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La estancia 4

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El resto de la mañana el rubio la había pasado entre cobijas y pañuelos desechables que poco a poco habían ido enrojeciendo su nariz. Un té caliente y una tostada con mermelada habían sido su única comida antes de volver a caer rendido entre las frazadas, su cuerpo afiebrado buscó refugiarse entre el calor y aunque había tomado un par de pastillas Steve sabía que la gripa se quedaría con el por al menos un par de días... después de todo su sistema inmune no era tan fuerte.

Pasadas las cinco de la tarde el sonido insistente y molesto del timbre de su pequeño piso le trajo de vuelta del mundo de lo sueños y también de vuelta al dolor de su garganta ahora seca y muy inflamada. Tenía la nariz congestionada y eso le forzaba a tener que respirar por la boca, irritando aún más su garganta.

Con malas pulgas se levantó de su cama jurando que si era Bucky le cerraría la puerta en la carota por escandaloso.

Pero al otro lado de la puerta no halló a Bucky, en cambio fue Tony quien le sonrió con cierta vergüenza y quizá el rubio en otro momento se hubiese sentido sorprendido o incluso molesto de encontrarle ahí pero justo ahora la ligera fiebre y el malestar generalizado le tenían agotado.

-¿que haces aquí?¿como encontraste mi direccion?-

Le saludo con desgana sin moverse ni un centímetro de su sitio en la puerta ni dar indicio alguno de querer dejarle pasar, recostado sobre su hombro Tony traía a un muy dormido Peter y aunque Steve se sintió mal por el nene estaba convencido de que no dejarles pasar sería lo mejor para todos. Sobre todo para Peter quien podría contraer un feo catarro.

-la receta en tu cuaderno de dibujo-

Confesó Tony con gesto avergonzado rogando porque el rubio no se lo tomara mal, ahora que lo pensaba si era raro. El mismo reaccionaría mal si un extraño tocara a su puerta... algo más avergonzado le miro con esos ojos chocolate llenos de sinceridad.

-Pensamos que necesitarías tu mochila y tu chaqueta, aquí que te la trajimos... pero mi compañero se durmió en el camino-

Tony le sonrió con disculpa y cierta chispa divertida en la mirada. Steve por su parte aceptó la explicación porque si, sabía que esa receta estaba ahí.

-Si, la necesitaba ayer cuando tuve que caminar en el frío... -

El reclamo se quedó a medias cuando un zumbido nada agradable se desató en su cabeza, enojarse con en ese estado no era buena idea pues de pronto sentía que su cabeza estallaría.

-Escucha, Justo ahora no tengo ni la más remota idea de cómo conseguiste mi dirección y ciertamente tampoco tengo ganas de averiguarlo... tengo sueño y me duele todo. Pero gracias por venir hasta aquí...-

El rubio extendió la mano hacia Tony para que este le diese la mochila pero el Moreno solo se le quedó viendo con cierta aprensión en la mirada.

-lamentó mucho lo que sucedió ayer... yo... he tenido unos días muy estresantes y no se porque reaccioné así.-

Se disculpó pues realmente había sido a eso a lo que había ido hasta el pequeño piso de Steve. Sabía que el rubio había enfermado por su culpa pero ver lo enfermo que estaba con sus propios ojos era un asunto diferente y la culpa le invadió por completo.

Steve solo suspiro, no se sentía con ánimos de estar ni siquiera ahí parado.

-Te dejaría pasar y entonces te obligaría a  prepararme el té como disculpa... pero Peter podría enfermarse. Así que por esta vez me contentaré con tu palabra.-

Steve bromeo con una sonrisa cansada en los labios y Tony esta vez le devolvió el gesto algo más aliviado.

-ahora dame mi mochila y vete de aquí-

Esta vez Tony si le entrego la mochila cuando Steve estiró la mano.

-recuperate pronto por favor, si mañana aún no has vuelto a la estancia entonces vendré de nuevo y traeré conmigo la mejor sopa de pollo de la ciudad...-

Le prometio antes de darse la vuelta y caminar hacia el elevador con una sonrisa satisfecha, el rubio aún en ese estado huraño era un completo bombón, esos ojos azules brillantes por la fiebre y sus mejillas coloradas eran sin duda algo que a Tony le gustaría volver a ver, bajo diferentes circunstancias claro.

En la entrada Steve se quedó con una sonrisa floja y negó divertido mientras cerraba la puerta, con cierta desgana llevo la mochila hasta su habitación al percibir que se sentía algo más pesada que la tarde anterior. Y al abrirla averiguó el porqué, dentro, Tony había metido la pequeña canasta que Happy había comprado para Steve.

Sin darse cuenta el rubio ya estaba sonriendo al ver los frasquitos y paquetes de remedios para el catarro, había incluso unas pastillas para el dolor de garganta que Steve no dudó en usar y que le regalaron un alivio inmediato.

Había también un tarjeta con un número de teléfono que Steve supuso era el número de Tony y un recupérate adornado con una carita sonriente.

Con un suspiro el rubio hizo a un lado la canasta y la mochila para poder recostarse en la cama no sin antes asegurarse de enviarle un "Gracias" en forma d mensaje de texto al número en la tarjeta. Ya no pudo ver la respuesta que recibió algunos minutos más tarde pues el cansancios le venció por completo llevándole por algunas horas al mundo de los sueños.

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Estoy intentando ponerme al corriente 😂

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