Bajo la penumbra de la luna, permanecía aquella joven de pálida piel, sintiendo caer lentamente diminutas bolitas de nieve sobre su cabeza. Recordaba una y otra vez, como si de película se tratase, los sucesos de su vida.
Se miró de pies a cabeza encontrándose muy diferente a la imagen aristócrata que solía tener. Sus ropas lucían raídas y su cabello enmarañado.
Bien podría arrepentirse y dejarlo todo, pero no era lo que precisamente quería.
Los pasos firmes y seguros de aquella persona, se fueron acercando, ni siquiera necesitaba voltear la cara para saber de quién se trataba. Suavemente sintió unos brazos cálidos envolverla por la espalda; él la había abrazado y cubierto con la manta.
—¿Cómo sabías que estaba aquí? —preguntó casi susurrando.
—Cada que desapareces vienes aquí —respondió mientras acomodó la quijada sobre uno de sus delgados hombros.
—Me conoces mucho, incluso más que yo.
El chico sonrió. Quizás si la conocía demasiado, o quizás no. Nunca se llega conocer bien a las personas, decía su madre. Todos tienen algo oculto que sacan a flote en los peores momentos. Si deseas conocer, aunque sea un poco de esa persona, llévala a lugares que la saquen de quicio y hará aflorar su verdadero yo. ¿Qué tanta probabilidad había en eso?
Yvonne recordó el momento preciso y decisivo, el cual la había llevado hasta allí.
Flashback.
—¡Nina! —llamó con fuerza. La chica volteó al llamado y, al ver quien era, siguió su camino—. ¡Espera Nina! —repitió Yvonne, corrió hacia ella y la sujetó del brazo.
—¿Qué quieres? —Nina miró el agarre y lo soltó bruscamente.
—Yo solo quiero acercarme a ti, ¿por qué me odias?
—Por todo eso —señaló el edificio—, eso —le señaló su carísimo atuendo—, y por todo lo que tienes.
—No es mi culpa Nina —siseó—. Dime qué puedo hacer para que me permitas acercarme. Pide lo que quieras.
Nina sonrió con desdén y la miró despectivamente.
—Quiero tu vida, quiero todo lo que tienes, absolutamente todo. Solo así volveré a ser tu hermana.
Yvonne retrocedió anonadada.
—¿Qué? —titubeó
—¿No puedes? —Volvió a sonreír del mismo modo. Se acercó a ella, y le habló a escasos centímetros de su rostro—. Claro que no puedes; entonces desiste de acercarte a mí.
Le dio una última mirada desidiosa y le dio la espalda avanzando lo más rápido que pudo. Yvonne se quedó estática, quizás considerando las palabras de su hermana. No tenía salida, y estaba dispuesta a perderlo todo.
—Quiero tu vida —soltó—, cambiemos de vidas.
Nina se detuvo en seco y giró de golpe hacia su hermana.
—¿Qué dijiste?
Se miraron a los ojos, y sin estar seguras de nada, empezaron la jugada final.
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Me Gusta tu Vida©
ChickLitYvonne y Nina; dos hermanas que están seguras que la vida es difícil, pero el camino les mostrará que la vida es mucho más fácil de lo que creen. Tras diecisiete años de separación, ambas hermanas se encuentran en situaciones completamente diferent...