El cumpleaños de Stalin

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18 de Diciembre, 1939, Línea Mannerheim sector sur de Carelia, 12:00 AM

POV Paaveli:

Nos hemos mantenido dentro de la trinchera principal, al menos yo a la espera de mi turno para vigilar... Estaba tan concentrado en limpiar la recamara de mi rifle que no me di cuenta que Suomelainen estaba dentro con nosotros.

-Bueno muchachos...- Dijo –Hoy... Es el cumpleaños de Stalin, hoy se esforzaran el doble... Lo harán a modo de regalo, quiero que se aseguren de que les darán el regalo de "los bandidos blancos" que impiden esta invasión.-
-Estén preparados para todo.- Agrego.

Pero antes de irse, me tomo del hombro haciéndome señales para que fuera con el. Iba a ser algo bueno, o iba a degradarme como lo hizo durante nuestro periodo en reserva, no lo se y la verdad... No me importaba.

Fuera de la trinchera procedió a preguntarme aunque no sabía si me tenía en frente por la poca luz que había.

–Como va esa cicatriz, Venäläinen?- Pregunto.

-Mejora, aun pica un poco así que me molesta...- Respondí

-Bien, hágale saber a los rusos su molestia... Y perdóneme.- Dijo, quede sorprendido de que se disculpara conmigo y ya era hora, se tardó doce años.
Pero por alguna razón, no le creía.

-Por qué debería?- Respondí

-Comprendo que fue un error cuestionarle, es un soldado que se merece mi respeto... Ambos luchamos por algo, algo que Ud. aún conserva, le pido que me disculpe por los últimos doce años en los que pensé que era un desperdicio.
Así que por favor, le pido que demuestre que el pueblo Finlandés no es débil.-

Quede pensando en eso, estaba claro... Habría perdido a su familia y yo aún conservaba la mía, esa era la razón por la que yo luchaba.
El me vio por los Fuegos artificiales que nos iluminaban de a ratos, hasta que le respondí

–Lo haré, no lo dude mi general.- Dije con una seña militar antes de ir a buscar a los demás.

-Parece que están divirtiéndose con mujeres... Y que además están bebiendo...- Escuche cerca de mí.

-¿Cómo lo sabes?-

-Se escuchan risas femeninas en una fiesta, ¿Qué otra cosa podrían hacer ahí?- Respondí al encontrar a Soukka y a Matti.

-¿Deberíamos pedirle a nuestra artillería que les envié un saludo?- Dijo uno de los chicos.

-No. Déjales estar, eso pondría nerviosos a nuestros jóvenes...- Dijo Soukka –Podemos tener algo de paz y tranquilidad-

Dijo mientras miraba al cielo, cosa que me pareció algo extraña...

09:32 AM, Sector sur de Carelia.

La noche había transcurrido con calma, solo entre cortada por los incesantes cánticos rusos, me habían sustituido unas dos veces pero me era difícil pegar el ojo. Vino a relevarme un chico de la 1era escuadrilla para que yo avisara de la situación, pero tenía algo de sueño.

-Alguna novedad, Paaveli?- Preguntaron al verme entrar.

-No hay novedad, aunque parece que cantan más fuerte- Dije frotándome los ojos

-Ten, esto te servirá Venäläinen- Dijo un hombre alcanzándome un recipiente con café.

-Oigan chicos, vengan a ver esto...- Dijo Soukka llegando con unas cajas. –Nos han traído una nueva arma para los tanques...- Dijo, al abrir la caja saco un botella llena de líquido negro

–Esto, es un Coctel Molotov... Se prenden estas mechas, y se arroja sobre el motor, esto debería bastar.- -Ya le ha dado el visto bueno el Mariscal Mannerheim.-

-Quizá espera que hagamos un milagro con estas botellas de combustible...- Dije.

Al quedarnos callados, logre reconocer el sonido el silbido de los proyectiles de artillería soviético, sabía que pronto nos atacarían y como mi presentimiento me dijo las campanas que teníamos dentro comenzaron a sacudirse advirtiéndonos del peligro... Tomamos nuestros rifles y salimos con la artillería casi arrancándonos las cabezas nos cubrimos como pudimos.

-¡No vayan al frente, manténganse a cubierto!- Ordeno Matti.

Pareciera que Soukka no alcanzo a escucharle, porque lo vi yéndose por un sendero hacia las líneas del frente.

Intente seguirlo para detenerle, pero una explosión de artillería me obligo a permanecer pegado al suelo... Otra explosión cayó más o menos cerca de donde el podía estar. Y comencé a prever lo peor.

-¡Soukka! ¡Oye, estas...-

No quería ver, pero tampoco podía moverme...
Después de que la tierra se acentuara vi lo ya había visto antes, Su cuerpo había sido completamente masacrado por esa explosión con sus restos esparcidos por toda la trinchera que se había manchado con un rojo carmesí, que sinceramente me daba ganas de vomitar...

Lo único que quedaba de él era su cabeza y partes de él y de su uniforme que no habían sido reducidos a un montón de carne ahumada.
El resto de las masivas explosiones me devolvieron a la realidad obligándome a tirarme manchándome con los restos de uno de mis mejores amigos, levante la vista solo para quedar frente a frente con los ojos de Soukka que cerré por respeto, cuando termino todo... Tome una pequeña cartera que llevaba con él y también su rifle y volví lentamente hacia la trinchera principal.

Los soviéticos habían logrado su cometido, le habían dado su regalo a Stalin... Le habían regalado la resistencia total del Ejército de Carelia, y una gran ira que no iban a calmar.

POV Matti:

Soportamos las últimas descargas sin mayores inconvenientes, con algunos heridos en nuestro haber.
Yo daba órdenes para prepararnos en caso de un ataque, iba a ir a la trinchera para traer los Molotov, cuando vi que Paaveli apareció cubierto de sangre, con la mirada baja y sosteniéndose de las paredes cargando dos rifles, no se veía nada bien...

-¿¡Paaveli?!- -¡Qué diablos te sucedió, estas bien!- Pregunte entre gritos, intente sacarle respuestas, pero esa actitud fría solamente me dio una frase que me hizo saber que pasaba...

-En el próximo ataque... La nieve gritara en finés mientras se tiñe de rojo...- Respondió antes de meterse a la trinchera.

10:00 AM, Trincheras principales.

Cuando entre yo también lo vi sentado, revisando algunas fotografías y cartas... Llegue a notar que estaba decaído pero también lleno de ira. Quise preguntarle de quien eran las fotos pero cuando me acerque vi que eran de Soukka, ahora comprendía la razón de su condición.

-Paaveli, que sucedió allá... -Pregunte.

No me quiso responder, parecía que el Paaveli que yo había conocido había muerto. No indague más cuando el subió la cabeza como previendo algo. Permaneció en silencio durante unos segundos hasta que grito –¡Al suelo!- Y me tomo del uniforme tirándome al suelo, cuando me di cuenta la trinchera estaba completamente destruida dejándonos bajo un montón de troncos y hojas.

Intente tomar el teléfono de campaña para contactar a los cuarteles generales, pero nada sucedía... Ni siquiera un miserable sonido se alcanzaba a escuchar.

Perkele!- -¡Las líneas están completamente cortadas!-  -Intentare enviar a alguien... ¡Tienen que saber que casi no tengo hombres, no vamos aguantar mucho más!-

-Hazlo si quieres, lo más probable es que resistamos... De eso no hay duda.-Dijo Paaveli.

Bueno, lo dice Paaveli y confío mucho en el... Decidí ir en persona tenía que reportar lo que sucedía aquí y mientras deje a Paaveli a cargo, pero si los soviéticos nos atacaran me resulta difícil creer que ganemos. Solo nos resta esperar y rezar para que no sean lo suficientemente inteligentes para atacarnos ahora

"TALVISOTA" - La Guerra de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora