XV

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 XV

~☤~

Permanecí mirándola desde que entré a Dalton School

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Permanecí mirándola desde que entré a Dalton School. Me odiaba a mí mismo por haber sido tan idiota. Sólo quería ir hacia allá, besarla y abrazarla para que supiera que la quería, y que haría lo que fuera por tenerla conmigo. Si tan sólo no fuera un maldito egoísta que sólo piensa en él, si tan sólo mi orgullo de "chico por las que todas mueren" hubiera desaparecido en ese preciso momento. Si tan sólo hubiera luchado un poco más por ella, diciéndole que de verdad la quería.
Entonces, James entró por la puerta trasera. Pasó enfrente de Claire, y al mirarla, le guiñó el ojo. Ella sonrió disimuladamente, nerviosa, y desvió la vista hacia abajo. Sentí una furia en mi pecho, ¿qué demonios le pasaba?
—Qué onda —dijo él, saludándonos con una toma de mano después de cruzar el pasillo.
Lo miré con la mejor cara de pocos amigos, sin disimular ni un poco la cólera que sentía. ¿Quién se creía para guiñarle el ojo a la chica de la que yo estaba enamorado?
—¿Cómo fue tu noche con Sarah Johnson? —preguntó James, al sentir mi silencio.
No sabía cómo era que se había enterado de aquello. Les había dicho que dormiría con una chica, pero no especifiqué que lo haría con ella. Además, no la hubiera tenido en mi cama de no saber que Claire sentía lo mismo que yo después de decirle lo mucho que la quería. Sí, soy un maldito idiota egocéntrico que no soporta que una mujer no esté loca por él.
—Estuvo bien —dije, desinteresado, aunque sin siquiera intentar convencerlo de que no había sido así—, siempre ha sido buena.
Él sonrió desafiante y alzó las cejas al instante. Estaba a punto de romperle la mandíbula de un puñetazo. No quería ni siquiera pensar en el hecho de que él y Claire...
No, no podía ser. Ella no dejaría que alguien la conquiste tan rápidamente, mucho menos James. Tenía que hablar con Claire cuánto antes, quería arreglar todo y ser sincero con ella, porque si no lo hacía ahora, después ya será demasiado tarde.
—¿Vamos? —preguntó Connor, señalando con la cabeza hacia el aula.
Estuve maldiciendo a James en mi mente durante toda su conversación, sin formar parte de ella. Ese idiota pensaba que tenía oportunidad con Claire, que podría enamorarla y conquistarla. No. Nunca tendrá el privilegio de besarla, ni quererla como yo la quiero. ¿En serio creía que podía provocarme intentando seducirla enfrente de mis ojos?

•••

Había visto a Claire en la hora del almuerzo, pero sólo estaba con sus amigas. James no se acercó a ella, y creí que lo hizo por Mike. No sé qué pensará él si se entera de que su amigo está enamorado de su hermanita. Sin embargo, no sólo me refiero a James cuando lo digo, porque admito que yo también lo estoy.
Si tan sólo la hubiera conocido antes de la apuesta... Ahora James cree que no estoy realmente enamorado de ella, y además de querer ganar la apuesta, quiere ganarse a la chica. Si no fuera por mi maldito orgullo, juro que le diría que lo que siento hacia Claire es en serio, que la apuesta ya no significa nada, y que se aleje de ella. Pero, ¿quién le creería a un chico que duerme con una mujer todas las noches, y hace sufrir a la que en serio ama?
Es por eso que necesito hablar con ella y decirle todo. James está conquistándola, y él siempre ha sido bueno con eso, más que nada porque de verdad le interesa Claire. Y eso significa sólo una cosa: yo seré quien la pierda.
Al finalizar la última clase, me encontré con Mike y Connor en el pasillo. No compartía clase con ninguno de ellos, así que siempre nos juntamos en nuestros casilleros. James aún no llegaba, y eso me extrañó. "Quizás está con Claire", pensé. De nuevo sentí ira, pero me tranquilicé al verla saliendo de alguna de las aulas con una de sus mejores amigas, creo que su nombre era Sheila, y se dirigían a la salida. Aproveché para saludar a los chicos e ir con ella para poder hablarle, y así fue. Al parecer, Mike no la llevaría en el auto, ya que estaba caminando hacia su casa. Se había despedido de su amiga, y en ese momento, dije su nombre.
—¿Qué demonios quieres? —dijo al verme, y se dio vuelta. La noté inquieta.
Miraba hacia todos lados, como si buscara a alguien o mejor dicho, como si no quisiera que alguien la vea.
—Quiero hablar contigo —le dije, y me coloqué enfrente suyo.
—No hay nada que tengas que decir que me interese —dijo, y dio media vuelta para seguir su camino.
La tomé del brazo para que no se fuera. Supe que a pesar de que su mirada era fría, esos hermosos ojos habían llorado por mi culpa. Dudé en decirle lo que sentía, es decir, ¿en serio merezco que ella esté conmigo? Soy un idiota, y sólo voy a lastimarla con cada estupidez que hago. Pero mi corazón me pedía a gritos que me abriera ante ella.
—Estoy enamorado de ti —dije, sin más y con un nudo en la garganta—, estoy locamente enamorado de ti.
Ella abrió los ojos como platos, y tragó saliva. De nuevo estaba nerviosa, y negó varias veces con la cabeza, incrédula. Aún se la notaba enojada, sin embargo, pensé qué tal vez la había convencido. Lancé un largo suspiro de alivio, y puse mis manos en la cabeza, mientras mi mente repetía "acabas de quedar como un imbécil". Claire jamás me creería, más que nada sabiendo que ayer dormí con Sarah.
—¿En serio piensas que voy a creerte? —preguntó, con los ojos entrecerrados y con una mirada que transmitía angustia.
—Perdóname —rogué—, por favor. Lo que sucedió ayer... —respiré hondo—, lo hice porque no podía aceptar que no sentías lo mismo que yo —froté mi rostro con la palma de mi mano—, pero al verte en la puerta de mi casa, supe que lo había arruinado —apreté los labios—. Claire... —susurré, y me quedé callado pensando en si decírselo o no.
Ella estaba atónita, pero también parecía preocupada. Cerró varias veces los ojos con fuerza, como si mirara en su interior y discutiera con su conciencia en si creerme o no. La observé de pies a cabeza, cada facción en su rostro, cada uno de sus cabellos, sus delicadas manos, sus preciosos ojos azules que después de unos segundos cerrados, me miraron, aunque más que nada... sus labios. Sus labios finos y rojizos, aquellos que moría por besar una vez más.
No pude evitar pensar, que era la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida.
Así que, sin más, volviendo al ultimo de mis susurros, seguí:
—Te amo.

Estúpidamente Perfecto © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora