XI

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 XI

~☤~

La chica me besaba desesperadamente

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La chica me besaba desesperadamente. Me encontraba sentado en el sofá, con ella encima mío. Recorría mi cabello con sus manos, y yo toda su espalda, apoyándola más contra mí.
—Te veré más tarde —dije, lanzándole una sonrisa cuando ya nos faltaba el aire.
—Claro que sí —respondió, mordiendo su labio inferior y levantándose de encima mío.
Hasta yo sabía que no sería así. Me había besado con al menos cinco chicas en una hora, y a todas les dije lo mismo, aprovechando que estaban muertas por mí, y eso era algo que me encantaba.
Había intentado sacarme a Claire de la cabeza, pero se me hacía imposible. Ella estaba apoyada en una de las paredes hablando con una de sus amigas, y vi a un par de hombres que la miraban con deseo. Me invadía la cólera al verlos, más que nada porque la observaban como si fuera un objeto, como si fuera algo para sólo una noche. Y ella era mucho más que eso. A pesar de que antes la quisiera para sexo, ahora ya no era así. La conocía mejor, y me había dado cuenta de que era increíble, que era diferente a las demás. Cuando estoy junto a ella, siento cosas que jamás había sentido estando con ninguna otra chica...
Debía admitirlo. Me había enamorado de Claire Schonfeld.

•••

Luego de hablar un rato con Sheila, fui a buscar algo para beber

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Luego de hablar un rato con Sheila, fui a buscar algo para beber. Sabía que tal vez todo lo que habría sería alcohol, pero tomaría agua del grifo si así fuera. Aparté personas de mi camino, algunas de ellas me insultaron por eso. Matt me había invitado a bailar con él unas tres veces, y me negué a todas ellas.
Había visto a Dylan con algunas chicas, disfrutando de la fiesta y aprovechando el hecho de que todas estaban locas por él. Me había tomado tiempo darme cuenta de que, tal vez, estaba celosa.
Tomé uno de los vasos que se encontraban en la mesada de la cocina, y cuando quise servirme agua, alguien me tocó el hombro, obligándome a darme vuelta.
—¿Qué quieres, Matt? —le pregunté, y cuando quise girarme, él me lo impidió.
—Quiero que vayamos a mi cuarto —me susurró al oído, y sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.
—Ni aunque estuviera muerta lo haría —le dije, e intenté apartarlo.
—No era una pregunta —dijo, con una sonrisa que me asustó.
—Aléjate de mí —dije, corriéndolo de mi camino.
Pero él me arrinconó en una de las paredes, con sus brazos a los costados de mi cabeza, y apoyó sus labios contra los míos. Le di un cachetazo, y quise irme, pero su mano agarrando mi brazo me lo impidió.
—¡Déjame! —le dije, ya asustada.
Él sonrió, y me atrajo hacia él, para luego guiarme hasta las escaleras. Ya sentía las lágrimas caer por mis mejillas del miedo y la angustia. Estaba aterrada, y mi cuerpo parecía quedarse inmóvil ante la situación, como si no reaccionara. "Por favor", era lo único que lograba murmurar, pero a él no le importaba.
—Déjala en paz, Matt —escuché que dijeron con un tono alto.
Él se dio la vuelta para mirarlo, y me soltó el brazo, que me quedó marcado.
—¿Acaso no escuchaste? ¡Aléjate de ella! —gritó Dylan, con los puños apretados.
Matt le hizo frente. Dylan era más alto que él, así que debió alzar la cabeza para mirarlo a los ojos y desafiarlo.
—¿O si no qué? —dijo, entre dientes.
—Te mataré a golpes —respondió Dylan, con una voz ronca y amenazante.
Matt fue quién dió el primer golpe, que Dylan esquivó sin problema, y luego le dió un puñetazo en la mandíbula, haciendo que Matt cayera al suelo. Ya se había juntado gente alrededor, todos observando atentamente la pelea, y escuché alientos hacia Dylan. Él ya estaba sobre Matt, golpeándolo en el rostro con una fuerza inmensa. Pude ver sus nudillos sangrar, pero no se comparaba con la cara de Matt.
—¡Dylan, basta! —grité.
Aunque Matt se lo mereciera, odiaba ver pelear a chicos, y más que nada, sabiendo que Dylan lo había hecho para defenderme. Cuando vio que Matt no podía ni siquiera razonar, se levantó de encima de él, no antes de insultarlo de todas las maneras posibles. Después se acercó hacia mí, y con una mirada que transmitía preocupación, preguntó:
—¿Estás bien?
Asentí, aún respirando acelerado, y con mis manos temblando. Ni siquiera supe cómo, pero después de unos segundos, me encontraba acurrucada en el pecho de Dylan, y sus brazos rodeaban mi espalda, mientras su boca susurraba "tranquila".
—Vámonos —dijo él, sabiendo que estaba incómoda al tener todas las miradas sobre nosotros.
Me guió hasta afuera, donde me abrazó con más fuerza, y me dio su chaqueta al verme tiritando del frío, porque la mía la había olvidado dentro. Yo me acurruqué en su pecho, mojándole la camiseta con mis lágrimas, pero a él parecía no importarle, porque cada vez me abrazaba con más fuerza.
—¿Te hizo daño? —preguntó, tomándome del cuello y recorriendo mi rostro con sus ojos.
Negué con la cabeza, y él suspiró de alivio. Pude ver sus nudillos sangrando, al igual que golpes en su mejilla.
—¿Por qué hiciste eso? —pregunté, refiriéndome a la pelea.
—Vi cuando te agarró del brazo y quiso subirte al cuarto, y tú le rogabas que no lo hiciera —dijo—, se te notaba asustada, y no pude evitar intervenir —se mordió la mejilla por dentro—, no quiero que nada malo te suceda.
Le sonreí, y quité sus manos de mi cuello para observarlas con atención. Estaban lastimadas, y al tocarlas, él lanzó un quejido.
—Déjame curarte —le dije, soltando sus manos.
—No es necesario —dijo, frunciendo la nariz y diciendo "no" con la cabeza.
—Dylan, me defendiste de Matt —dije, y le agradecí con la mirada—, es lo menos que puedo hacer.
—Claire —negó con la cabeza—, no te defendí para recibir algo a cambio. Simplemente lo hice porque no soporto que quieran lastimarte —su lengua se posó en su labio inferior—, me importas y mucho.
No pude evitar sonreírle. Dylan tenía su lado tierno, sólo que jamás lo demostraba. Detrás de ese ego enorme que tiene, tal vez hay un chico dulce que daría lo que fuera por verme bien. O al menos de eso quería convencerme mi subconsciente, que me decía a gritos "¡bésalo, bésalo!". "No", le respondía mi conciencia.
—¿Quieres que te acompañe a tu casa? —preguntó, y me di cuenta de que estuve mirándolo a los ojos todo este tiempo.
—Sí —respondí, esbozando una sonrisa con los labios juntos.
Dylan no había traído su moto, así que debimos caminar, cosa que no me molestó para nada. A pesar de que estaba oscuro, con Dylan me sentía segura. Le había avisado a Mike que iría a casa, y que un amigo me llevaría. Me hizo miles de preguntas, pero aún así confió en que estaría bien.
Cuando caminaba junto a Dylan, nuestros hombros chocaban, al igual que nuestras manos se morían por tomarse... bueno, tal vez sólo la mía.
Estuvimos hablando de muchas cosas que jamás creí poder hablar con él. Me dijo que quería ir a Yale el año entrante, después de su graduación. A pesar de que no lo aparentara, Dylan tenía muy buenas notas.
—No debes decírselo a nadie —dijo, sonriendo—, arruinaría mi reputación de "chico malo" —siguió, divertido y haciendo gestos de comillas con los dedos.
Me reí.
—Tu secreto está a salvo conmigo —le dije, guiñándole el ojo.
Después de unos minutos, él parecía preocupado e inquieto por algo. Nos habíamos quedado callados durante ese momento, y él fue el que se animó a hablar.
—Claire... —dijo, rascándose la nuca y tomándome de la mano para que me detuviera—, sobre la otra noche...
Estaba segura de que se refería a la noche en que me llevó en moto hasta su casa, donde me besó, y luego llegó Sarah.
—Está bien, Dylan —dije, como si no me interesara.
—No, no lo está —dijo, tomándome de las manos y mirándome directamente a los ojos—, te hice creer que eres una del montón, y no es así.
—Dylan...
—Claire —me interrumpió—, he sido un idiota contigo todo este tiempo, y no lo merecías —su mirada era tierna—. Eres diferente a las demás, y... —respiró hondo—, y no eres otra de mis conquistas. Te besé porque en serio quería hacerlo, en serio moría por probar tus labios.
Sentía mi corazón latir con fuerza en cada palabra que Dylan decía. No había momento con él en que no me pusiera nerviosa, y más que nada porque ahora ya conocía su lado tierno. No tenía idea de qué responderle, porque aún no le creía del todo.
—Está bien, Dylan —le dije, después de estar unos segundos callada. No quería seguir hablando sobre eso, así que agregué—: Quiero llegar a mi casa, vamos —y comencé a caminar.
Él pasó una mano por su cara, y luego la dirigió hasta su cabello. Asintió, y seguimos nuestro camino. Aunque ninguno de los dos dijo una palabra hasta llegar, por suerte, estábamos cerca. Sentía que me miraba de a ratos, pero cuando giraba mi cabeza para verlo, él desviaba la vista.
—Gracias por acompañarme —le dije, cuando ya había abierto la puerta de mi casa.
—Por nada —dijo, esbozando una sonrisa de lado.
Yo hice lo mismo, y vi de nuevo sus nudillos lastimados. No pude no hacer nada, así que le dije:
—Pasa —señalé con la cabeza la entrada—, voy a curarte eso —indiqué sus nudillos.
—No hace falta Claire —dijo, pero yo insistí.
Sabía que me pondría nerviosa estar con Dylan sola en mi casa, pero no podía saber que estaba lastimado por mí culpa y no hacer nada por él. Bueno, no por mi culpa, pero sí porque me había defendido.
Él se acomodó en uno de los sofás de la sala, y yo fui a buscar el botiquín con alcohol y gasas para curarlo. Dejé mi bolso en la mesada, al igual que su chaqueta, y tomé una venda para cubrirle la herida.
Me senté a su lado, y coloqué el botiquín sobre la mesita de centro que se encontraba enfrente de los sofás.
—Te va a doler —le advertí, agarrando su mano derecha sobre la mía.
—Me han pasado cosas peores —respondió, con una sonrisa despreocupada.
Dylan no dejaba de mirar mi mano que sostenía la suya con delicadeza, y después desviaba la vista hacia mi rostro. Quise hacer como que no me daba cuenta, pero terminé mirándolo yo también.
—Eres increíble, Claire —dijo, cuando estaba limpiando sus nudillos.
No le respondí, sólo sonreí aún mirando su mano. Ya estaba mejor, y había dejado de sangrar. Así que tomé la venda que se encontraba sobre la mesita, y comencé a enrollarla en sus nudillos. Ambos estábamos en silencio, pero no era para nada incómodo. Sólo se escuchaba mi respiración acelerada por tenerlo cerca, y su corazón latiendo rápidamente. Fue cuando me tomó del mentón para que lo mirara directamente a los ojos.
—Dame tu mano —dijo, agarrándola con delicadeza y colocándola sobre su corazón—, ¿lo sientes? —preguntó, refiriéndose a sus latidos rápidos—, jamás me había pasado esto con nadie. Jamás me había puesto nervioso estando con una chica. Pero creo que es imposible no estarlo, si me encuentro frente a la chica más hermosa en la faz de la tierra.

•••

Sinceramente, no me importaba quedar como un loco enamorado frente a Claire, porque en realidad, así era

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Sinceramente, no me importaba quedar como un loco enamorado frente a Claire, porque en realidad, así era. No podía mirarla y no pensar en todo lo que causaba en mí. No tengo idea de cuándo ni de cómo pasó, sólo podía pensar en lo loco que estaba por ella, y en todo lo que sentía en este preciso momento. No podía creer cómo me había enamorado en estos meses, algo que nadie jamás hizo. Sí, puedo ser un mujeriego, pero cuando en serio quiero a alguien, soy capaz de darlo todo por esa persona. Y esa persona era Claire.
Me arrepiento de haberla visto como una apuesta, porque no lo era. ¿Era posible querer solamente a una persona para sexo antes, y ahora ni siquiera querer imaginar un futuro sin ella? Sí, si se trata de Claire Schonfeld. Sinceramente, esa no era mi intención. No me acerqué a ella con intención de enamorarme, simplemente quería conquistar a la chica más difícil de la escuela que no caía rendida a mis pies. Pero en verdad, conocer mejor a Claire sólo te llevará a enamorarte de ella. Créeme cuando te digo, que es totalmente irresistible.
—Dylan yo... —susurró, sorprendida por lo que le había dicho, y sin saber qué decir.
—No digas nada —le murmuré, y me acerqué a sus labios para besarlos.
La tomé del cuello con mis manos, y fui aproximándome a ella, a tal punto de que nuestras piernas se tocaran. Sentía su respiración acelerada al tenerme tan cerca, y yo sentía los latidos rápidos de mi corazón al estar junto a ella.
A penas nuestros labios se rozaron, alguien abrió la puerta. Eso nos obligó a separarnos, a quitar mis manos del cuello de Claire, y ella rápidamente tomó las vendas como si aún me estuviera curando. Por suerte, Mike no se dio cuenta de que estaba a punto de besar a su hermana.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó serio, y miró a Claire, que soltó mi mano inmediatamente.
—Tuvo una pelea —se apuró a decir Claire—, y lo estoy curando.
Mike vino hacia mí encolerizado, y agarrándome fuerte del brazo para que me pusiera de pie, dijo:
—Aléjate de mi hermana.
Me levanté para hacerle frente, y aunque no quería golpear a mi amigo, si él lo hacía primero, no iba a quedarme sin hacer nada.
—¡Mike! —gritó Claire, que se levantó para apartarme de su hermano—, él me defendió.
Al escuchar sus palabras, Mike le clavó la mirada. Ella tragó saliva, y dijo:
—Matt quería obligarme a subir a su cuarto, y Dylan lo golpeó —suspiró—. No creas que fue otra cosa.
Mike volvió a mirarme con desconfianza, pero aún así le creyó.
—Perdóname amigo —dijo, levantando su mano con inocencia.
Asentí, y murmuré un "descuida" . Claire parecía aliviada.
—Gracias —le dije a ella, y señalé mis nudillos vendados—, nos vemos luego.
Ella afirmó con la cabeza, pero aparentaba desanimada. Creo que por fin, sabía lo que sentía por ella, y quizás ella también lo sentía por mí.
Nos despedimos en la puerta de su casa, donde le di un suave beso en la mejilla porque Mike nos estaba mirando. Ella me sonrió, nerviosa, y yo le devolví la sonrisa.
Esta mujer está volviéndome loco.

Estúpidamente Perfecto © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora