Dos años después...
Han pasado dos años desde la graduación de Mike. Mi padre ha estado con nosotros estos últimos meses, porque ya había terminado su trabajo y quería que pasáramos tiempo juntos. Mi hermano mantiene una relación con Cindy, y en serio no podría estar más feliz por él. Ella es una chica increíble, y a pesar de que él solía ser un idiota, sé que la ama.
Sheila y yo hemos sido inseparables este último tiempo. La preparatoria conocía lo que había ocurrido con Dylan, y Hayley y Sarah no estaban contentas con eso. Sin embargo, onceavo y doceavo grado fueron, sin duda, los mejores de la preparatoria.
Y en cuanto al chico que amo, él y yo estamos juntos desde su graduación. Dylan ha sido la persona más tierna, atenta y divertida. Me hacía sentir la chica más especial del mundo, por lo menos para él. Cada día con un mínimo detalle hacía que me enamorara mucho más de él. Ha asistido a Yale luego de graduarse, y sinceramente estaba muy contenta por él. Había logrado lo que se había propuesto desde que comenzó la preparatoria, y le estaba yendo más que bien.
La relación entre Mike y Dylan mejoró bastante, más que nada porque veía que yo era feliz, que me quería de verdad y que me respetaba. Por eso, ellos han vuelto a ser amigos, y quién sabe, quizás recuperen esa confianza que solían tener.
—¡Claire! —llamó mi hermano desde su auto, quitándome de mis pensamientos—, ¡Es hora de irnos!
En tan sólo unos minutos, estaría en mi fiesta de graduación, leyendo el discurso que escribí para mi familia, y para Dylan. Tuve un flashback de cuando él habló frente a Dalton, cuando me dijo que me amaba sin importar lo que la gente pensara. Aún recuerdo sus palabras, y al hacerlo, simplemente se me llenaban los ojos de lágrimas. Dylan era lo mejor que pudo haberme pasado, y por suerte, me atreví a intentarlo con él.
—¿Estás lista, hermanita? —preguntó Mike desde el asiento del conductor.
Mi padre sonrió desde el del acompañante, mientras que yo estaba en el trasero. Dylan iría en su moto, él también estaba muy emocionado por verme allí.
Miré por la ventana durante todo el viaje, sintiéndome un poco nerviosa y ansiosa. Era mi último día en Dalton, y el año entrante, asistiría a City College. Me decidí por la carrera de lenguas extranjeras, porque me di cuenta de que amaba todo lo relacionado con la escritura en diferentes idiomas. Sin embargo, no quería dejar Dalton, no quería que la preparatoria terminara. Había vivido muchas cosas allí, cosas increíbles que quedarán grabadas en mi mente por siempre.
Mi hermano estacionó el auto al lado de la acera de la escuela, donde Sheila estaba esperándome con una sonrisa en su rostro, y los brazos extendidos.
—¡Amiga! —me abrazó con mucha fuerza, y yo respondí de la misma manera.
—¡Estás hermosa, Shei! —le dije, después de soltarla.
—¡Tú lo estás, Claire! —respondió, sin poder dejar de sonreír.
Era la primera vez que Sheila no me maquillaba, peinaba, ni ayudaba a encontrar el vestido perfecto. Lo había elegido yo, en una de las tiendas del centro comercial. Un vestido de color durazno, con unas pequeñas mangas caídas y delicadas, y brillos en la parte del corset. Debajo, caía tul del mismo color. Era bellísimo.
Fue cuando Sheila miró por arriba de mis hombros, hacia mis espaldas, señaló algo que estaba tras de mí con la cabeza y luego sonrió. Me di vuelta, para entender a qué se refería, y me encontré un atractivo chico de traje y ojos azules, con una sonrisa tierna y con un ramo flores en la mano. Dylan McCuller.
—Hola, preciosa —dijo, y corrí a abrazarlo.
Él me sonrió, respondió a mi abrazo tomándome fuerte de la cintura y escondió la cabeza en mi hombro.
—Estás hermosa —me susurró al oído, mientras sus brazos me rodeaban—, eres hermosa.
Esbocé una sonrisa, y le di un beso en los labios. Él me tomó de la mano para dirigirse a saludar a mi papá y a Mike. Mi padre lo abrazó, y mi hermano y él hicieron su típico saludo de amigos. Mike le murmuró algo que no llegué a escuchar, y Dylan me miró después de eso. Hice una mueca de confusión, y antes de poder preguntar qué ocurría, Dylan me interrumpió:
—Ya te enterarás —y me acarició la mejilla para después darme un beso en ese lugar.
