La verdad no contada |KookV| [Omegaverse]

22

Ya habían pasado cinco largos y tortuosos días. Días los cuales han pasado a la espera de que TaeHyung despierte, no ha sucedido aún y su estado sigue igual, con la respiración un poco más normal.

El médico sigue insistiendo en que encuentren al alfa, pero por ser días festivos se hace más difícil sabiendo como es el tipo. Yoongi no a descansado tratando de localizarlo al igual que Jimin, sólo que éste último más tranquilo, el doctor le hizo saber que en su estado era mejor que permaneciera en casa para que estuviera tranquilo y no afectara su embarazo. Con reproches aceptó, no sin antes hacerle saber a su alfa que lo mantuviera al tanto.

Yoongi es el que más a permanecido en el hospital a la espera, sólo yendo a casa en las noches para que su omega no se inquiete. El padre de TaeHyung hace igual, se va con Yoongi a casa de ellos, por petición de éste mismo. El padre de Jungkook sólo llega en ocasiones para mantenerse informado e informar a su esposa.

Jungkook... 

Jungkook por su parte a estado pendiente de su pequeño y no se ha despegado de él a excepción de por un tiempo en la noche. El bebé a mejorado por su presencia y el doctor le hizo saber que ya podía llevarse al bebé a casa, sólo terminaran el registro de su atención y el alfa se lo llevararía para ese mismo día. 

Deseaba llevarse a su cachorro de allí, pero tampoco quería dejar a TaeHyung. 

Por estar al pendiente de su bebé, no podía verlo o estar pendiente de él, por eso, cuando su pequeño se dormía en la noche aprovechaba y se escabullia a verlo, a escondidas de todos, sólo ellos dos.

—Hola~ —lo saluda como a estado haciendo todas estas noches, con esa vergüenza y emoción a la vez—, esta vez vine un poco temprano. —le sonríe mientras se sienta en el mismo banco de siempre, tomando la mano del omega y besándola para luego mantenerla unida a la suya mientras habla—. Esperé a que Yoongi fuera al baño y que no me viera la enfermera, para poder entrar.

Era su rutina en estos días, escabullirse y hablar cómodamente, con aquel nudo en su garganta por la impotencia de no poder ser de ayuda, quería que despertara, no importa si lo odia o lo quiera lejos, sólo quería que volviera a abrir esos bellos ojos que le hacían recordar lo hermoso de la vida, quería verlo feliz. 

—Creo que ya tomé el valor necesario para poder hablar de Hyeon Min. —alza su cabeza para impedir que sus lágrimas salgan—. Es un hermoso niño, Yoongi me hizo darme cuenta que me hiciste padre por segunda vez, es... maravilloso, yo..., lo siento. Debí escucharte y darle mi amor desde el principio. —Las lágrimas escaparon de sus ojos sin más, le dolía saber lo que se estaba perdiendo—. Se parece a mi...

Eso último se escapó en un sollozo con lamento, odiaba que su resentimiento y orgullo le ganara, se arrepentía. 

—Es idéntico a mi de bebé, —sonríe en medio de sus lágrimas—, es muy bien portado, me alegra que a pesar de todo me reconozca como su padre , sin siquiera haber estado desde el inicio con él, en verdad agradezco eso. Sabes... —con su mano libre limpia sus lágrimas—, es muy diferente a Jungie, es lo que me he dado cuenta, Jungie era muy inquieto desde pequeño, Minnie no, por eso no me ha costado atenderlo. Sí, lo estoy cuidando yo, por si te lo preguntas. Por eso vine más temprano, hoy me lo llevaré a casa, por favor... despierta. Te necesitamos con nosotros.

Reposa su cabeza en la orilla de la camilla para retener ese impulso de llorar, ya no quería hacerlo, tenía que ser fuerte por sus niños.

—Tienes que despertar, cariño. —besó el dorso de su mano—. Yo no soy como tú, soy un imbécil inútil, no podré criarlos a los dos, yo no... tienes que despertar y ayudarme, regañarme cuando hago algo mal. ¿Recuerdas? La vez que dejé a Jungie comer chocolate de más, me lo advertiste y no hice caso, lo que nos tocó tener después a un Jungie con dolor de barriga, ¿vez, amor? Yo no podré, tienes que estar a mi lado ayudándome, sé que no soy el indicado para esto ya que te dejé solo con ellos, pero... aún así quiero ser egoísta y tenerte cerca, aunque no lo quieras. Vamos, bebé, sé que me escuchas, sólo abre tus bellos ojos y sonríeme. Te lo suplico...