No estaba acostumbrado a tener mujeres cerca más que a su mejor amiga Janna con quién creció. De modo que, Yvonne consiguió ponerlo nervioso. Pero quería consolarla, así que discretamente la abrazó también, dándole suaves palmaditas en la espalda. Al instante ella se sintió confiada y se pegó más a su cuerpo para abrazarle con más fuerza. Le causó ternura; inevitablemente sintió ganas enormes de protegerla.
—No sirvo para esto Caleb —prosiguió la castaña.
—No digas eso. —La apartó para mirarla a los ojos. Tomándola de los hombros, añadió—: Eres una chica inteligente y claro que puedes, no debes derrumbarte fácilmente, ¿entiendes? Mañana será otro día y estoy seguro que te irá mejor.
—¿Tú lo crees Caleb?
Tuvo que contenerse para evitar besarle los ojos llorosos. Jamás había experimentado tanto sentido de protección hacia alguien, ni siquiera con Janna.
—Completamente —dijo por fin.
Ella le regaló una sonrisa en agradecimiento. Lo volvió a abrazar, y esta vez él se sintió más cómodo. Poco a poco se iba acostumbrado a ella. Su olor era suave, pero hipnótico.
—¿Qué puedo hacer para animarte?
—Ya hiciste mucho, descuida.
No quería dejarla triste. Se encontró buscando desesperadamente alguna idea para hacerle reír.
—Mm ya sé. ¿Vamos al parque de niños?
—¿Parque de niños?
Sintió el frío de su ausencia cuando ella se separó de su cuerpo porque quería mostrarle su rostro risueño por semejante proposición. No se imaginaba cuan divertido podía ser un parque de niños para un adulto.
Caleb asintió con la cabeza sin dejar de sonreír. Se puso de pie y le tendió la mano para ayudarla a ponerse de pie.
—Vamos.
Aunque no estaba segura, no se negó, lo siguió a ciegas confiando completamente en él. Eso le hizo sentirse bien.
Antes de abandonar el edificio, él se metió al garaje para sacar su bicicleta. La mirada inquisitiva de Yvonne le hizo sonreír.
—¿Y eso? —preguntó divertida.
—¿Sabes manejarla?
Ella negó.
—Nunca tuve oportunidad de aprender.
—Lo pondré en la lista de cosas que debo enseñar a Yvonne.
—De acuerdo, espero que cada vez se haga más corta.
Caleb subió y le señaló la parrilla para que ella se sentara allí.
—¿No voy a caerme?
—Estás en buenas manos, soy todo un profesional.
—¿Al menos tienes licencia? —Observó la bicicleta por todos los ángulos.
—A1 —bromeó.
—Listo, me siento más tranquila.
Tuvo que esperar pacientemente a que ella decidiera como sentarse para quedar cómoda. Pero no pudo evitar un respingo cuando lo abrazó sin miramientos de la cintura para no caerse. Respiró hondo y empezó a pedalear. Cuando bajó una calle empinada, la bicicleta avanzó por sí sola a toda velocidad. Yvonne no dudó en sostenerse más fuerte y ocultar su rostro en su espalda.
—¡Tengo miedo, pero también me llena la adrenalina! —vociferó.
Caleb sonrió satisfecho. Atravesó unas cuantas calles más, para llegar al parque. Se detuvo y esperó a que ella bajara primero. No había ningún niño, debido al frío.
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Me Gusta tu Vida©
Chick-LitYvonne y Nina; dos hermanas que están seguras que la vida es difícil, pero el camino les mostrará que la vida es mucho más fácil de lo que creen. Tras diecisiete años de separación, ambas hermanas se encuentran en situaciones completamente diferent...