XVIII

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 XVIII

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Mike apartó mi brazo con brusquedad, y antes de poder golpear de nuevo a Dylan, el director apareció

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Mike apartó mi brazo con brusquedad, y antes de poder golpear de nuevo a Dylan, el director apareció. Típica pelea de chicos malos, siempre termina así. Dios, no podía creer que en serio esto estaba pasando.
Ambos se dirigieron a dirección sin decir una palabra, pero se sentía una horrible tensión entre ellos. Mike quería molerlo a golpes, y claro que Dylan respondería a ellos. No quería saber qué pasaría entre los dos después de esto, han sido amigos desde el jardín de niños, y si dejan de serlo por mi culpa... Simplemente no me lo permitiría. ¿Quién me mandó a enamorarme del engreído, idiota y mujeriego mejor amigo de mi hermano mayor?
Pero esto no es lo peor.
Ahora Dylan pensaba que le había dicho a Mike que se acostó conmigo, y eso sólo aparentaba una cosa: estoy tan desesperada por él, que invento situaciones que jamás ocurrieron. O al menos, poniéndome en el lugar de Dylan, eso sería lo que pensaría. Seguramente su ego ya pasó los cielos, sabiendo que por más que intente, jamás podré sacarlo de mi cabeza. Demonios, nunca debí involucrarme con James, porque ahora Dylan sabe que lo hice para olvidarlo. Por más que lo que Mike dijo no era cierto, quitarle esta idea de la cabeza sería muy difícil, más que nada porque debo ser la única chica en Dalton School que no durmió con él. Sí, sin duda pensará que muero por estar en su cama.
—¡¿Qué demonios, Claire?! —preguntó Hayley con un tono alto, acercándose a mí.
Estaba enfurecida por lo que, ahora, todos sabían acerca de Dylan y yo. Quizás pensaba que lo que había sucedido era porque no podía soportar que se besara con el chico con el que yo "había dormido". Esto no podría empeorar.
—No es cierto lo que Mike dijo —me justifiqué.
Sheila no decía una palabra, pero noté por su mirada que estaba muy preocupada.
—¿En serio piensas que voy a creerte? —dijo Hayley, con tono desafiante—, ¿Por qué demonios no puedes aceptar que el chico más popular de la escuela por fin está fijándose en mí? ¿En serio siempre tienes que intentar superarme?
—¿De qué demonios estás hablando? —respondí, acercándome a ella.
—Por favor, Claire —respondió, sarcástica—, siempre has querido ser como yo, pero no puedes aceptar que jamás lo serás. Debiste besar a mi crush para sentirte como yo, ¿verdad?
Hayley no tenía idea de lo que estaba hablando. Quería gritarle, ya estaba demasiado alterada por todo lo que acababa de ocurrir, y no necesitaba a una persona más que dijera cosas sobre mí que no eran verdad.
—Por Dios, Hayley —protesté—, ¿en serio crees que sería capaz de hacer algo para "superarte"? Lo que sucedió con Dylan...
—Eres una perra —me interrumpió—, no puedes justificarte.
—¡No pasó nada entre nosotros! —grité, y al ver que todos me miraron, intenté tranquilizarme.
Entonces, Sarah apareció. Apartó a Sheila, que había estado toda la discusión callada, y se colocó al lado de Hayley, con los brazos cruzados mientras me clavaba una mirada curiosa.
—¿Así que dormiste con el amigo de tu hermano? —rió sarcástica—, pensé que después de verme salir de su casa, habías entendido que tu amor con él era imposible, lo suficiente para dejar de crear historias románticas falsas.
Era indescriptible la cólera que sentía en aquel momento. Hayley y Sarah parecían querer asesinarme, y Sheila, quién ahora estaba a mi lado, me tocaba el hombro para que salgamos de allí. Le hice caso, y volteé para caminar hacia el baño junto a mi amiga. Necesitaba tranquilizarme.
Cuando estuve unos metros lejos de ellas, escuché que Sarah gritó para que todos oyeran:
—James estará feliz de saber que su novia durmió con su mejor amigo.
Todos comenzaron a pronunciar interjecciones de sorpresa, y algunos susurros que no logré escuchar. Sarah me había sacado de quicio, y verla con esa sonrisa maliciosa sólo lo empeoraba. Juro que quería calmarme e ignorarlas, pero no podía. Si no hubiera sido por Sheila que me contuvo, ahora mismo estaría golpeándola. Yo no era así, pero estaba harta.
La pregunta era, ¿cómo es que sabía que James y yo estábamos en algo? ¿En serio él podría haberle contado?
Rayos, no fue James. James no haría algo así. Dylan fue quién se lo dijo. Él sería capaz después de verme con James, más que nada porque su ego que no le permitía que una chica lo hubiera botado. El imbécil de Dylan le había dicho a toda la preparatoria que James y yo estábamos saliendo, y supuse que era porque sabía que no quería que nadie se enterara. Creo que Mike no es el único que quiere golpearlo en este momento.
Ahora todo Dalton School pensaba que era una zorra que durmió con el amigo de su novio, que también es el mejor amigo de su hermano.
—Claire —dijo Sheila, cuando estuvo sentada a mi lado contra la pared del baño, intentando calmarme, —, relájate, ¿sí? Tú sabes muy bien que no fue así.
—Tenía razón al decir que estaba con James —dije, para mí misma—, pero ahora todos creen que lo engañé con Dylan.
Mi amiga me abrazó, y rogué que ninguna lágrima cayera por mi mejilla.
—¿Desde cuándo te importa los que otros crean sobre ti? —me preguntó—, Claire, no quedaste como una zorra, quedaste como irresistible. Los amigos de tu hermano te desean, dos de los chicos más populares de la escuela. Estoy segura de que muchas están envidiándote en este preciso momento. Más que nada, Sarah.
Lo que Sheila decía no me convencía para nada. No me interesaba lo que los demás pensaran de mí, sin embargo, sabía que el hecho de estar con James y pensar en Dylan era cierto. Me estaba mintiendo a mí misma, y ahora todos lo sabían.
—Estoy segura de que Dylan fue quién le dijo a Sarah que estaba saliendo con James —dije, y apoyé mi cabeza contra la pared—, después de lo que me dijo... Yo sólo lo ignoré, y eso le hubiera dolido a cualquiera —suspiré—, debe estar enfurecido conm...
—¿De qué demonios estás hablando? —preguntó Sheila, curiosa.
Recordé en ese instante, que no le había contado lo que Dylan me había dicho.
—Dylan... —comencé, y suspiré al segundo—, me dijo que estaba locamente enamorado de mí, y que... —titubeé. Sheila estaba con una sonrisa de oreja a oreja, escuchando con atención, y seguí—: Y que me amaba.

Estúpidamente Perfecto © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora