𝙂 𝙊 𝙇 𝘿 𝙀 𝙉 𝙀 𝙔 𝙀 𝙎

OCHO

Fue en New Orleans donde nos tomamos con los amigos de Garrett, venían en busca de ayuda, solo ayudar a un viejo amigo.

Garrett me ofreció separarme de él, quedarme a salvó en el carnaval mientras él ayudaba a su amigo.
¿Me creía capaz de dejarlo en una situación de riesgo? Claro que no, lo quiero tanto que me enfrentaría a todos por protegerlo.

No sabía nada de lo que haríamos, no sabía el nombre de su amigo ni en qué necesitaba ayuda, solo sabía que era urgente que nos presentaramos en su casa, así que tomamos nuestras cosas y nos dirigimos a un pequeño pueblo cerca de Washington.

En el camino Garrett me contó que eran los niños inmortales, criaturas hermosas, tan hermosas como peligrosas, pero no hablo demasiado de ellos, me contó que existen cosas aparte de nosotros, como lobos, magia, sirenas, cosas que siempre creí parte de un cuento ahora eran mi realidad.

Me contó la historia de su amigo, como ellos bebían sangre de animal, yo no sabía que eso se podía hacer, pero la verdad me daría más pena beber la sangre de un animalito indefenso que la de un humano cualquiera, al final del día los humanos están en sobrepoblación y matan lentamente el mundo, si no los comía ahora, yo si estaría presente para observar los resultados de sus actos.

Me contó que ellos eran una familia, que al igual que nosotros vivían entre los humanos, pero de una manera más "permanente", con casas propias y empleos, quedándose por años en el mismo lugar.

Me contó cómo su amigo era doctor, sus hijos estudiantes, que se casaban cada ciertos años, su estilo de vida parecía tan complicado.

Pero las cosas de pusieron realmente complicadas cuando llegamos a la casa de su amigo, por la puerta apareció el Doctor Cullen, nada más y nada menos que el padre de Edward.