Tell me when the light goes out
That even in the dark we will find a way out
Tell me now 'cause I believe in something
I believe in us.– ¡Mimi!
La rubia no volvió la mirada y comenzó a apresurar el paso.
– ¡Mimi! ¡Espera un momento!
– Ay…eres tú...– se detuvo y suspiró aliviada al reconocer entonces la voz, lo que su nerviosismo no le había permitido inicialmente.
– Eh...hola...
– Lo siento, María. Estaba un poco distraída–se disculpó.
– Necesito hablar contigo…
– ¿Está bien Ana?– la interrumpió preocupada.
– ¿Ana? Sí, está muy bien– María le contestó un poco confundida– Perdona que no te llamara antes, estaba con un trabajo cerca y pensé que igual tenía suerte y te encontraba aún aquí, no que sea una stalker ni nada, pero ví por ahí que hoy tienes clases…
– Pues sí, parece que esa información está de muy fácil acceso– dijo algo contrariada.
– Bueno, lo siento. Pensé que igual podríamos hablar un rato y me sentaba mal enviarte un mensaje luego de…
– No, no. Tranquila. No me molesta y claro que podemos hablar.
– ¿Seguro?
– Sí, sí…
– Oye, Mimi ¿estás bien? Te noto algo nerviosa y agitada.
– Bien...eh...un día complicado en las clases. No pasa nada.
– Vale, si no estás muy apresurada podemos ir a beber algo ¿no? Así no hablamos aquí en plena calle.
– Claro, claro– la bailarina miraba nerviosamente a su alrededor de vez en cuando.
– ¿Has venido en coche?
– No, lo dejé hoy porque suelo volver con una amiga, pero se me ha hecho tarde.
– Pues vamos en el mío.
– Vale…
– Mimi, te noto muy incomoda. Si quieres podemos dejar esto, sé que debí avisarte antes…
– Tranquila, estoy algo cansada, pero no me incomoda para nada el hablar contigo.
– Vamos entonces– dijo María aún poco convencida.
Mimi asintió y la siguió apresuradamente, no sin antes echar un último vistazo alrededor, como si buscara algo.
**************
– ¿Sólo vas a tomarte un café?– preguntó María dejando de lado la carta.
– Sí, no me apetece nada más por ahora, gracias.
– Tienen unas tartas increíbles aquí, eh. Yo es que ya he comido algo donde estaba, pero tú acabas de salir del trabajo– insistió.
– Estoy bien, de todas formas no suelo merendar más que un café.
– A menos que estén Ana y una tarta de limón ¿no?
– Algo así...
– Lo siento….no iba con mala intención– se disculpó prontamente.
– Lo sé, perdona. Estoy algo distraída y espesa. Tienes razón, Ana y la tarta de limón suelen hacer una gran diferencia.
– ¿No aceptas a su mejor amiga y una tarta de chocolate?– bromeó en un intento de aligerar un poco el tenso ambiente– No somos lo ideal, pero hacemos nuestra parte.
ESTÁS LEYENDO
Contraluz
General FictionEra muy difícil fotografiarte ¿sabes? Tú tenías miedo a que captase tus monstruos y a mi me aterrorizaba bajar la cámara y asustarte yo.