Aquí y ahora

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Wii! Hoy tuve tiempo libre y pude avanzar.

Advertencia estos dos capítulos tendrán lemon, aunque, creo, no tan gráfico, aun así dejo la advertencia y espero lo disfruten porque yo me divertí bastante.

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(B)
Reí un poco divertida por su respuesta, obviamente no lo vería desnudarse.
—Te espero afuera, iré por el botiquín — Dije y salí del baño cerrando la puerta

(V)
Debo aceptarlo, eso estaba poniéndose interesante y me decepciono el giro que dio.

(B)
Vegeta salió del baño, yo lo esperaba con el botiquín en la cama, me miro arrugando el ceño
— Ven aquí Vegeta, no tardare nada  — Señale a lado mío, se acercó perezoso

— Porque insistes en hacer esto mujer tonta? sabes que no lo necesito — Se paro cerca de la cama. Yo me encogí de hombros y me coloque a su lado

— No sé, supongo que no me caes tan mal ahora, pero si no lo quieres no lo haré. — Dije como sin nada y pase de él con el botiquín en mano.

(V)
Si creía que podría escapar tan fácil esta vez se equivocaba, cuando paso a lado mío la tome del brazo y la acerque a mí
— Podrías hacer otra cosa — Dije insinuante y mirándola descarado

—Cómo qué? — Fingió no entender, nuevamente la cara de niña tonta que ya no me creía. La tome de cintura y pegue su cuerpo frente al mío, ella puso sus manos sobre mi pecho con ademán de querer alejarme pero no lo hizo, con mi mano libre la tome del cabello e hice su rostro a un lado para oler su aroma directo del cuello, aspire. Si, ese aroma que tanto odiaba era delicioso, en realidad siempre lo supe, pero era molesto aceptarlo, bueno, lo sigue siendo. Me acerque aún más para respirarlo mejor, mi nariz toco su piel  — Que haces? Preguntó intrigada, la solté para mirarla otra vez a los ojos, que mierda tenían esos ojos? No eran especiales, pero aun así parecían esconder tantas cosas, cosas que si soy honesto, sería interesante saber.

No le respondí, tan solo ataque sus labios sin maquillaje que posaban entreabiertos frente a mí, pase mi mano por su nuca y los tomé sin delicadeza, como si de un manjar exótico se tratara, bebí de ellos con sed desesperada. Mi lengua busco la suya y por fortuna no tardo en encontrarla, la oí intentar decir algo pero solo fue un instante porque después correspondió con su lengua a la mía. Al principio era tímida pero poco a poco mostró su carácter, subió sus manos hacia mi cuello tocando mi pecho con tranquilidad y me siguió el paso con el frenesí de sus labios.

Debo aceptarlo, pocas veces bese los labios de una mujer, no era algo que me interesara hacer en el acto sexual, en algunas ocasiones las dejaba intentarlo por un instante pero no duraba demasiado, esta vez era extraño, desde hace algún tiempo tenía el deseo de poder besar los suyos por algún motivo que aún no entendía, que es lo que tenían sus labios? que tenía el olor de su respiración que chocaba con la mía? que tenía el sabor de su saliva que en ese momento parecía tan dulce?

Me aleje por un instante, no tanto por quedarme sin aire, más bien por el cumulo de cosas que pasaban por mi mente. La vi recuperar el aliento al igual que yo, solté su cintura.

(B)
Que había sido eso?! Juro que no lo vi venir, respiraba con dificultad, la pasión con la que me había besado era casi increíble, nadie me había besado de ese modo, lo habían echo de muchas formas, de formas violentas, apasionadas y tiernas pero él, él besaba con una combinación de tantas cosas que me asustaba un poco lo bien que sabían. Lo mire y en sus ojos detecte esa duda fugaz que pude ver la última vez que me beso. Me acerque recargando mis manos en su cuello con delicadeza
— Que, piensas huir otra vez? — Dije más con saña que con afán de provocarlo, por qué? Quizás realmente había sido un duro golpe a mi ego que me besara de ese modo en aquella ocasión y saliera a revolcarse con otra mujer. Pude percibir la reacción a mis palabras, sus ojos ser tornaron distintos y la piel se me erizo de solo verlos, por un instante dude si debí haber dicho eso, estaba abriendo una puerta pero, estaba dispuesta a enfrentar lo que encontraría ahí?

(V)
Mujer insolente, aunque debo aceptar que esas palabras calaron en mi orgullo, había sido un maldito cobarde en aquella ocasión y ella, como podría esperarse, no ocultaría que lo había notado. Tenía tantas razones para no seguir con ese juego pero ya habría tiempo de arrepentirme y expiar mis delitos.
— No puedo, recuerdas que me prohibiste estar con la única hembra además de ti en la nave? — Dije con tono serio

—Esta Yadachi — Dijo despreocupada, arrugue el ceño

—Ella no me interesa

—Bueno, si quieres vamos a un planeta cercano, apuesto a que encontraremos a muchas de donde elegir — Movía su mano dibujando algo con su dedo en mi pecho.

—A qué viene eso? — Pregunte un tanto desconcertado por su actitud tan cambiante, acaso quería que me acostara con alguien más?
Tomo mi rostro con sus dos manos, como yo solía hacerlo para mirarla de frente

— A que si quieres hacerme tuya tendrás que aceptar que lo haces porque me desea y no porque sea tu última opción — No pude evitar reír, esa mujer, por qué demonios no había nacido sayayin? seria perfecta!

La bese nuevamente pero esta vez con más pasión, la lleve hasta la cama que estaba no muy lejos y la deje caer y yo sobre ella, la tome de la cintura sin dejar de besarla hasta acomodarnos bien. Hasta ese momento me di cuenta de cuanto la deseaba, desde cuando no lo sé pero era casi apoteósico percatarme de ello.

Comencé a besar su cuello como loco, a saborearlo y morderlo, podía sentir como se estremecía cada vez que mis labios tocaban su piel. Llegue hasta su blusa blanca y resulto tan molesta que la rompí por en medio haciendo que sus bellos senos se revelarán frente a mi.

(B)
Había olvidado lo efusivos que son los sayayines al momento del sexo y por un momento me dio miedo seguir, había pasado ya tantas veces con Vegeta III, momentos dolorosos que no quería recordar mas.
—Vegeta! — El miraba mi cuerpo con lujuria, podía reconocer esa mirada característica de un sayayin cuando está perdiendo el control. Lo tome con una mano por la barbilla para que me mirara. — Vegeta! — Grite más bajo pero firme. — No soy una sayayin, no puedes usar toda tu fuerza o me harás daño — Recalque muy bien los NO, él parpadeo.

(V)
Me reconocí como volviendo de un transe y entendí lo que la humana decía. Demonios, tenía razón, sabia lo patética que era aunque...
— Que te hace pensar que eso me importa? — Dije molesto. Quizás podría ser el inicio de una dulce venganza. Frunció el ceño molesta

— Si me haces daño no volverás a tocarme en tu maldita vida — Su tono fue muy serio. Tonta mujer! Quien se creía!? Pero, la conocía, era una loca, testaruda y orgullosa y yo, que estaba a las puertas de ese majar me veía en la disyuntiva, maldición! Odiaba esas sensaciones en mí, cuando mierda me había importado lo que una hembra quería o no? tan solo las tomaba para saciarme y ya, pero ella me hacía dudar! Por algún motivo deseaba disfrutarla aún más que dañarla.

— Qué? Tienes miedo? — Rompí con un solo tirón de mi dedo el sostén que la cubría, sus senos fueron completamente libres frente a mí, casi podía sentir la saliva en mi boca acumularse. Ella me miro como analizándome.

(B)
Obviamente jamás respondería directamente a mi amenaza, en verdad no le importaba? Mire sus ojos y fue cuando lo entendí, si hubiera querido hacerme daño me hubiera tomado desde hace mucho, si no le importara me tomaría sin siquiera preguntar u oír una palabra, ya tenia mi respuesta. Con la mano más cercana jale de la toalla que cubría su parte baja.  Tuve su cuerpo totalmente desnudo ante mí y me decía a gritos cuan ansioso estaba. Lo observe con detalle y me deleite en lo hermoso que era y como no, era el rey de los sayayines, pero su cuerpo era distinto, era fuerte y bien formado como el de los demás, pero no con la tosquedad que los caracterizaba, incluyendo a su padre y a Raditz, su cuerpo imponía pero no abrumaba, el miedo poco a poco se fue de mi. Estaba lista? Maldición, que importaba? Estaba ahí y ahora, ya después pensaría en las consecuencias.

(V)
Su mirada en mi cuerpo y sus labios entreabiertos me dieron la respuesta, no esperaba menos de ella.
La bese nuevamente por un instante y esta vez mordí sus labios en el acto. Tome uno de sus senos, no, no eran tan grandes como el de otras mujeres pero se desbordaban en mis manos y su textura era increíblemente suave, no recordaba haber tocado a una mujer con una piel así. Sentí para ese instante que había caído en un precipicio, me veia a mi mismo lanzandome como idiota y mientras caía se dibujaba una ligera sonrisa en mis labios, sabía que ahora nada me detendría, la haría mía, totalmente mía, cada centímetro de su cuerpo me pertenecería y quizas seria para siempre.

La esposa de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora