Bailemos

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(B)
El día había llegado, me levante temprano, coordine los últimos detalles y me metí a bañar, me relaje en el agua tibia para después encontrarme en la habitación rodeada de algunas damas quienes me ayudaban a vestir.
—Su majestad, Bardock se encuentra aquí —Aviso Raditz desde la puerta, suspire. Bueno, es hora.

Salí de la habitación y vi la expresión de ambos, Raditz me veía con una cara de embobado que trataba de ocultar con seriedad y formalidad, pero nunca había sido bueno en eso, desde que lo conocí lo he descubierto muchas veces con esa expresión mientras me mira, de echo es bastante tierna pues no tiene una mirada que sea incomoda o me haga pensar que es un pervertido, aunque claro, quien sabe que ideas pasen por esa cabecita. Por el otro lado, Bardock me miraba entre sorprendido y con esa mirada amable que siempre lo caracterizaba, le sonreí

—Majestad —Dijo haciendo una reverencia y extendiéndome su brazo el cual tome para dirigirnos a la sala principal. —Se ve radiante

—Gracias —Respondí sonriendo.

Antes de llegar ya se oía la música y al dar vuelta hacia el pasillo principal pude ver a Vegeta frente a la puerta esperando con su esposa y su guardia principal a lado. Todos me miraron a la vez, quizás tendría que sentirme un poco apenada pero no fue así, siempre, aun en mi planeta, estuve acostumbrada a ser el foco de atención así que el ser la reina de este planeta no era la gran diferencia en algunas cosas.

(V)
—No sabes nada sobre la puntualidad verdad? —Dije serio al verla llegar del brazo de Bardock, ella sonrió sin darse por aludida, se notaba que disfrutaba la mirada de todos

—Pero valió la pena no lo crees? —Dijo evidentemente hablando de lo bien que se veía, más bien, de cómo se veía. Me extendió su mano que estaba cubierta por un fino guante de seda color blanco, su vestido también era blanco pero con detalles en dorado y azul marino que la hacían verse bastante elegante haciendo el juego con mi traje, que seguramente ella también se había encargado de preparar y que tenía los mismos colores. Debo aceptarlo, al menos por esta ocasión no se veía tan vulgar. —Tomare tu silencio como un si. —Dijo arrogante mientras se acomodaba a lado mío, ignoré si comentario, la tome del brazo y nos dispusimos a entrar. Al abrirse la puerta de par en par sonó la música y todos se pusieron de pie haciendo reverencia, caminamos hasta el final del pasillo donde uno de los ancianos nos esperaba.

(B)
La ceremonia de matrimonio sayayin no era nada parecida a la de la tierra, para empezar solo la realizaban las familias de la realeza, los demás podían unirse o separarse con cuanta mujer u hombre lo desearan en su vida, aunque, si una pareja realmente tenía una conexión especial solían ser bastante fieles y muy territoriales. La cuestión de los hijos tampoco se limitaba a una pareja en tanto no se unieran especialmente con alguien. Ahora, en el caso de las familias reales era un poco diferente, la ceremonia era pública y muy importante pues definía quienes formarían parte de la familia real y estos, debían ser reconocidos por toda la raza sayayin, aun los que se encontraban en misiones debían volver al planeta o al menos mantener el contacto en tiempo real con dicha ceremonia.

En el caso de los hombres todo era posesión y sobre todo, el heredero Al trono debía ser el más fuerte de todos los sayayines, bajo eso, podían haber excepciones, aunque hasta ahora los hijos directos habían sucedido el trono como los más poderosos y ese era el caso de Vegeta. En el caso de las mujeres debía ser elegida a través de un torneo, la más fuerte y que de preferencia perteneciera a una familia de elite podía volverse reina, aunque claro, yo fui la excepción, en el caso de Vegeta III él ya había tenido a su esposa de elite con quien tuvo hijos y al mismísimo heredero así que no represento tanto problema el cuando quiso tomarme por esposa, además, por mis habilidades en tecnología no me fue tan complicado ganarme la aceptación de la raza guerrera. Ahora, debido a que Vegeta III como último deseo decidió nombrarme la que ostentara el trono, la primera esposa de Vegeta seguiría teniendo la posibilidad de dar a luz al heredero pero evidentemente no sería la reina a menos que algo me pasara a mí. Fuera de eso en realidad el rey tenía una harén de mujeres sayayin y no sayayin que eran especialmente elegidas para él, con ellas solo podía tener sexo ocasional y todas eran esterilizadas para no tener ningún bastardo del rey, en este caso ese harem estaba compuesto por 32 mujeres de diferentes especies. En el caso de la reina de hecho también podía tener su harem y debía cumplir las mismas reglas, sin embargo los reyes sayayin habían sido demasiado territoriales y no habían aceptado esto, por ello mi harem era inexistente, pero si a mí me daba la gana, también yo podría prohibirle el uso a su harem a Vegeta, pero eso era algo que no me interesaba por el momento, después de todo con Vegeta III me habían sido muy útiles para saciar el apetito sexual del rey, se imaginan tener que soportarlo y sobre todo con el tipo de sexo tan rudo que tenía? hubiera muerto posiblemente de no ser por ellas.

La esposa de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora