Un vestido y un amor

2.8K 155 113
                                    

Te vi, saliste entre la gente a saludar
Los astros se rieron otra vez, la llave de mandala se quebró o simplemente te vi.
Te vi, te vi, te vi
Yo no buscaba a nadie y te vi.

– Aquí tienes tu zumo y...ya...es todo lo que puedo ofrecerte ya que no me dejas pedir que nos traigan algo.

– Que estoy bien, Ana. Si quieres comer algo, pide, pero de verdad que no me apetece nada ahora mismo. 

– Perdona la nevera triste y vacía, no he tenido tiempo ni de ir al super. 

– Bueno, mi nevera tampoco está mucho mejor y lo sabes.

– Hasta Indi se ha indignado porque no tenemos ni una mini galleta y se ha refugiado en la casa de María.

– Pobrecito…

– No creas que no vi tu carita de decepción cuando te dije que no estaba, casi te regresas a tu casa.

– Un poquito exagerada ¿no?

– No sé, no sé si vienes sólo por Indi o…

– Bueno, el gordo no está y yo sigo aquí sentadita viéndote trabajar, aquí tranquila con mi zumo. 

–  Ya... lo siento por esto, y créeme que he huído de mi mesa de trabajo porque se ve peor aún– dijo señalando la mesita donde varias carpetas y hojas esparcidas compartían espacio con el portátil y uno sus bolsos– Tengo todo este trabajo acumulado y apenas puedo hacerte caso.

– Me encanta verte trabajar y lo sabes, además he venido prácticamente de sorpresa ¿De verdad no te molesto aquí?

– Te lo juro, prometo, garantizo, te doy mi palabra de honor y todo si quieres. No me molestas hoy, no molestas nunca y, si en algún momento considero que necesito estar sola, o que sería mejor vernos en otra ocasión te lo diría sin problema, que no pasa nada.

– Bien…

– Sí que gustaría poder siempre ¿eh?, pero estos días tendremos que ajustarnos supongo, yo con todo esto, tú con las clases extras, se nos hace un poco cuesta arriba todo pero ya encontraremos unos huequitos. Como este viernes ¿no? Me queda confirmar nuestras reservas y ya.

– ¿Es este viernes ya? Joder…

– ¿Qué pasa? ¿No puedes?

– Yo...hostia, Ana...lo siento, me confundí y… te juro que pensé que habíamos quedado para el otro. Quedé con Claudia y Juan para una reunión y luego una presentación especial para unos productores...perdóname, de verdad. 

– ¡Ey! Tranquila, bonita, no pasa nada, de verdad. Lo posponemos y ya.

– Jo...es que ahora me acuerdo que tienes las siguientes semanas así súper complicadas. Ana, yo podría estar en la reunión y bueno, si no estoy en la presentación no me ven y ya…

– ¿Pero qué dices, Mimi? ¿Cómo vas a suspender tus cosas o dejar de lado algo que es importante para ti? Sí, tengo unas semanitas difíciles, pero estoy segura de que juntas pues vamos a encontrar una forma de ir, yo puedo cambiar unas cositas, organizarme mejor. No hace falta que vayas por ahí haciendo cosas así.

– ¿No te enfadas?

– De ninguna manera, cielo. Ya iremos a esa exposición en un día que nos sea posible. Mimi, sí, tengo dos trabajos y mil cosas, pero tú también curras muchísimo y si alguna vez no puedes venir o quieres que cambiemos algo, me dices ¿sí?

Mimi se encogió de hombros y simplemente asintió con la cabeza, mostrándose un poco confundida por la reacción de Ana.

– Bien, sigamos aquí...me estabas diciendo que tu favorita es... 

ContraluzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora