¿Quién te acompañará?

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Podría darte cualquier cosa nada es importante, caminar por el alambre
Podría dar mi vida entera, por no dejar de mirarte
Adivina, ¿quién te acompañará?

– ¡Ricky!

– Vooooy – contestó Ricky desde la cocina

– ¡Ven rápido!– insistió Pablo.

– Estoy ocupado, luego se quema la salsa y te pones "ni piidi criir qui itri viz cinimis sishi".

– ¡Que vengas pronto! ¡Es importante!

– Vale, luego no te quejes y… ¿Mimi?– dijo sorprendido Ricky al depararse con aquella escena en la sala de su casa– ¿Llegaste hace mucho? Ni siquiera escuché el timbre.

– No, acabo de llegar, le pasé un mensaje a Pablo de que estaba afuera.

– Llama a los vecinos, cariño.

– ¿A los vecinos? ¿Qué dices Pablo? ¿Y por qué tienes a la pobre parada en medio de la sala?

– ¡Avisa a los vecinos de la fiesta! Ah, no olvides de tomarle una foto al número de nuestra casa, no vayamos a perdernos así por borrachos…. ¿Aún tenemos el vino caro ese? El que nos regaló tu hermana.

– ¿De qué fiesta, vino y vecinos estás hablando?– preguntó Ricky con el mismo nivel de confusión del inicio– Oh…oh ¿vamos a celebrar? ¿Ha pasado?

– ¡Ha pasado! Mimi, queremos de- ta-lles.

– Sí, sí ¡Detalles! Hasta los más sórdidos y…

– ¿Detalles? ¿Fiesta? ¿Vecinos tomándose el vino bueno? ¿De qué coño habláis par de locos?

– ¡De que has follado!– dijo Pablo efusivamente antes de correr a abrazarla y luego abrazar a su esposo e iniciar una especie de danza de celebración.

– Yo no he follado…– musitó Mimi tímidamente provocando la interrupción inmediata del bailecito raro que se habían montado ambos.

– ¡Tú me lo dijiste! ¿Por qué me mentiste? Que me ilusioné, joder.

– ¡Yo no te dije eso!

– Eh, eh. Calmaos– pidió Ricky– Al sofá, los dos me debéis explicaciones. 

Como dos hermanos pequeños enfadados, guardando cierta distancia y con los brazos cruzados.

– Le he preguntado que qué hizo todo el día ayer y me dice que el sábado durmió con Ana y…

– ¡En la casa de Ana!–interrumpió la bailarina.

– Y que luego desayunaron juntas y trasladaron todo a su casa, incluido el perro y que Ana se fue de regreso a la suya muy tarde.

– No es mi culpa si eso en tu cabeza sonó a "Follamos en su casa, desayunamos y fuimos a follar en la mía"

– Bueno...lo de dormir en su cama me hizo tender al error. Lo siento ¿vale?

– No, perdóname tú a mí, lo de "Dormí en su cama" pues sí que tiene tela la verdad…

– A ver, a ver ¿Dormiste en su cama?– intervino Ricky.

– ¡Y se pasaron casi dos días enteros juntas!– añadió Pablo casi dando saltitos en el sofá. 

– Explicaciones y detalles, preciosa. No nos prives de nada.

– Es que no hay mucho que decir– musitó Mimi encogiéndose de hombros. 

– Siempre hay algo que contar. A ver ¿Por qué dormiste en su casa y en su cama? 

ContraluzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora