-Sòlo quiero que sea blanco ¿De qué color irá Yoongi?
-Pues... no se, el dijo que iría como tú pidieras.
Jungkook sonrió, estaba haciendo algunos preparativos y aunque la cosa no iba hacer tan grande ya que ambos así habían elegido, era difícil creer que Yoongi dejara todo en las manos de un ciego.
Yoongi era obvio que estaba al tanto, pero quería demostrarle a Jungkook que el podía ser capaz de realizar cosas como una persona no vidente. Y a pesar se que él se había encargado de quitar todos esos malos pensamientos de su prometido, también quería demostrarle que él siempre estaría de su lado en cualquier momento que fuese.
Jungkook tocaba la piedra en forma se estrella en su dedo anular, mientras esperaba a que le midieran el dichoso traje. Aún podía recordar hace unos días cuando el anillo entró en su dedo tan perfectamente. Esa noche durmió bajo las estrellas y en los brazos de su futuro esposo ¿Qué más podría pedir?
Aunque a veces le era inevitable pensar que quizá estaba llevando las cosas a la ligera, y que talvez estaba haciendo que Yoongi se sintiera presionado. ¿Pero quién podría juzgarlo? Si el siempre había tenido todo lo que había querido desde que nació.
Y fue ahí donde recordó algunas cosas de su vida pasada. Momentos donde se metía la droga hasta por los ojos, salía en su moto de club en club junto a Jihoon, bebiendo de toda clase de licor, viajando a travez del mundo en vuelos privados, mientras sentía que tenía todo antes sus pies. Pero antes de eso...
-¡Jungkook, no corras, vas a lastimarte!- decía la criada con el corazón agitado mientras veía las pisadas llenas de lodo en la cerámica recién fregada.
El chiquillo reía hasta llegar a su cuarto burlándose de la muchacha quien se cansó a mitad de camino.
Los golpes de la puerta fueron audibles cuando terminó de quitar sus zapatos.
-Jungkookie, mañana es tu cumpleaños, ¿Podrías portarte bien al menos por ahora?
El mencionado se lanzó a la cama de espaldas viendo su foto en al mesita de noche, en la cual se reflejaba a su familia en casa. Todos sonreían y se veían muy felices y eso siempre había sido así hasta qué...
Su abuelo le pasó al herencia a su padre.
Desde ese día la enorme mansión solo se trataba de Seokjin y él. Y más aún cuando el mayor tenía que ir a clases lo dejaba a el sólo con las mucamas y quizá su comportamiento sólo era para llamar la atención, talvez así sus padres se quedaban a atenderlo. Ya iban tres criadas que habían renunciado al trabajo por no poder lidiar con una criatura tan tremenda como él.
Mediante los días pasaban y no veía ninguna reacción de sus progenitores dejó de actuar así y empezó a comportarse más bien, aunque eso no era justificar la ausencia en fechas importantes como su cumpleaños.
-¿De que sirve que sea mi cumpleaños, si mamá y papá no van a venir?- tomó el cuadro para lanzarlo a la pared haciendo un sonido estruendoso. Los vidrios rotos cayeron a sus pies y sintió deseo de pizarlos hasta que sus piececitos sangraron. La criada no tuvo otra opción que ir a buscar las llaves y abrir la puerta a la fuerza.
-Por Dios, pero mira lo que te haz hecho mi príncipe - dijo la muchacha con pena mientras veía el rostro del menor apretarse al sentir el ardor del alcohol llegar a sus heridas.
Y tal y como dijo ese día solo le dieron la noticia de que sus padres no podrían estar presente. Suspiró mientras veía las velas apagarse, los sirvientes aplaudir junto a su hermano y algunos amigos del colegio, y su corazón se encogió una vez más bajo su tacto, un cumpleaños más a la lista, que más daba.
-Listo... oh, Dios, ¿joven Jeon, porque está llorando? - preguntó la costurera arrodillándose frente a él.
-No... pasa nada, Melida.
-Las medidas del traje estan listas. ¿Quiere que le diga al joven Min que pase? sí, será lo mejor.
-No, no le digas por favor, sólo son tonterías. - sonó su nariz.
Más la costurera salió de la habitación y no le importó que Yoongi estuviera hablando con Jin de algunas cosas de la empresa y le dijo lo que sucedía.
-Lo siento.- dijo el pálido mientras depositaba la taza de té de hierbas en la mesa del comedor.
-Está bien, lo entiendo.
-¿No quieres ir?
-He... no, es mejor que tú estés con él. Qdemás que ya más o menos se de que se trata.
Yoongi frunció un poco el ceño, pero no dijo nada, se dió la vuelta en dirección a la habitación de su prometido, necesitaba ver que era lo que en realidad pasaba con él, y esperaba que no tuviera el nada que ver en la razón.
Para cuando ingresó a la habitación, Jungkook estaba frente a la ventana, recostado. Tocó sus hombros sintiendo como el menor se retorcía un poco.
-Melida te lo dijo, ¿No es así? Lo sabía, no puede guardar nada, hasta se lo pedí.
-Ese no es el punto, aquí lo importante es saber por que estas así. ¿Acaso no puedes confiar en mí? Por que si es así entonces esto no tiene sentido.
-Sólo son tonterías, no me hagas caso.
-¿Tonterías? Que yo sepa algo tan lindo como tú no llora por tonterías, vamos, dime, o no me obligues a sacártelo con cosquillas.
Ambos sonrieron.
-Sabes. No se ni que hago en la ventana si ni siquiera puedo ver nada, lo único que escucho son los pájaros...
-Yo... no se a que viene eso, mi amor.
-Solo...- Jungkook no aguantó las lágrimas, y las dejó salir al quebrarse frente al mayor - Gracias por estar aquí, Yoongi.
El mayor no dijo nada y solo se acercó abrazarlo sintiendo el olor a vainilla que desprendía el cabello del otro, bajó a estregar su nariz en el cuello del menor en forma de respuesta, era un forma de consuelo para decir muchas cosas sin decir nada.
Los golpes en la puerta fueron audibles hasta que la voz de Yuqi se escuchó al otro lado de la puerta.
-Joven Jeon, sus padres acaban de llegar a la mansión.
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Love Blindly • [Yoonkook]
Fanfiction¿Podrías adorar a alguien sin siquiera mirarlo? Jungkook pierde la vista tras un trágico accidente de tránsito, por lo cual siente que su vida está acabada debido a que ésta toma una giro drástico, hasta que conoce a un chico al cual lastimosament...