La estancia

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La estancia 8
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Una semana después Steve resopló frustrado con el anuncio del periódico ahora arrugado entre sus manos, había tenido que caminar unos cuarenta minutos para poder llegar a esa tienda solo para descubrir que la vacante ya había sido ocupada.

Encontrar trabajo en Nueva York no era algo fácil y el rubio se estaba teniendo que enfrentar una vez más a la terrible situación de estar desempleado.

La señorita Potts le había hecho llegar un mensaje ofreciendo su ayuda para buscar recolocarle pero el rubio había preferido no aceptar. De cierta forma Steve estaba enojado con ella pues él sabía que no había sido justa su decisión.

Más tarde esa misma tarde al volver a su departamento se encontró con Tony y el pequeño Peter esperándole afuera de su departamento.

El rostro de Steve enseguida se iluminó con una sonrisa pues hacía días que no lo veía ya que el moreno había tenido mucho trabajo. Sin embargo se habían mantenido en contacto a través de mensajes y llamadas.

-Hey!-

Les saludo Steve apresurándose a subir los últimos escalones para poder alcanzarlos.

-¡Steve!-

Peter se soltó de la mano se su papá para correr a saludar a Steve. Una vez el rubio se había recuperado de la gripa Peter había vuelto a la estancia y el pequeño de cierta forma se había acostumbrado a la presencia del rubio.

-¡Te extraño mucho! ¿Cuando volverás?-

Le pregunto Peter con una sonrisa llena de inocencia mientras se abrazaba a las piernas del rubio. Steve solo le dedico a Tony una sonrisa algo apenado mientras el moreno le regalaba un gesto de disculpa.

-intente explicarle... pero es complicado-

Se excusó Tony, de verdad había intentado explicarle pero Peter no entendía porque ya no podría ver a Steve en la estancia.

Steve medito un par de segundos antes de agacharse a la altura de Peter para explicarle.

-¿Recuerdas cuando jugamos a ser bomberos y luego a ser policías?-

Peter asintió con una sonrisa, ese día se la habían pasado muy bien.

-Bueno, así son los empleos. A veces hay que cambiar. Digamos que ya no estoy jugando en la estancia... -

-¿por que? La estancia es divertida-

-porque... porque me queda muy lejos de mi casa. Ahora buscaré un empleo más cerquita-

Mintió Steve revolviéndole los cabellos pero Peter aún lucia contrariado.

-Mi casa también está lejos del trabajo de papá... pero me gustaba ir, así podía jugar contigo-

Tony los miro a ambos con pena pues no había dimensionado que el más afectado en todo eso sería Peter.

-Bueno... pero siempre puedes hacer más amiguitos. Además te gusta mucho el carrusel, no?-

Steve le sonrió y Peter no pudo evitar sonreírle de vuelta porque si, el carrusel le gustaba mucho.

-Bueno... ¿quieren pasar? Creo que tengo un par de sodas en la nevera...-

Los invito al tiempo que se levantaba y ambos castaños asintieron al mismo tiempo.

Una vez dentro del apartamento Peter se sentó en el sofá, la casita de Steve era como su habitación y eso le gustaba... todo estaba cerquita. Sus enormes ojos castaños se perdieron en los dibujos que colgaban en la pared frente a él mientras Tony seguía a Steve a la pequeña cocina, lo cual no era demasiada distancia pero si la suficiente para poder hablar sin que el pequeño Peter escuchara.