Me Inventaré.

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Qué bonito sería decirle que es sólo un cuento
Que las cosas que pasan ahí fuera ocurren muy lejos
Qué bonito sería engañarle matándole a besos
Pero ahora mis brazos son sólo otros brazos con miedo.

- A ti te pasa algo...

- ¿Cómo?- Ana contestó algo sobresaltada, dejando obvio que su mente estaba muy lejos de aquel lugar.

- Que te pasa algo, lo sé- musitó Mimi sin levantar la vista de lo que estaba haciendo- Has estado muy rara en todo el fin de semana y sigues así.

- ¿Rara? ¿A qué te refieres?- Ana trataba de mostrarse tranquila y también siguió concentrada en ayudar a Mimi a preparar la cena.

- Rara, no sé explicarlo, pero lo he notado en el esfuerzo que haces por actuar normal y, mira, no ha funcionado. Te conozco.

- Será la situación que es rara y...

- Ana, por fa- dijo Mimi en un tono lo suficientemente bajo para que sólo la morena la escuchara y no llamar la atención de los que seguían conversando en la sala- Te noto nerviosa e inquieta, más que antes y sobretodo me doy cuenta de que te cuesta muchísimo mirarme, lo evitas, y supongo que lo haces porque sabes que entonces no podrás seguir ocultándome nada.

- Mimi...

- ¿Ves? Ni siquiera ahora me miras directamente y no sé qué pensar ya- la bailarina la observó esperando su respuesta o por lo menos alguna reacción, pero Ana se limitó a seguir cortando las verduras, totalmente concentrada en ello.

- ¿Qué haces?- preguntó Ana sorprendida cuando Mimi apartó el cuenco de verduras de un manotazo.

- Un poco más y las haces desaparecer- dijo con sorna- Ya están bien, voy a comenzar la salsa antes de que mi madre venga por cuarta vez a preguntar si necesitamos ayuda-

Ana echó un vistazo hacia la sala y se tranquilizó al ver que la presencia de Indi y Siete era suficiente para mantener entretenidas a todas sus visitas y las mantenía ajenas a lo que sucedía allí. Se giró al oír cómo Mimi buscaba algo en la encimera y trasteaba sin demasiada paciencia y se acercó con cautela a alcanzarle la cuchara estaba en el lado opuesto.

- Gracias- contestó con un tono bastante seco y se dispuso a seguir revolviendo la salsa con más concentración de la necesaria.

- Lo siento- dijo Ana acercándose un poco más- Tienes razón...es sólo que no encontraba el momento ni la manera...

- Claro, si es que no hemos pasado ni un segundo juntas estos días- dijo con evidente ironía.

- No es eso, Mimi. Es que han sucedido demasiadas cosas en tres días. Lo de tu madre, vuestra discusión y lo raras que siguieron las cosas, cuando empezó a mejorar el ambiente, llegó tu tía y hoy que se han plantado Pablo, Ricky y hasta Siete aquí para conocerlas. No quería agobiarte con más asuntos...

- Agobiada ya he pasado estos días dándome cuenta de que te pasaba algo y que evadieras el asunto cada vez que intentaba preguntarte. Sólo aquí, casi arrinconándote, he logrado que lo aceptaras por lo menos.

- Mimi, te prometo que jamás se me cruzó la idea de ocultarte cosas, pero si pensé que merecías un par de días relativamente tranquilos, algo de normalidad. Una cena con tu familia, tus amigos, sin preocuparte por otras cosas- confesó.

- No vas a decírmelo ahora ¿no?

- Sabes que si fuera absolutamente necesario que ya lo supieras, te lo diría sin dudar. Sólo te pido que confíes en mí, por favor- Queda poquito, mañana temprano viajan tu madre y Rosa. Sólo te pido esta cena con ellas, con ese par de locos y cuando digo par de locos sabes que no me refiero a los perros- bromeó logrando robarle una sonrisa a la rubia.

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