Capítulo 21

138 10 0
                                    

-¿Hola? ¿Cariño, estás ahí?

-No, soy su hija y ya te estás olvidando de colgar. -Escuché un suspiro.

-¿Qué quieres?

-Te lo sigues follando, ¿verdad?

-Te recuerdo que tu padre se ha mudado por vosotras.

-Entonces, ¿por qué seguís en contacto?

-No voy a contestarte a eso.

-¿Se puede saber qué coño tienes tú que no tenga mi madre?

-Mira, paso de hablar con una cría sobre esto. Tu padre ya sabrá cómo contactarme, haz lo que quieras con este móvil. -Y colgó.

Empecé a sentir ansiedad. No podía respirar. Ni siquiera sabía por qué lo había cogido. La relación con mi padre había llegado a su fin.

Salí de casa y me dirigí a la de Dylan. Toqué a la puerta sin preocuparme por su madre.

-¿Qué quieres? -Dijo abriendo la puerta.

-Quiero ver a Dylan, ¿puede decirle que baje?

-¿Por qué no te haces un favor y te vas?

-¿Cómo dice?

-Que no eres la primera chica que viene aquí preguntando por él. -La miré confundida.- Oh, ¿te pensabas que eras la única? -Se rió.- No, cariño... Han habido muchas que han estado con él, las enamora, hace que se quede sin amigos, que sus padres se pongan en su contra, les cuenta historias para darle pena... y cuando más solas se quedan, las deja para irse con otra. -Tragué saliva y la miré fijamente.

-Mientes.

-Oh, no, no miento. ¿A qué te ha dicho que su hermana está enferma? ¿Que no le hago caso? ¿Que me follo a todo el vecindario? -Dijo riendo.- Pobrecilla... -Me sentí muy confundida. -Admítelo, no te quiere. ¿Cómo iba a quererte? Mirate... Solo está jugando contigo, es muy buen actor. ¿Acaso se había fijado alguien en ti antes?

Me di la vuelta y me fui de allí mientras escuchaba su risa. Dylan no bajó y empecé a sentir que todo lo que acababa de contarme era verdad. No podía creerlo, no podía entender cómo había sido tan tonta. Empecé a andar por mi cuarto, intentando controlar mi ansiedad cuando escuché un ruido procedente de mi ventana. Era él.

-Luna, ¿qué ha pasado? -Se acercó a mi asustado.

-¿Qué haces aquí? -Pregunté enfadada.

-Te vi salir de mi casa y me asusté. No sabía qué pasaba. ¿Te ha dicho algo? ¿Te ha molestado?

-¿De verdad que me estás utilizando?

-¿Qué? ¿Eso piensas de mí? ¿En serio?

-Me lo ha dicho tu madre.

-Joder, ¿y tú le crees? ¿En serio? ¿No ves que es una puta borracha? Joder, Luna, te creía más inteligente. -Suspiré.

-¡No me tomes por tonta, Dylan! ¡Estoy hasta las narices de que todo el mundo juegue conmigo, de que me mientan y me utilicen!

-Luna, por favor... No puedes creerte esa mierda con todo lo que hemos vivido.

-No puedo más, Dylan... Ya no sé qué creer.

-Pues me tienes que creer a mí. Yo no te miento, te lo juro. Confía en mí, por favor. -Empecé a llorar y Dylan me abrazó con fuerza.- Tranquila, sh...

-Lo siento, me ha dicho eso y no sabía qué pensar...

-Tienes que confiar en mí, Luna. Solo busca hacerte daño. Pero te quiero, y eso nadie lo va a cambiar, ¿queda claro? -Asentí entre sus brazos.

-Lo siento...

-Tranquila...

-Quiero irme de aquí, quiero que todo esto acabe...

-Pronto acabará... Tranquila.

Durante los siguientes días falté toda la semana a clase. No quería saber nada sobre la gente del instituto. Bastante había pasado ya como para jugármela más. Dylan y yo quedábamos en sitios alejados o escondidos para que nadie nos pudiera molestar. También pasé varios días sin hablar con mis padres. No quería saber nada de sus problemas y últimamente les escuchaba discutir.

-Luna, ¿puedo pasar? -Preguntó mi madre golpeando la puerta.

-Si no hay más remedio...

-Acaban de llamarme del instituto. -Me asusté al escuchar eso pero hice como si no supiera de qué iba la cosa.

-¿Y?

-¿Y? -Dijo enfadada.- Llevas una semana faltando a clase y tienes algunas otras faltas anteriores. ¿Se puede saber qué diablos estás haciendo? ¡Te estás jugando el futuro!

-No puedo ir, mamá.

-Y tanto que puedes. Mañana mismo volverás y te pondrán un castigo por las faltas de asistencia.

-No pienso ir. -Le grité.

-¿Disculpa? Vas a ir aunque tenga que llevarte a rastras.

-Yo no tengo la culpa de tus mierdas con papá.

-Esto no tiene nada que ver con mis discusiones con tu padre. No puedes faltar así al instituto y ni siquiera voy a preguntar dónde vas cada mañana porque sino tendremos un problema pero no te voy a tolerar ni una más, Luna. Si sigues así acabaremos muy mal.

Me asomé a la ventana y empecé a encender y apagar una linterna. Habíamos pactado esa señal para poder vernos cuando lo necesitáramos. Dylan se asomó y le hice un gesto para que se acercara.

-Quieren que vuelva al instituto... No sé qué voy a hacer. -Dije preocupada.

-No pueden obligarte.

-Sí pueden, Dylan. No puedo soportar más problemas, no quiero más movidas con mis padres...

-¿Y qué vas a hacer? ¿¡Dejar que esos maricones te pongan la mano encima?! Yo no estoy allí, Luna. No podré protegerte.- Eché a llorar de la impotencia y él me abrazó.

-Iré y les evitaré... No puedo hacer otra cosa.

-Está bien, pero lleva esto...- Me puso una navaja sobre la mano.

-¿Qué? ¿Estás loco?

-Solo por si acaso, Luna. Por favor...

-Vale, está bien. -Suspiré.- Ojalá pudiera irme lejos de aquí...

-Espero que ese plan me incluya a mi. -Le miré y sonreí.

-Claro.

No dormí nada esa noche pensando que tendría que volver al instituto. No habíamos vuelto a saber nada del chico, ni siquiera sabía si seguía con vida y, en el fondo, no quería saberlo. Si me enterase de que Dylan le hubiera... matado o incluso si ese chico estuviera muy grave... No podría mirar a Dylan a los ojos nunca más. Todo se desmoronaría.

Cuando vi que el reloj marcaba las siete de la mañana me levanté, me vestí y me miré unos segundos en el espejo. Cogí la navaja y la escondí en mis botas marrones. Respiré hondo un par de veces hasta convencerme de lo que iba a hacer.

Conecté mi mp3 a los auriculares y dejé sonar la canción de Billy Talent "Nothing to lose". Era la mejor para este momento.

Morir por él, matar por ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora