CAPÍTULO CATORCE

2 3 0
                                    

Con el corazón en un puño al fin llego a la casa de África. Solo se escucha la música a todo volumen. Desde fuera se nota que tiene una casa gigante. Vive bastante apartada de la urbanización, a lo lejos se ve que si sigues más para delante es solo campo. Veo fatal en la oscuridad.

Tú eres la que no quiere ir al oculista.

Enfrente de su verja me delibero en entrar o dar media vuelta. Ahora que ha llegado la hora de la verdad estoy cagada literalmente. No pinto nada aquí, solo vengo para que se rían de mí. No me tenía que haber obligado Afra a venir.

Entra.

No me queda de otra que entrar dentro. CALMA. TRANQUILIDAD. Las puertas de la verja se encuentran abiertas. Suspiro mientras cuento números y entro hacia dentro. PUEDO HACERLO. TENGO QUE HACERLO. Lo primero que me encuentro es un camino recto de piedras que divide un jardín. Está lleno de todo tipo de plantas muy altas. Se nota que están muy cuidadas. No sé que tipo de plantas son, ya que no tengo ni idea sobre el tema. Tengo que seguir andando porque me he quedado estática en medio de este camino. Parece que mis piernas se niegan a dar un paso más, pero las obligo a que siga para delante. Cuando estoy enfrente de la puerta, veo que ésta también está abierta. De lejos parecía cerrada, pero no. La empujo para poder entrar y veo que hay una pareja besándose sin vergüenza ninguna mientras algunos les chillan riéndose que se vayan a una habitación. Odio esto, no me gusta. Estoy al borde de un ataque y la música se mete de tal forma en mis tímpanos que creo que me van a explotar ¿Cómo puede gustarles a la gente todo esto? No veo el disfrute que hay en esto. Me sumerjo dentro del pasillo, hay bastante gente aquí. Algunos riéndose, otros bebiendo alcohol sin parar. Parece que ninguno de ellos se percata de mi presencia, cosa que agradezco. Sigo hacia donde me llevan mis pies. Hay muchísimas habitaciones en la planta baja y seguro que hay más arriba. Todo es demasiado glamuroso ¿Cómo puede invitarlos aquí? Seguro que acabará con la casa destrozada. Algunos ya se tambalean por el alcohol. Procuro no rozarme con nadie, intento que nadie me vea. Aunque no sé si lo lograré. Tengo que encontrar a África para decirle que ya he venido y a ver si así me dejan irme cuanto antes. Este no es mi ambiente, además conforme voy viendo a más gente más me agobio, más me desespero. CALMA, PUEDES CON ELLO ¿Por qué me hacen de venir a un lugar como este? No pego ni con cola aquí. Igual eso es lo que quería, que me sintiera de lo peor, que me sintiera mal. Me siento inferior a toda esta gente. Ellos parecen disfrutar y pasárselo bien cuando lo único que yo quiero es salir corriendo, huir lejos, muy lejos de este lugar. Voy entrando en las habitaciones sin encontrarme a ninguna de ELLAS. En el fondo deseo que esté Guido, con él me sentiré protegida de todo esto. De repente entro al salón, miro hacia todos los lados y nada. Solo consigo ver a Unai, se encuentra con una chica que no es April. Están a punto de besarse ¿Le está poniendo los cuernos a su novia? ¿O es que ya han roto? Pff. Ojalá y se haya deshecho April de él porque se nota que ella es una chica con buen fondo y que por culpa de su novio no la deja ser feliz ¿Cómo se puede uno estar tan ciego de amor? ¿Cómo la gente no se da cuenta de las personas tóxicas que tiene a su alrededor?

Tú eres una persona tóxica.

¿Eh? ¿Quieres hacerme daño verdad? Jamás me he considerado tóxica. No incito a la gente que haga nada malo. Con tal de que me dejen hacer mi vida yo no le digo nada a nadie. No sé a qué viene, pero sé que quiere dañarme. Todo el mundo quiere dañarme.

Unai se percata de mi presencia y se aleja de la chica empujándola ¿Para qué la empuja? Sé podría haber levantado y ya está, sin hacerle eso a la pobre chica. No sé ni quien es, pero tiene el pelo de color rubio y muy largo, le llega hasta la cintura. Lleva una falta tan corta que si se descuida un segundo se le va a ver todo. Tiene valor a llevar eso puesto. Ojo, no me estoy metiendo con ella ni mucho menos por llevar ese atuendo. Me da igual lo que lleve, que cada uno se ponga la ropa con la que sienta cómoda. Solo que yo sería incapaz de llevar algo como así. Sé que estoy fuera de lugar porque llevo un atuendo muy diferente al de las demás chicas. Tiemblo cuando veo que Unai se acerca a mí. Quiero dar media vuelta para que no me diga nada, pero me he quedado muy quieta en mi lugar mientras observo como viene hacia mí. Camina con prepotencia, con soberbia. Y con razón, las chicas de su alrededor no paran de babear por él. No sé qué le ven la verdad.

¿LUCHAR O RENDIRSE? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora