Capítulo II

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Cuando cae el telón es el final de todo. Cuando las luces se apagan, todos los pecadores se arrastran . No quiero decepcionarte pero estoy atado al infierno... aunque creo que todo esto es por ti.




Abrí la puerta y deje mi mochila a un lado.

- ¡Mamá ya llegué!

-Oh, hola cariño como te fue- dijo saliendo de la cocina.

-Bien.- dije dejando un beso en su frente y subiendo a mi habitación.

-La cena estará lista en unos minutos.

-Gracias mamá.

Subí a mi habitación y cerré la puerta, me recosté en la cama, por alguna extraña razón me sentía cansado; ese fue mi último pensamiento antes de caer dormido.




-HARRY BAJA A CENAR.- Fue lo primero que escuche al abrir los ojos, tenía una jaqueca que no me lo quitaba nadie.

-YA VOY.

Me levanté de mi cama, me coloqué una pijama, pantuflas y baje a cenar.

-Hola Gemma.

-Hola.- Dijo aun comiendo.

Me senté en una de las sillas vacías y me tomé el tiempo de apreciar lo que contenía mi plato.

- ¿Pizza? ¿Otra vez?- Fue lo único que logre articular.

-Pensé que te gustaba la pizza.

-Tiene demasiada grasa- Y era verdad, contenía demasiadas calorías.

-No exageres esta rica- Dijo Gemma devorando un pedazo.

Terminé de comer y me fui a mi habitación. Me encerré en el baño, rápidamente abrí la tapa del  escusado.

Coloque mis dedos en mi garganta y comencé a vomitar lo que había comido.

Poco a poco mi estómago fue quedando vacío, igual que yo.

Me lavé la cara y me mire en el espejo. Tenia bolsas bajo los ojos, los labios resecos, mis ojos ya no tenia ese brillo de antes, estaba mas blanco de lo normal.

Tienes que ser perfecto-. Dije mirándome en el espejo-. Tienes que serlo, nadie querrá a alguien gordo.

Busque con desesperación aquel objeto que de alguna manera me hacía desahogarme, se hallaba oculta entre mis cosas. La tomé entre mis manos admirándola por unos segundos antes de pasarla lentamente por mi muñeca izquierda, quería sentir el dolor; necesitaba sentirlo.

''Esto es para que no vuelvas a comer eso''

Dejame en paz -susurré, los pensamientos en mi cabeza comenzaban a abrumarme.

''Nadie te va a querer si eres un cerdo obeso, solo das lastima''

Cállate-. Susurré tapando mis oídos-. Cállate, cállate.

''Vamos no seas maricón, levántate,  ya tuve suficiente''

Me puse de pie y me asegure de desinfectar y tapar bien mi muñeca. Me coloqué  un polo manga larga y me metí entre la sabanas de mi cama .

''Eso es para que sepas que me tienes que ser fuerte ¿oíste?'' 

Si- susurré . Y caí profundamente dormido.

Hunger- Larry Stylinson.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora