Capítulo X

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Y con este capítulo me pongo al corriente hermosas, espero lo disfruten.
Ah! Por cierto preparen los klinex, porque yo terminé llorando cuando estaba escribiendo

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Candy observaba en silencio como Terry e Ian se habían coordinado a la perfección y juntos habían terminado la cena, habían acomodado la mesa y no le permitieron a ella mover un solo dedo.

—Tu eres nuestra invitada, mamá —le había dicho su hijo al tiempo que corría una silla para que ella se acomodara y desde donde lo observó todo el tiempo.

Disfrutaban de la cena en silencio hasta que el Ian irrumpió el silencio.

—Mamá, ya ha oscurecido, ¿puede quedarse Terry en casa con nosotros?

A Candy se le subieron los colores al rostro con las ocurrencias de su pequeño hijo.

—No pequeño, no es necesario —respondió Terry al ver que Candy se quedaba sin habla —después de aclarar un asunto con tu madre, me marcharé si ella así lo desea.

—Pero yo quiero que te quedes, Terry —dijo con una mirada suplicante —prometiste que un día de estos me leerías un cuento y velarías mis sueños.

Candy se giro para mirar a Terry —¿De verdad le había prometido eso al niño?

—Bueno si —respondió Terry nervioso ante la mirada aniquiladora de Candy —pero eso no significa que debe ser esta noche.

—Pero yo quiero que te quedes, mamá y yo estaremos solos, todos incluyendo a mi primo Willy no volverán sino hasta dentro de dos días.

Terry grabó aquella valiosa información en el disco duro de su cerebro —sin duda todos habían conspirado para que ellos se quedaran a solas y precisamente en esa fecha, ya que faltaban tan solo dos días para cumplir un año más de aquella separación en la escaleras del Hospital San Jose de New York.

—Ian, cariño, Terry tiene asuntos mas importantes que resolver.

Ian miró a Terry haciendo pucheros y ojos nublados

—No —respondió Terry —no hay nada mas importante que estar aquí junto a ustedes.

Candy palideció al ver la determinación de Terry y quería que la tierra se abriera y se la tragara.

—Ian, hay cosas que debes saber, pero primero tu madre y yo debemos charlar.

—Pero yo quiero que te quedes —insistió el niño.

Terry miró a Candy pidiendo su autorización, estaba claro que el niño no quitaría el dedo del renglón.

Candy se dio cuenta que el niño estaba determinado a conseguir lo que quería e insistiría hasta conseguirlo, sintiéndose derrotada, finalmente asintió —Está bien puede quedarse.

—Si —gritó el niño eufórico

Candy se hizo cargo de recoger la mesa, lavar los platos y limpiar un poco la cocina, mientras Terry acompañaba a Ian a su habitación; una vez allá, Ian cepilló sus dientes y se vistió con su pijama favorita; Terry removió las sabanas y luego lo cubrió, tomó uno de los libros y antes de comenzar a leer, Ian lo interrumpió.

—Terry, no te parece que mamá es muy hermosa —dijo dejando a Terry sin habla —y no tiene novio, así que no pierdas el tiempo, ni te creas que no he visto como se ven —dijo con una pícara sonrisa.

Terry se aclaró la garganta —si claro, tu madre es muy hermosa y ademas una mujer de noble corazón, muy valiente, inteligente y testaruda cuando se lo propone.

Recuperando El tiempo perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora