Míranos.

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Porque sin entendernos nos entendemos tanto
Hoy somos la ilusión, el miedo y la emoción que abraza nuestros pasos
Hoy siento que camino con más vida que nunca
Hoy la oportunidad nos reta a hacer verdad sin realizar preguntas.

- ¿Mamá?- preguntó suavemente a la vez que entraba a la habitación con mucha cautela.

- No te escuché llegar, cariño- la mujer se levantó prontamente de la cama- Seguro ni has comido ¿cierto? Voy a calentar algo para que cenes- trató de salir de allí sin pasar muy cerca de su hija, pero ésta la detuvo antes de que lograra escabullirse hacia la cocina.

- Ay, Mamá- se lamentó al observar su rostro de cerca- ¿Otra vez? Me dijiste que estaba más tranquilo, que te había pedido perdón...

- ¡Y lo hizo! Ha sido mi culpa, Mimi. Yo le he puesto nervioso y...ya sabes que tiene mal carácter...pero no pasó nada. Dime ¿Te apetece una sopita?

- Mamá, se ve muy mal y...

- ¡Que no es nada! Yo...lo siento, no quería gritarte.

- ¿Me dejas ponerte hielo aunque sea?

- Mimi...no te preocupes, luego me pongo una cremita o algo.

- Por favor- insistió cogiéndole la mano con delicadeza.

- Bien, vamos a la cocina y me siento un ratito.

Mimi guió a su madre a sentarse en una de las butacas de la cocina y siguió su ya conocida rutina de coger un paño del cajón, sacar unos cubitos de hielo de la nevera y principalmente tragarse todo lo que le gustaría decir en esos momentos.

- Ay...con cuidado, cariño- la mujer se retrajo ante el primer contacto del hielo con la magulladura en su rostro.

- Lo siento...

- Qué va, yo que soy una quejicas. Cuéntame ¿Qué tal van las clases? ¿Preparándote para las pruebas?

- Sí, las clases se me hacen un poco pesadas y los profesores están cada vez más exigentes, pero entiendo que sólo intentan dejarnos lo más preparados que sea posible.

- Serían tontos si no te cogieran, hija. Eres buenísima y todos lo saben. Es cuestión de tiempo para que bailes por todo el mundo.

- Hay miles de bailarines intentándolo, solo en la academia somos muchísimos y los lugares son escasos, yo es que ya voy haciéndome a la idea de que tendré que buscar otras opciones...

– No preocupes hija, van a llegar todas las cosas buenas que te mereces.

- ¿Y para ti, mamá?

- ¿Para mí? ¿A qué te refieres?

- Que me pregunto cuando van a llegar las cosas buenas para ti...tú sí que te las mereces, mamá.

- Pero cariño, yo tengo muchas cosas buenas en mi vida, te tengo a ti que es lo más importante, tengo un hogar...una familia...

- Esto no es un hogar, mamá.

- Mimi, no digas eso, no somos perfectos, pero somos una familia.

- No creo que debas tratar así a alguien de tu familia, a alguien que quieres o a cualquier persona, vamos- dijo señalando su rostro y con toda la rabia que tenía contenida, todo aquello que llevaba años guardando.

- No porque tu padre tenga defectos va a dejar de serlo, Miriam. Tú tienes que querer y aceptar a la gente como es, no puedes esperar que todo sea perfecto como en las películas, las familias reales tienen problemas.

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