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Tarde, eso lo definía, y es que nunca podía llegar temprano, siempre había algo que lo atrasara. 

Por mucho que pusiera mil alarmas, siempre llegaría tarde y eso era un problema en su condición.

A una velocidad inimaginable se puso de pie y casi corrió a la ducha, dándose un baño ligero para luego cambiarse con lo primero que encuentre y es que, su tiempo era limitado y sus alarmas humanas ya sonarían.

No tardó mucho para que aquel llanto sonara por la espaciosa casa y saber que su primer alarma había sonado. Corrió hasta la habitación donde el pequeño lloraba. Lo tomó en brazos y empezó a mecerlo para reconfortarlo, mientras iba saliendo de la habitación, la de enfrente se abre dejando ver a un pequeño ser con sus cabellos revueltos mientras frotaba sus ojitos, su segunda alarma había sonado.

—Papi~  

—Buen día, amor. Es hora de la ducha, en un minuto estoy contigo.

El pequeño asintió mientras entraba de nuevo a su habitación y él bajaba con su bebé en brazos a prepararle su fórmula. Una vez lista y dársela al bebé, sube con él en brazos y va donde su otro tesoro para su ducha. 

Al entrar a la habitación ve a su pequeño cabecear sentado en la orilla de la cama, sonríe por lo tierno que se ve al querer volver a dormir. 

—Cariño~ es hora de la ducha, vamos~

El pequeño con mucha paciencia empieza a despojarse de sus prendas, en eso, él va de nuevo a la habitación de su bebé y lo deja recostado.

—Papi ya vendrá, sólo bañaré a tu hermanito ¿sí? —El bebé sonrió.

Se dirigió de nuevo a la habitación de su pequeño viendo como éste ya se encontraba sin ropa y tallaba sus ojos. Lo condujo al baño, preparó el agua y entre risas y cantos su ducha acabó. 

Sacó la ropa que vestiría y la colocó a un lado de la cama.

—Ayuda a papi ¿sí? y ve poniendo tu ropita, mientras voy a cambiar a tu hermanito, vuelvo enseguida.

El pequeño sólo asintió y vio como su papi dejaba su habitación.

Al llegar con su bebé, se dispuso a cambiarlo y abrigarlo bien, aún era pequeñito y no permitiría que se enfermara por ello. Una vez listo, casi corrió donde su otro pequeño y suspiró con frustración al verlo. Su camisa estaba colocada al revés y peleaba con abrocharse su pantaloncito. Sonrió. ¿Qué más podía hacer?

Quitó de nuevo sus prendas y le enseñó —de nuevo— como colocárselas. Colocó sus zapatos y luego de abrigarlo, salieron en busca de su otro hermanito. 

Ya listos bajaron a la cocina. El pequeño se sentó en un taburete mientras que al bebé lo recostó en el corral que yacía en la sala. Con la rapidez inhumana se puso a preparar un desayuno rápido y posteriormente degustar a la velocidad de la luz, él acabó primero mientras que su pequeño aún le faltaba. Aprovechando, fue por sus cosas y cuando bajó, el pequeño había terminado. Cepillaron sus dientes y una vez listos se disponían a salir.

—¡Demonios! —Susurró.

—¿Sucede algo, papi?

—Lo siento, amor. Tendré que llamar un taxi.

Se había olvidado que su auto se había averiado y estaba inservible en estos momentos, llamó un taxi y este llegó rápidamente, agradecía por ello.

Al menos ya estaba de camino y eso era un gran avance.

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La verdad no contada |KookV| [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora