NUEVE

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El muchacho de los ojos tristes aparece por el marco de la puerta, pasó tanto tiempo desde la última vez que lo miré, ya no luce como un muchacho, sus ojos que apenas brillaban ahora están opacados por la preocupación, pero se ve tan grande, tan adulto.

Yo creí que los vampiros no cambiaban de apariencia, pero él sin duda a cambiado bastante, pero lo que más me sorprende es la mujer que lo toma de la mano, es casi de su altura por los tacones tan altos que porta, su cabello es castaño oscuro y sus ojos son una mezcla rara entre rojo y café, no lucen lindo, quizá sí yo siguiera siendo humana ella me abría resultado despampanante, pero ya entre vampiros no destaca, sólo se ve común, no fea pero si común.

Detengo mi caminar y tomo con más fuerza la mano de Garrett, él luce tan feliz por ver a su amigo que prácticamente me arrastra hasta él, sin soltar mi mano le da un ligero abrazo, al nunca soltarme quedó demasiado cerca del Doctor Cullen.
Aún así no puedo despegar los ojos de Edward, los dos lucimos igual de descolocados, él suelta a quien imagino es su Isabella y ambos tapan el hueco de la puerta.

—Carlisle, viejo amigo. Me alegra verte, pero supongo que hubiera preferido otras circunstancias.
Pero aún así, te presento a Elisabeth, es mi compañera de aventuras.— Garrett parece no notar la incomodidad que nos domina a todos, los Cullen lucen igual de sorprendidos que yo igual pero el doctor Cullen igualmente toma mi mano y la estrecha, yo simplemente le doy una muy pequeña sonrisa incomoda.

—Ya teníamos el placer que conocernos, pero supongo que fue en otra vida.— La cara de Garrett fue de completa sorpresa.

—¿De donde los conoces Elis? ¿Eran amigos antes?—
El tono feliz de Garrett no me deja otra opción, una verdad a medias.

—Era amiga de su hijo, al señor Cullen sólo tuve el placer de verlo una vez.—

𝙂 𝙊 𝙇 𝘿 𝙀 𝙉     𝙀 𝙔 𝙀 𝙎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora