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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 X

~☤~

Llegada la hora del almuerzo, Sheila y yo nos encontramos con Hayley en el comedor. Ambas nos miramos cuando la vimos hablando con Sarah Johnson, y me preocupé. Sheila se dio cuenta.
—¿Estará contándole lo de anoche? —le pregunté, con mis ojos abiertos como platos al verlas charlando.
—No creo que sea tan... —se calló al ver a Hayley caminando hacia nosotras, y me dió un codazo.
—Hola —dije, esbozando una sonrisa, pero fue más una mueca—, ¿eres amiga de Sarah? —pregunté, curiosa, y rogando que no le haya contado nada sobre lo sucedido en la casa de Dylan.
—Algo así —dijo, encogiéndose de hombros—, ella se acercó a hablarme, dijo que sabe que me gusta Dylan, y que podría ayudarme con él —una sonrisa se formó en su rostro.
Suspiré aliviada, pero al mirar a Sarah, supe que lo que le había dicho a Hayley, fue sólo para demostrarme que Dylan jamás estaría conmigo.
—Vamos a sentarnos —dijo Sheila, tocándome el hombro para que desviara la vista de Sarah.
Asentí, y seguí a mi amiga. Buscamos algo qué comer, y luego fuimos a un lugar que estaba vacío. Hablamos sobre lo que nos compraríamos para la fiesta de Matt, pero yo no estaba tan emocionada. La verdad, no tenía muchas ganas de ir.
Hayley se quedó mirando fijamente a la entrada del comedor, y al alzar la vista, vi a Mike y sus tres amigos entrando como si fueran reyes. Rodé los ojos y miré hacia otro lado. Todas las chicas (y algunos chicos), suspiraron al ver a "los chicos más guapos de la escuela".
Dylan estaba hablando con dos mujeres en la mesa, Connor usaba su celular, Mike estaba con otra chica, y James... Él estaba mirándome. Le sonreí y lo saludé con mi mano, a lo que él respondió con un simpático guiño.
—Estás captando todas las miradas de aquí —me susurró Sheila, mirando hacia todos lados. Me reí—. Más que nada la de Dylan —me susurró al oído.
Rodé los ojos, sonriendo con mi labio inferior entre los dientes, y mi mirada se encontró con la de Dylan, que se encontraba serio. Luego, sonrió y me guiñó el ojo. Yo desvié la vista.
Sin duda, Dylan McCuller me ponía nerviosa.

•••

Me estaba preparando para ir al centro comercial con Hayley y Sheila a comprar ropa para la fiesta de Matt. No tenía muchas ganas, pero lo haría por ellas. Sinceramente, las fiestas son todo lo contrario a lo que me gusta.
—¡Adiós Mike! —le grité bajando las escaleras a mi hermano, que estaba viendo una película—, iré a comprar ropa con las chicas, Sheila me llevará en su auto —dije, viendo su cara de pocos amigos.
—Cuídate —dijo, lanzando una sonrisa de lado.
Le devolví la sonrisa, y escuché la bocina del auto de Sheila. Salí, y allí estaba ella, saludándome con la mano y con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.
—¡Hola! —dijo, cuando estaba entrando al asiento del acompañante.
—¡Hola! —respondí, intentando imitar su cara y su voz.
—Hayley nos espera allá —dijo, acelerando el auto.
Asentí, y puse música por Bluetooth desde mi celular. "Love Me Like You Do", de Ellie Goulding, comenzó a sonar. Era nuestra canción favorita, y la cantamos hasta llegar al centro comercial.
—¿Crees que Hayley y Dylan podrían tener algo? —preguntó mi amiga, sin desviar la vista de la carretera.
Me encogí de hombros.
—No lo sé, tal vez —dije, y seguí mirando hacia la ventana, desinteresada.
—Hayley hará lo posible... —dijo, alargando la palabra "posible".
—Supongo —respondí, y suspiré—. Estará furiosa si se entera de lo que sucedió entre él y yo —dije.
—Claire —dijo, ya estacionando el auto en el centro comercial—, si tú y Dylan llegan a tener algo, ella deberá aceptarlo aunque no quiera. Es tu amiga, y tendrá que entenderlo.
—Por suerte no tendrá que hacerlo, porque jamás estaría con Dylan —suspiré, y analicé mis palabras—. Vamos —seguí—, Hayley nos espera.

•••

—¿Este no te gusta? —dijo Sheila, mostrándome un top con brillos.
Hice una mueca en la cara y negué con la cabeza, para que supiera que jamás me pondría eso. Ella levantó los pulgares.
Hayley parecía cansada. Llevábamos dos horas recorriendo tiendas, y yo no me decidía por ningún outfit. Ellas, en cambio, habían comprado más de una prenda.
—Debes elegir algo —dijo Hayley, un poco harta, y recorriendo con la mano la ropa para mostrármela.
Eché un vistazo rápido. Sinceramente, no había nada que llamara mi atención, aunque estaba segura de que era porque no tenía ganas de ir a la fiesta.
Vi un short negro engomado, que pensé que podría quedarme bien. También tomé una blusa sin mangas rosa pastel, con lo que lo acompañaría.
—Me probaré estos —dije, sonriendo falsamente, sin ocultar lo harta que estaba.
Sheila aplaudió emocionada, y se colocó al lado del probador para ver cómo me quedaba. Hayley sólo se quedó con su celular, y su cara expresaba lo fastidiada que estaba. Cuando me probé todo, intenté convencerme de que me quedaba bien para por fin salir de este lugar. Aunque Sheila se encargó de hacérmelo saber.
—¡Dios amiga! —gritó, con las manos al lado de su boca—, ¡Estás hermosa!
Me reí. Le agradecí, y traté de hacerle creer que quería ir a la fiesta. Obviamente, no me creyó.
Acompañaría el short y la blusa con unos zapatos altos que tenía en mi armario. Hayley se encargaría de maquillarme (porque yo jamás he sido buena para eso), y Sheila me peinaría. Por fin, todo arreglado.

Estúpidamente Perfecto © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora