaba planificar muy bien la manera como haría pagar a aquella desgraciada víbora.
Necesitaba: lugares estratégicos, instrumentos y material necesarios que le servirían para llevar a cabo su venganza —acarició su barbilla mientras meditaba —necesitaría también un cómplice —¿pero a quien le podría encomendar tales cosas? Pensó en niños y después de unos segundos descartó la idea; por lo general los niños soltaban todo cuando eran pillados en plena travesura, —la tímida y el elegante —pensó —no ellos están mas al pendiente de su pequeño bebé —con Stair y Patty no puedo contar —se dijo —eso es —se dijo después de descartar todas sus opciones —Charlotte —después de todo, nadie más a excepción de los Ardley la conocen, estoy seguro que aceptará encantada, porque hasta donde recuerdo, la estricta educación a lo que somos sometidos dentro de la aristocracia no da lugar a pequeñas travesuras, aunque pensándolo bien —dijo sonriendo al recordar sus diabluras —yo rompí todos los esquemas.
—Muy bien —dijo despues de preparar los escenarios y hacer detenidamente los cálculos debidos —es momento de ir por Charlotte.
Charlotte caminaba por el largo pasillo que la llevaba al,cuarto de baño, cuando Terry la interceptó y tal como el castaño lo supuso, su pequeña hermana aceptó encantada luego que Terry le dijo a quien y la razón por la cual harían tales cosas; los ojos azules de la joven castaña, adquirieron un brillo travieso ya que jamás en su corta vida había experimentado la adrenalina de gastarle bromos a alguien y mas si ese alguien era un ser tan despreciable como aquella pelirroja.
—Te a quedado todo claro —preguntó Terry.
La chica le respondió con un guiño de ojo y una sonrisa cómplice
—Bien! En ese caso, sostén esto y no lo sueltes hasta mi señal —dijo entregándole una pequeña caja.
—¿Que es? Pregunto ella con curiosidad.
Terry rió entre dientes, como un niño travieso —son tres pequeñas ranitas —dijo lentamente esperando la habitual reacción femenina que jamas llegó, en su lugar una risilla traviesa y entre dientes, salió de la garganta de la joven castaña, cosa que le sorprendió —no lo olvides, tienes una vez entremos, tienes solamente cinco minutos para encontrar la habitación de Elisa y hacer con las tijeras justo lo que te pedí y escribir lo que te indiqué.
—¿Y como sabré cual es su habitación?
—Es muy sencillo —respondió él —percibirá un inconfundible perfume barato que irritará tu naricita.
—Entiendo.
—Cuando lo consigas bajarás tan pronto te sea posible y esperas mi señal, cuando me veas salir con Elisa, espera cinco minutos, no se te ocurra tardar más—advirtió —y a mi señal has lo que planeamos —Charlotte asintió nuevamente —y lo demás los sigues al pie de la letras —¿Entendido?
—Si, sargento Grantchester —dijo mostrando un saludo militar.
Terry sonrió —en ese caso, que comience la función.
Los hermanos Grantchester ingresaron a la Mansion Ardley, y cada uno tomó su propio rumbo, Charlotte con el tiempo justo subió las escaleras a toda prisa, abrió una a una las habitaciones hasta que dio con su objetivo, sin duda Terry tenia razón, el perfume era irritante al igual que quien lo usaba.
Sacó la pequeña tijera y comenzó su tarea de manera rápida, salió de la habitación a prisa, no sabía cuándo tiempo había transcurrido pero no se detendría a averiguarlo.
Terry ingresó al salon de baile y miró a su alrededor como un león al acecho de su presa hasta que la encontró, con paso seguro se dirigió hasta aquel lugar, con cada paso que daba, se preparaba mentalmente para tener la fuerza suficiente para soportar la cercanía de aquella serpiente.
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Recuperando El tiempo perdido
FanfictionDespués de la despedida en las escaleras del Hospital San José, Candy regresó a Chicago con el corazón destrozado, pero semanas más tarde, una noticia cambió su manera de pensar y regresó a New York para recuperar, lo que por su precipitada decisión...