Here Comes The Sun

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Little darling, I feel that ice is slowly melting
Little darling, it seems like years since it's been clear.

– Bueno, la resolución de empezar a comer de manera más saludable me ha durado menos que mi decisión de hacer algo de ejercicio.

– No exageres, eh…

– ¿Exagerar? Mimi, que esa cajita estaba llena de cosas y solo quedan dos y es porque no me gustan. Ya, no me pongas esa carita de indignación, sé que la idea ha sido mía.

– No iba a decir eso– musitó Mimi.

– Uff, no me hagas caso, ha sido un momento de locura y ya…¿por qué no hiciste algo para impedirlo?

– ¿Cómo qué? ¿Sacarte cargada de la confitería? 

– Algo así...que yo solo iba por dos trozos de tarta de limón y no sé en qué momento he perdido el control...podría ser cuando vi esos pasteles con chocolate blanco…

– Y los croissants, las trenzas de crema, las magdalenas, los donuts…

– Ya...ya me acordé– refunfuñó Ana mientras trataba de arreglar el desastre de crema, azúcar y trozos de croissant que tenía en la ropa– Mira, he manchado tu chaqueta...putos pastelitos– se quejó entre dientes sin dejar de frotar la tela con la servilleta y haciendo que la mancha se expandiera aun más por la misma. Levantó la vista y se dio cuenta que la rubia la observaba sonriendo– ¿Has confirmado que soy un desastre, no?

– No, no puedo confirmar algo que nunca he pensado– contestó sin dudar ni dejar de sonreír al verla sacando morros mientras intentaba quitarse una mancha de chocolate del jersey– No eres un desastre, Ana...pero si te emocionas demasiado con la bollería...ha sonado raro, lo sé.

– Sip, efectivamente...emocionadisima con la bollería desde los quince años. Emocionada y segurísima– añadió guiñando un ojo.

– ¿Pero nunca te has liado con un tío? A ver...lo típico del primer besito en el cole y eso– preguntó tímidamente– Si me quieres contar...

– "El típico primer besito" fue con Almu, una compañera de teatro, mientras íbamos al armario de utilería en los ensayos. Ya sé, de lo más cliché. Pero bueno, que fue muy bonito, la chica era monísima, el beso increíble y...entré a un armario para salir del armario y darme cuenta de que jamás me había gustado un tío...y hasta hoy no ha pasado.

– Ah...entiendo– contestó Mimi de forma un poco escueta.

– ¿Tú?– soltó la pregunta con mucha cautela y observando atentamente la manera en que la bailarina reaccionaría.

– Eh...aburrido y olvidable. El tío tonto y demasiado ansioso, mucha saliva y...eso...– dijo ya sonriendo por las expresiones de asco y disgusto de la fotógrafa. 

– ¿No tienes un reemplazo?

– ¿Cómo?

– Un segundo, tercer o cuarto beso que haya sido tan bueno que igual usas esa historia porque lo consideras el primero. 

– No sé, obviamente si luego tuve varios que fueron así muy bonitos en su momento, pero ninguno en especial, ninguno que quiera recordar.

–  Lo siento...yo…

– Ey, no te preocupes, los primeros besos suelen ser raros o no salir tan bien, tú eres una excepción de esa regla y ya.

– Ya...la pregunta fue tontisima, perdona.

– Pero, Ana ¿qué dices? A ver...no te pongas rara ¿vale? No quiero que ahora tengas miedo de hablar conmigo de ese asunto o de bromear...o de cualquier cosa, no quiero que me trates diferente.

ContraluzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora