El fatidico testamento

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(V)
—Príncipe — Lazul se levantó de la mesa cuando entre al comedor, ahí se encontraba también esa mujer, la mire molesto, su aroma llenaba el lugar y era desagradable, ella no se levantó, tan solo me miro sin expresión.

—Bienvenido príncipe — Dijo cuando me senté a la cabeza de la mesa, no respondí, tan solo resople un poco, iría a otro sitio pero después del entrenamiento estaba muy hambriento. Me sirvieron la comida y comí sin platicar. La mujer hablaba a momentos con Lazul quien respondía tímidamente. La observaba, actuaba tan natural, como si de una sayayin se tratara y eso me molestaba, lo único distinto era su forma de comer que era mucho más tranquila incluso que Lazuli, claro, su cuerpo era tan diminuto y débil que no necesitaba tanta energía. —Mañana a las 8 de la mañana se leerá el testamento de su padre y pasado mañana será la ceremonia de coronación, ya todo está listo príncipe. —Dijo después de limpiarse la boca con una servilleta. Sin esperar mi respuesta se levantó y se despidió para retirarse.

—Tu que tienes que ver con ella? —Pregunte a Lazuli

—Nada, es ella la que siempre me habla, yo, no podía negarme, después de todo es la reina. —Respondió para después bajar la mirada, yo la observe duramente

—No quiero que le vuelvas hablar, esa mujer me desagrada en exceso y dentro de poco no será más nadie en este planeta.

—De acuerdo príncipe.

Maldición, al entrar a la habitación recordé que ahora tendría compañía todas las noches, suspire, Lazul estaba ya recostada, sentí como se estremeció al entrar, la mire solo de reojo y continúe mis actividades, me cambie y dispuse a tomar una ducha.

—Puedes dormirte, no me interesa el sexo esta noche —Dije antes de entrar al baño. Cuando salí ella seguía despierta, fingía dormir pero por su respiración sabía que no era así, trate de ignorarla y me recosté en mi lugar, jamás me había gustado compartir mi cama con ninguna mujer, era bastante molesto pero después lo solucionaría, al menos por un tiempo tenía que soportarlo, más adelante podría mandarla a otra habitación.

Todos nos encontrábamos en la sala
—Que estamos esperando? —Pregunte molesto

—Falta la reina Bulma —Dijo el notario frente a mí

—Disculpen la demora —Escuche al momento tras de mí y con ello el aroma tan molesto de esa mujer. —Príncipe — Sonrió y se sentó a lado mío, la mire de reojo, era tan vulgar, tenía colgado en el cuello aquel emblema y vestía como una cualquiera, mostrando de mas, podría decirle algo pero no era de mi incumbencia, lo que deseaba era que todo esto terminara lo más pronto posible.

—"Yo, el rey Vegeta III..." — Comenzó el notario a leer el testamento —"Es mi voluntad con el fin de que este imperio se mantenga y se fortalezca, que mi hijo como condición para tomar mi lugar tome por esposa a mi reina, ahora viuda, Bulma Brief. Sé que mi hijo y probablemente mi propia viuda no estarán de acuerdo pero de no cumplirse, el reino quedara a cuidado de mi mano derecha y hombre de confianza, Bardock. ..."

—Que!? — La mujer levanto la voz al momento que se paraba de su asiento

—No finjas! es claro que todo esto fue tu plan! quieres seguir siendo la reina verdad?! Le lavaste el cerebro a mi padre! — Dije molesto por su actuación

—Cállate Vegeta! — Su mirada trasmitía fuego a través de sus pupilas cristalinas. —Tu padre me juro que yo sería libre de irme! ahora veo que nunca fue su intención realmente.

—Esta es la última voluntad del rey Vegeta III, debe acatarse sin vacilación —Interrumpió el notario que había leído el fatídico testamento

La esposa de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora