-¿De verdad que te da igual que no lo sepan? -Pregunté.
-Sí. No te voy a negar que me encantaría hacerle rabiar a tu padre después de lo que ha hecho pero es tu decisión y la respeto. -Suspiré. No me atrevía a contárselo, no siendo su psicólogo.
-¿Vas a seguir yendo a terapia con él?
-Tengo que hacerlo...
-¿Por qué? Pensaba que estabas mucho mejor.
-Y lo estoy pero no es seguro, no todavía. No quiero tener esos pensamientos. Además, hice una promesa.
-¿A quién? ¿A tu madre? ¡Que le den! ¡Si ni siquiera te trata bien! -Él se rió.
-No, a mi madre no... A mi hermana.
-Ah, bueno, vale... Nunca me hablas de ella. -Pensé. Recordé lo que dijo en la grabación de mi padre.
-Ya, es complicado.
-¿Qué tiene de complicado hablar de tu hermana?
-Oye, ¿te apetece algo de beber? -Me preguntó cambiando de tema.-Hay una tienda aquí al lado.
-Si... vale, de acuerdo...
-Vale, espérame aquí. Vuelvo enseguida. -Se levantó de la arena y se fue. Le miré mientras se marchaba molesta, sin entender su comportamiento.
Me quedé mirando el mar cuando alguien me sacó de mis pensamientos.
-Mirar quien anda por aquí sola... -No me lo podía creer. Puse los ojos en blanco y me cabreé sólo de escuchar esa voz.- Hoy no la acompaña su pequeño monstruo.
-No te fíes mucho de eso. -Dijo la otra chica.- La última vez apareció de la nada.
-Pues démonos prisa.
-¿Qué coño queréis?-Pregunté levantándome de la arena.
-Vamos. -Dijo una de ellas.
De repente, tres de los chicos que se habían quedado tras ellas me cogieron impidiéndome que me moviera. Me hicieron caer con un sólo movimiento a la arena y uno de ellos se puso encima de mí, sujetándome los brazos. Empecé a patalear mientras todos se reían.
-No vas a querer ni contarlo. -Esa voz... Miré a la chica. Era ella, a la que Dylan había hecho daño.
-¡Dejarme en paz! -No conseguía que me soltaran, no había manera.- Oye, yo no quería hacerte daño. -Le dije a la chica llorando.
-¿Ah, no? ¡Lo que vi no fue normal! ¿Lo entiendes? ¡Todavía tengo pesadillas. -Se acercó a mí y me dio una patada en la cara mientras el chico seguía cogiéndome. Noté la sangre caer por el labio.- ¿Notas el dolor? -Gritó.
-Vamos, estrecha, deja que me divierta un poco. -Dijo el chico.
-¡Parar esto ya, por favor! -Volví a gritar sofocada.
De repente Dylan llegó y se tiró sobre el chico que estaba encima de mí. Se puso sobre él y empezó a pegarle con todas sus fuerzas, gritando y llorando de la rabia. Me levanté y vi la escena llorando. Estaba muy asustada.
-¡Dylan para! ¡Lo vas a matar! -Grité. Pero Dylan seguía golpeándole.
-OS VOY A MATAR A TODOS, HIJOS DE PUTA. NO LA VOLVERÉIS A TOCAR.
-¡DYLAN!. -Grité su nombre llorando.
-¡Párale! ¡Para! ¡Lo va a matar, por Dios! ¡Hacer algo! -Los chicos intentaron separarle pero Dylan estaba fuera de sí. Se alejó como un gato asustado y miró hacia todos lados. La cara del chico estaba destrozada, ni siquiera se movía. Dylan me miró fijamente, llorando. Intentó acercarse a mí pero yo di un paso hacia atrás. Empezó a llorar, tirado en la arena desconsoladamente.
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Morir por él, matar por ella
Teen FictionLuna es una chica algo callada e inadaptada. Cuando se muda a una nueva ciudad con sus padres conoce a Dylan, un paciente de su padre. Entre ellos se establece una relación extraña donde él sería capaz de matar por ella y ella... de morir por él.