—¿Vas a terminar conmigo? —le pregunté, irónica.
Él rió.
—Sabes que jamás lo haría —respondió, y su manos se colocaron en mi cintura, para ambos entrar a Dalton.
Mi papá y Mike vinieron detrás de nosotros. Al ver a Dylan y a mi hermano, el director que estaba en la puerta, nos saludó con un abrazo.
—McCuller —le dijo—, no lo he visto desde...—pensó—, desde su gran discurso de graduación —comentó, con una sonrisa en su rostro, y mirándome.
Dylan lanzó una risa con la cabeza gacha, y me rodeó el cuello con su brazo.
—Era la única forma de tener a la mujer que amaba —respondió él, dirigiendo su vista a mí, y después volvió al director.
Sonreí con los labios juntos, y lo abracé.
—Les deseo lo mejor —dijo el directivo, e hizo señas con las manos para que pasáramos al gimnasio. Estaba decorado de la misma manera que la de Dylan, excepto que en esta, los colores eran plateado y negro. Algunas chicas, al ver que Dylan McCuller había venido, habían comenzado a murmurar algunas cosas. Él se dio cuenta de que me había molestado, así que frente a ellas, me tomó del cuello y me besó desprevenidamente. Sonreí contra sus labios, y le di otro corto beso.
—Tengo que ir con mis compañeros de clase —le dije, y él hizo puchero. Me reí.
—Bien —dijo, después de darme un beso—, pero prométeme que apenas termines de leer tu discurso, vendrás corriendo a mis brazos —me besó la frente—, porque tengo algo para ti.
Alcé las cejas, y pregunté:
—¿Qué cosa?
Dylan levantó las manos con ironía, como diciendo "No lo sé", y sonrió.
—Prometo que te encantará —dijo, e inmediatamente el director habló por el micrófono, comentando que los graduados debíamos prepararnos porque la ceremonia estaba por comenzar.
Lo abracé, y me dirigí al asiento junto al de Sheila. Mi amiga apoyó su cabeza en mi hombro, y dijo:
—Ay Claire... —suspiró—, no quiero dejar Dalton.
—Tampoco yo —respondí, colocando la mía sobre la suya.
Ambas nos quedamos calladas unos segundos, reflexionando acerca de lo que sería terminar la preparatoria, y después de tantos años, comenzar la universidad. Tenía miedo de que Sheila y yo no nos viéramos todos los días como antes, y que nos distanciáramos. Por nada del mundo permitiría eso.
—Vamos a estar igual de juntas que en la preparatoria, ¿cierto? —le pregunté, mientras el director empezaba a llamar a los graduados para que leyeran sus palabras.
—Por supuesto, amiga —respondió ella, alzando la cabeza, y luego volvió a la misma posición en la que estaba.
Habían pasado algunos de los chicos y chicas a leer sus discursos. Casi todos decían lo mismo, agradecían a sus familias, los profesores y sus amigos. De hecho, yo también había escrito acerca de eso, así que no los culpaba.
Entonces, el director dijo mi nombre. Todos aplaudían a los graduados que subían al escenario, y yo no fui la excepción. Vi a Mike, mi padre y Dylan, los tres juntos, mirándome con una sonrisa en sus rostros, y mi novio me guiñó el ojo.
Al subir al escenario y colocarme frente al micrófono, no podía dejar de pensar en una milésima de segundo, en cada recuerdo que tenía en Dalton. Todo lo que había vivido, las personas que había conocido, aquellas de las que me alejé, y aquella que robó mi corazón. No olvidaría nada de eso, estaba segura.
Al empezar a leer el discurso, no dejaba de mirar a Dylan, a Mike y a mi padre. El papel hablaba sobre ellos, sobre lo mucho que los apreciaba y lo importante que eran para mí. Luego miré a Sheila, quién también estaba escrita en el pliego. La confianza que tenía con ella, lo que me había ayudado, y por estar siempre cuando la necesitaba. Había sido mi mejor amiga desde que éramos pequeñas, y deseaba que nuestra amistad jamás terminara. También hablé acerca de Hayley, refiriéndome a ella como "personas que solían estar, pero ahora ya no en mi vida". No le guardo rencor, en serio le deseo lo mejor porque, en su momento, habíamos sido buenas amigas.
Abracé a los directivos y me saqué una foto con ellos cuando terminé de leer lo que había escrito, y bajé del escenario digiriéndome directamente hacia Dylan, que me esperaba sonriendo.
Lo abracé con todas mis fuerzas, y él hizo exactamente lo mismo. Me levantó para darme una vuelta sobre él, y después me besó, mientras me tomaba de la cintura y acariciaba mi espalda. Después, volví a abrazarlo dirigiendo las manos a su cuello y rodeándolo, y detrás de él, Mike y mi padre aparecieron. Los abracé a ambos, y noté que mi papá tenía los ojos cristalizados. "Estoy muy orgulloso de ti", me dijo él, y cuando me conduje hacia Mike, mi hermano me esperaba con una sonrisa con los labios juntos.
—Eres la mejor —me dijo, cuando lo abracé—, te mereces lo mejor.
Me reí, y murmuré un "gracias". Entonces, señaló a Dylan con su cabeza para que volteara y lo mirara. Al acercámele, él tomó algo de su saco y lo movió enfrente de mis ojos. Alcé las cejas al ver lo que era: boletos de avión.
—¿Qué...? —pregunté, sin saber cómo seguir, y dejando que la palabra se esfumara en el aire.
—Quiero pasar mi vida contigo —dijo, y bajó la cabeza, observando los boletos—, así que, ¿por qué no empezar por un viaje a Bora Bora?
No pude evitar poner las manos en mi boca, para no gritar de la emoción. De nuevo me lancé hacia sus brazos, sin saber cómo agradecerle. No tenía palabras para describir lo que sentía, Dylan siempre me dejaba sin palabras. Estaba totalmente agradecida por tenerlo en mi vida, y en serio esperaba que siempre fuera así. Lo necesitaba conmigo, lo quería conmigo toda la vida. Era la única persona que lograba hacer que me sintiera como él lo hacía, y sinceramente, no podía amarlo más que esto.
Mi papá y Mike estaban enterados. Supuse que eso era lo que mi hermano le había dicho a Dylan cuando habíamos llegado, y parecía feliz por nosotros. En cuánto a mi padre, él estaba seguro de que Dylan me cuidaría durante el viaje, y deseó que la pasáramos de maravilla. El vuelo salía en tres días, y nos iríamos diez. Por Dios, estaba muy emocionada por estar con Dylan allí.
Mi papá y Mike dijeron que irían a casa, y me preguntaron si quería pasar la noche con Dylan, cenar con él. Por supuesto, dije que sí. Así que salimos del gimnasio juntos, y nos dirigimos a su moto, que estaba estacionada en la acera. Me dio el casco, como siempre, me subí en el asiento detrás de él, y aceleró.
No tenía idea de adónde estábamos yendo, pero el simple hecho de sentir el viento en mi cara, de estar con él y abrazarlo... Hacía que el momento fuera perfecto. Que no quisiera que pasara, que quisiera vivir en él durante toda mi vida.
Una vida junto al idiota, mujeriego, y engreído mejor amigo de mi hermano mayor. Una vida junto a Dylan McCuller.FIN
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Yyyyy llegó el epílogo de "Estúpidamente Perfecto"! 🥰
No tengo palabras para agradecerles, en serio estoy muy feliz por las vistas que tiene esta historia, los votos y sus comentarios. En serio gracias por todo! 😍😍❤️
AVISO: No haré una segunda parte, peeero comenzaré a publicar otra historia llamada "Mi Guardaespaldas"! 🤪
Acá abajo les dejo la portada y la sinopsis:Catherine es la hija de la familia más adinerada de Londres, la familia Wilmore. Vive junto a su padre, Francis Wilmore, un exitoso empresario y dueño de una asociación de caridad, y su madrastra, Roseanne Nicholls, una conocida diseñadora de modas.
En su vida parecía estar escrito el triunfo y la fama, ¿pero qué pasará cuando se entere de que corre peligro? ¿De que los hombres que quieren verlos arruinados, intentarán llegar a su padre, a través de ella? ¿Qué secretos ocultaban los Wilmore, de los cuáles Catherine no estaba al tanto?
Francis no quiere arriesgar a su hija, por eso, contrata a un guardaespaldas para que la defienda y acompañe adonde vaya: Asher Callen, alguien que la cuidará, que hará lo imposible por protegerla y que cambiará su vida por completo.
Pero también, alguien que oculta oscuros y misteriosos secretos.
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Estúpidamente Perfecto © [TERMINADA]
Teen Fiction¿Que el idiota, mujeriego y engreído mejor amigo de tu hermano mayor intente seducirte para dormir contigo? Paso.