¿LUCHAR O RENDIRSE?

CAPÍTULO TRES

Queda un cuarto de hora para el recreo, y como de costumbre intento no ponerme nerviosa. Hoy esta Huda, hoy esta Huda, Huda esta conmigo. Me repito una y otra vez. No van a meterse conmigo. Intento no pensar en ello, aunque veo la vida de otra manera hoy y no sé si es que mi carácter esta cambiando, que lo dudo, o porque he desayunado muy bien esta mañana. Se nota en el cuerpo y en la mente cuando desayunas que cuando no. Desayuné mis queridos cereales rellenos de chocolate, madre mía lo que me gustan y lo que los evito. Siempre en lucha por no caer en ellos porque tienen muchas calorías. De lo que hay en mi casa elijo diariamente los alimentos que menos calorías tengan.

Suena la sirena y cuando nos da permiso el profesor salimos del aula. Me coloco el cuello de la camisa que llevo hoy para que no se me vean las heridas que me dejó Helga, recordar su nombre me da escalofríos. Además me he dejado aposta el pelo suelto y me he ondulado las puntas para crear más volumen alrededor de él. Hoy procuraré llevar las cosas de otra manera. Serenidad, eso es. Tengo que mantenerme serena. Me dirijo al banco mientras cuento números y voy mirando por si están en algún lado ELLAS. A veces me canso mucho de esto, de no poder ir tranquila por el instituto por el miedo que se ha incrustado en mi alma y que no puedo sacar aunque lo intente una y otra vez. Me dan ganas de arrancarme el pelo, pegarme Es frustrante ser alguien como yo. Quiero cambiar pero solo sé rendirme a la primera de cambio. Me doy cuenta de que Huda se encuentra sentada en el banco. Al verla me siento más tranquila y me dirijo a ella feliz de que este allí y no estén las víboras en su lugar.

-- ¡Holaa, holaa! – exclamo con buen humor mientras tomo asiento.

-- Eeeyy, ¿Qué tal? – dice mirándome como si fuera un bicho raro

-- Bien y ¿tú? ¿Por qué me miras con esa cara? – pregunto extrañada.

-- Porque te noto ¿feliz? – dice dubitativa

-- Hoy he decidido estar bien -- contesto con una sonrisa

Al escuchar lo que le he dicho comienza a aplaudir y a pegarme palmadas en la espalda. Palmadas fuertes, que me están haciendo daño. Esta chica no mide su fuerza conmigo. Se emociona y se le van las manos.

-- Muy bien Lea, muuuuuuyyyyy biiiieeennnn. Que orgullo de amiga – dice demasiado contenta

-- ¿Quieres parar de darme golpes en la espalda? – pregunto deseando que pare ya

-- Ahh sí, perdón – dice riéndose mientras deja de darme palmadas.

-- Gracias. Casi me sacas los intestinos por la boca – le digo en broma mientras gesticulo de forma exagerada.

-- Menuda blanda estas hecha

Además de verdad, tiene toda la razón. Veo que se saca de la mochila un tupper con fruta cortada en trocitos. ¿Y sus galletas o bollos? Ella siempre trae eso para almorzar, es mas no le gusta la fruta.

-- ¿Fruta para hoy? – pregunto asombrada

-- Tengo que reeducar mi paladar – dice muy convencida de ella misma.

-- ¿Qué vas a reeducar qué? Si no te gusta la fruta – contesto sin saber por dónde me va a saltar hoy. Seguramente ha empezado de nuevo el régimen. Pero me extraña igual porque siempre que lo ha hecho nunca ha comido fruta.

-- Vamos a ver por donde empiezo ¿Sabes quién es Carlos Ríos? – pregunta muy seria.

-- No ¿Quién es? – pregunto sin entender por qué debería saber quién es ese.

-- Pues es un nutricionista que ha creado un movimiento que se llama el Realfooding que consiste en basar tu alimentación en comida real, alimentos que nos aportan energía y a su vez un valor nutricional importante. No como los ultraprocesados, que son las galletas, los bollos y el zumo que me comía diariamente. Además que el cuerpo lo metaboliza de maneras diferentes. Ayer decidí hacerme realfooder y cambiar mi alimentación por completo. Ya no por adelgazar, si no por salud. Me ha abierto los ojos, ahora soy consciente de lo que como – me suelta muy implicada Huda.