Capítulo 22.

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—No puedo creer que me haya hecho venir para nada —observó Yvonne tendida en la cama de Rafaela.

Sergio salió con la cantaleta de que para salvar su relación tenían que verse al menos cuatro veces por semana. Cosa que ella no iba a aceptar dado que, a diferencia de él, si trabajaba, o bueno, al menos lo intentaba. De cualquier modo, él la había convencido de ir a su casa y pasar juntos la tarde. ¿Pero qué? Él se excusó de que a último momento había llegado su maestro de Judo de Bulgaria, y que iba a aprovechar en recuperar sus sesiones perdidas. ¿En qué momento Sergio había empezado a practicar ese deporte de combate? ¿Al menos había aprendido algo?

Rafaela dejó de revisar su revista, indignada.

—¿Quieres decir que solo vienes por él? —Su perfume de Victoria's Secret era placentero—. ¿Tienes idea de cuánto tiempo hemos dejado de vernos?

Yvonne se sintió culpable y hasta avergonzada, no era lo que había querido decir.

—Rafa, sabes que...

La chica de piernas largas y esbeltas levantó su mano como haciendo stop y volvió a tomar su revista.

—Dame tiempo para superar tu desplante.

—Rafa... —Sonrió. Sabía que de todos modos no hablaba en serio. Se dedicó a contemplar a su mejor amiga mientras miraba su revista con atención. Era bellísima y encantadora, por eso Phillips la amaba con locura; ojalá él la amara así también. ¿Quién Sergio o Caleb? Suspiró profundamente, desdichada, miserable.

—¿Ella es... tu hermana? —inquirió la morena mostrándole la revista.

En la página quince, aparecía Nina junto a su rubia madre, y medio perfil de Amarilis, en un crucero, en una fiesta de compromiso con exactitud. En la portada decía: "¿COMPROMISO MATRIMONIAL O NETWORKING?". Al pie le seguía: Para nadie es un secreto que los grandes empresarios adoran pasar su tiempo "libre", socializando e interconectando, para beneficio propio. Una de las viejas técnicas para ganar clientes sutilmente, y generar importantes contactos, es participar de costosos eventos...

Dejó de leer para mirar nuevamente la fotografía. Su hermana lucía un vestido pastel largo y entallado, seguramente escogido por Amarilis. Desde su reencuentro hasta ahora, era otra.

—Me siento como la hija pródiga —manifestó con nostalgia.

—Aun te falta reclamar tu herencia.

—Ya no tengo derecho a ella.

—Bah, tú ayudaste a conseguir la fortuna, ¿o no?

Estuvo a punto de contestarle, pero "Mi niña veneno" de Ritchie, comenzó a sonar dulce y seductoramente a la vez desde su teléfono celular. Guiada por el sonido lo encontró detrás de Rafaela. Se quedó medio congelada salvo por el corazón palpitante, al ver ese nombre bíblico en la pantalla. Su amiga prestó mucha atención a ese gesto.

—¿Caleb?

—Yvonne, ¿estás en casa?

—Eh... no, estoy en casa de... —Dudó en decir si estaba en casa de Sergio, así que salió del apuro por la manera más fácil—, una amiga. ¿Sucede algo?

—Tengo una noticia para ti.

—¿Eh? —Se puso de pie ante la mirada curiosa de la morena—. ¿De qué se trata?

—Te conseguí una entrevista laboral en el super mercado donde trabajo. ¿Puedes venir en media hora?

—¿Media hora? —Se aproximó y consultó la hora en el reloj de muñeca de Rafa. Lo haría en menos. Caleb trabaja en el súper que quedaba cerca de esa casa—. Yo creo que sí.

Me Gusta tu Vida©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora