—Buen día mamá —Un muy sonriente Ian saludó.
Candy dio un respingo y sus mejillas se encendieron al,punto,que la pobre rubia creyó que podría incendiar la estancia —Se preguntaba ¿como debía comportarse frente a su perspicaz hijo? Santo Cielo! Candy deseaba que la tierra se abriera y la tragara, Ian no dejaba de sonreír y movía las cejas de arriba abajo de manera pícara, sinceramente su hijo estaba logrando hacerla sentir como una chiquilla pillada en medio de una travesura.
—Buen día, cariño —respondió la joven madre mas roja que una granada.
—Se te ve muuuuuuy descansada, mamá —dijo con tono burlón.
Candy amaba a su hijo mas que a nada en el mundo y hacia todo lo que estaba al alcance de su mano porque siempre estuviera feliz, pero en ese momento se le aparecía retorcerle el,cuello por estar azorándola de la manera como lo estaba haciendo.
Por Dios! Era como ver a Terry en los tiempos del San Pablo, pero en tamaño miniatura.Candy miró a su alrededor, ¿donde demonios se había metido Terry ahora que más lo necesitaba? —¡eso es! —se dijo —preguntar por Terry seria su estrategia de escape a las preguntas que estaba segura su hijo comenzaría hacer tan pronto ella se sentará junto a él.
Se aclaró la garganta para responder —si, her dormido como,hace no lo hacia.
—Terry me dijo que tuviste pesadillas y que se quedó dormido en tu cama mientras te cuidaba.
Candy respiró aliviada, por lo menos Terry se había inventado una excusa, pero al dudaba que Ian hubiese creído aquella excusa ya que dejaba de de mirarla con ojos divertidos.
—Por cierto, ¿donde está Terry? —preguntó para desviar la atención de su hijo.
—Dijo que estaría en el establo, por si se nos ofrecía algo.
—Bien! —no te importa si te dejo solo un momento.
—No estoy solo mamá, Klint está conmigo — ve con Terry, se que se alegrará de verte.
Otra de las cosas de las que Candy se sentía orgullosa, era de la inteligencia y suspicacia de su pequeño retoño, pero ahora deseaba que aquel pequeño fuera como el resto de los niños de su edad.
***************
Candy estaba por llegar al establo, cuando oyó un crujido proveniente aquel lugar, al llegar, encontró a Terry con la camisa arremangada, derribando fardos de paja los cuales sacudía para que quedaran sueltas.
La joven Pecosa contempló, hipnotizada, los músculos de sus brazos, mientras le recorría ese cosquilleo que le resultaba familiar, y el cual moría por aminorar —lamió sus labios saboreando lo que sus ojos veían.
Respiró profundamente para recobrar la compostura, en cuanto lo hizo, se aclaró la garganta.
—Ian te matará cuando se entere de que lo estás haciendo sin él.
Él alzó la vista sorprendido y esbozó una amplia sonrisa.
—Me perdonará cuando Mark traiga su caballo.
—¿Así que era esa tu sorpresa? - Terry asintió —Te tiene completamente dominado, ¿lo sabes?
Terry sonrió —Eso es lo que él cree.
—Embustero —dijo Candy carcajeándose.
—No te enfades conmigo, puedes echarme una mano si deseas, te lo agradecería.
Necesito más fardos de los que pensé en un principio.—Deberías dejar que Ian lo haga; tiene que darse cuenta de que el caballo es su responsabilidad.
—No reniegues tanto y mejor, acércate y ayúdame .
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Recuperando El tiempo perdido
Fiksi PenggemarDespués de la despedida en las escaleras del Hospital San José, Candy regresó a Chicago con el corazón destrozado, pero semanas más tarde, una noticia cambió su manera de pensar y regresó a New York para recuperar, lo que por su precipitada decisión...