Capitulo VII

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En un salon completamente desértico, dos castaños estaban botados de risa por las travesuras realizadas esa noche.

—Resultaste ser mejor de lo que esperaba Charlotte, realmente me sorprendiste, fue una jugada magistral.

—Lo siento por la Bolita de Carne, porque mira que tener que soportar a esa víbora todos los días.

Bolita de Carne —repitió Terry, soltando una sonora carcajada.

Tan ensimismados estaban los hermanos Grantchester en sus cosas que no escucharon los pasos de alguien ingresando al salón de baile.

—¿Asi que Elisa tenia razón, y fuiste tú?

La voz masculina que resonó en el salon de baile hizo que ambos castaños pararan de reír en un segundo, Terry erguió su postura inmediatamente al igual que Charlotte y se giraron en dirección a la voz.

El hombre bufó —no sé por que demonio me extraña tal cosa, solamente tu serías capaz de hacer tal cosas después de tantos años.

—¿Que harás, me delataras?

El hombre frunció el ceño —Ya veremos Grantchester —respondió dándose media vuelta y saliendo de la estancia.

—Quien es él y por que se dirigió a ti, como si con tanta confianza.

—Es familiar de la víbora y fuimos compañeros en el Colegio San Pablo.

—¿Terry, crees que nos delate? —preguntó Charlotte asustada.

—No lo sé —respondió.

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Por mas que Albert hizo por aminorar los sucesos, el escándalo fue monumental e imposible de detener ya que la noche anterior los miembros de la alta sociedad de Chicago fueron testigos presenciales de lo sucedido.

Archie reía mientras leía y releía cada una de las portadas.

—Es una lástima que Stair no haya podido quedarse para que disfrutara de esto —dijo el menor de los Cornwall mientras sostenía el periódico.

—Patty me dijo que Stair quería quedarse, pero que Albert le hizo ver que retrasar su viaje de bodas solo echaría a perder los planes con respecto al viaje de Candy a Escocia, porque ya sabes lo testaruda que puede resultar Candy, seguro que si Stair y Patty no viajaban, ella tampoco lo haría y eso complicaría todo, ya que el proximo barco con rumbo a Inglaterra es en tres días —dijo Annie mientras recostaba al pequeño Anthony en su cuna.

—Eso sería catastrófico, conociendo a esos dos, seguro uno de ellos terminaría en el fondo del Atlántico.

—Fue eso precisamente lo que Albert pensó y se lo dijo a Stair.

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Elisa no había parado de llorar toda la noche, —¿Como fue posible que ella siendo la reina de la intriga, mentiras y trampas, cayó como una verdadera idiota en una?

Grantchester y aquella pequeña arpía, que había resultado ser la hermana del muy imbécil, le habían montado un trampa

—Arg! Gritó furiosa —me la pagaran, juro que me la pagaran, los desenmascararé frente a todos esta tarde y cuando todo se esclarezca no habrá necesidad que me obliguen a casarme con aquel asqueroso gordo —decía furiosa.

Recuperando El tiempo perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora